10 de agosto de 2013

EL TRAM DE CASTELLÓ



                                                     
             EL TRAM DE CASTELLÓ Y OTROS ACONTECERES

        Dice nuestro amigo Rebocato:

         Os envío un artículo sobre el TRAM (que no tren) que me ha remitido un amigo -d'aquí de tota la vida- (no como los foráneos de otras partes del orbe que nunca serán “de aquí de toda la vida” aunque moren y estén cuasi arraigados aquí, e intenten, aquí, integrarse a pesar de los hándicaps –Dios no lo quiera- que les puedan interponer algunos de los nativos de por aquí. Su gozo –el de aquellos- quedará en un pozo, debido a que cuando llegue aquí la limpieza étnica, de "res" les valdrá el haber aprendido la jeringonza –con perdón- de aquí, ya que con tirar, los de aquí, de apellidos de las listas electorales de los venidos, otrora, aquí y que intentan a duras penas quedarse aquí de por vida, estarán condenados a la hoguera –es un decir– o, en su defecto, al duro y cruel exilio, muy a su pesar y al de algunos autóctonos de aquí que los aprecien, que haberlos ahylos –parafraseando a la frase de las meigas–, se supone). 

     Habría que reivindicar la posibilidad de que se les brinde la oportunidad a esas gentes, venidas de allí a aquí, a que puedan cambiarse los apellidos por unos como más de "la terreta" (de aquí para los no bilingües) y que no tengan que tirar de la magnanimidad del zar Putín como ha tenido que hacer, recientemente, el pobre y famélico (es otro decir) actor francés Depardieu, o bien, pedir audiencia al nuevo Papa –no sabemos si también papá– Francisco I –Paco para los amigos– para llevar a buen puerto dicha reivindicación. 

     Sería como una limpieza de sangre pero al revés, es decir, renunciar a ser cristianoviejos, como la oportunidad que se les dio en su día –siglos XV y XVI, más o menos– a los posteriores marranos (judíos conversos que judaizaban, ya con apellido nuevo, de manera subrepticia, como por ejemplo: debajo de las arcadas de las bodegas de ciertas casas del pueblo de Almedíjar –un saludo a mi amigo Ramón, nato de allí y que vive aquí, aunque los fines de semana se va allí, a Almedijar), y a los moriscos –conversos musulmanes– que salieron, junto a aquellos arreando brisca de Almedijar –entre otros lugares– hacia el exilio. Como para que ahora nos vengan los ecuménicos y convivientes de boquilla –como si ellos hubieran estado allí en aquella época y lugar– con aquello de lo felices que eran cohabitando buenamente las gentes de las tres culturas y de las tres religiones monoteístas juntas. Decir que, los barrios en los pueblos, aldeas y ciudades estaban perfectamente delimitados y hasta los gustos gastronómicos –y no solo por lo de comer tocino y de beber vino en jarro sentados a la puerta de las casas para demostrar ser cristianoviejo de toda la vida– eran bien distintos: Los cristianos comían garbanzos, los judíos judías -no sé si pintas o blancas- y los moriscos, mayormente, alcuzcu; según dicen los escritos y el boca a oreja tradicional, que es más fiable y que se va actualizando de uno a otro

      De paso, gracias (sin ánimo de herir susceptibilidades) a aquellas diásporas –judíos en 1492 y moriscos en 1609– se evitó la posible balcanización –reseñar que aún no existía la ex Yugoslavia y su Tito– siglos después en la piel de toro. 

     Los judíos, no teniendo bastante con lo que disfrutaron aquí durante siglos, se llevaron las llaves de sus casas que ya, con el transcurrir de los siglos y de los sucesivos trasiegos, a través de los tiempos, de las herrumbrosas llaves de padres a hijos –imaginaos como se pondrían las manos con los trasvases–, las habrán vendido al peso, intuyo. Pensaban en volver –ilusos- "más temprano que tarde sin reposo" –gracias Silvio Rodriguez– para reclamar las casas. No cayeron en la cuenta de que el cerrajero local, que era cristiano –se ignora si converso o no–, se quedó en el pueblo tan ricamente para realizar la futura faena que se le avecinaba: el cambio de cerraduras para que los vecinos pseudocristianosviejos del "poble" se metieran en las casas de los expulsados, eso sí, asumiendo el pago de las contribuciones y diezmos pertinentes) sobre la historia pasada y "futura" de los medios de transporte público de carga humana de Castelló capital –léase los nacidos, residentes y visitantes– y de algunos pueblos adyacentes a ella.

    Lo de "futura" pu’que (es un decir) vaya para largo pues estas fiestas que me han obligado (no voy a decir quien o quienes) a viajar en plena luz del día hasta el centro histórico de Castellón capital, lo cual, tengo por norma hacerlo en las noches de viernes y/o sábado de jarana y a horas un tanto intempestivas con el fin de evitar encuentros fortuitos o fingidos (“cada que vez que el azar o el ascensor nos juntaba” –versus J. Sabina: “El joven aprendiz de pintor”-) y tener que confraternizar tanto con autóctonos de soca rel,  como con arrimados de otras partes afincados aquí, y entonces, a causa de los encuentros, se te va el tiempo confraternizando y se te olvida a que ibas al centro. 

       Pero nó, no me lo toméis como un esnobismo (recordando, nada que ver con aquellos parias de la Gran Bretaña que iban becados o de beneficencia a formarse a colegios de élite y a los que sus compañeros -niños bien- acabaron llamándoles snob -en plural-  por imitación de aquellos a las maneras, hablas y gestos de estos -recordad los artículos de El País “Diario de un snob” del "modesto" Paco Umbral –apellido judío- en los estertores del franquismo y primeros años de la nuestra, tan supervalorada, como super paradigmática, Transición –otro día hablaremos de los cuentos chinos y del “Si queremos que todo siga igual, es preciso que todo cambie” (El Gatopardo de Lampedusa) el motivo de evitar las salidas céntricas a plena luz del día es que si me encuentro con algún conocido lo normal es que me detenga (yo mismo, no la Benemérita)  y me ponga a charrar (discretamente en lo posible) y mi/s acompañante/s que se queda/n, juiciosamente, unos metros más adelante con el fin de que podamos hablar yo y el/los encontrado/s con intimidad (nada que ver con el catalán – dialecto según la Enciclopedia Álvarez- el que decía que hablaba el Aznar en la intimidad), resultando que si la conversación se alarga mi/s acompañante/s se larga/n y me deja/n con la plática y con los encontrados, lo que me acarrea daños colaterales –no quiero decir represalias- posteriores.

         Retomando el hilo de la visita al centro, sin nocturnidad ni alevosía, pues que va para largo lo del TRAM debido a que acontece que vi en los arrabales de la plaza Juez Borrull (aventajado chico afincado en Valencia capital –hay quien dice que era sanmatevano-, el cual fue, además de juez de diezmos, tercios diezmos y primicias, Secretario del Santo Oficio de la Inquisición, de ahí, supongo, su encomiable oposición a la abolición del Santo Oficio. El nombre de la plaza, dicen los de aquí, proviene por ser el juez “acumuladiezmos” propietario del Molí Roder, sito, en su tiempo, en los terrenos de la ahora mencionada plaza) un vallado para que no se caiga la gente y dentro de su perímetro se encuentran hallados y descubiertos los restos de un torreón (apuntar que el vallado es posterior al hallazgo) y de parte de la antigua muralla, con lo que se han paralizado las obras del TRAM en ese tramo, pretendiendo reiniciarlos después de las Fiestas Mayores, con lo cual no sé si tendremos ocasión de llegar a montar en el TRAM para ir al GRAO, lo mismo volamos antes en los aviones del aeropuerto de aquí, "el del abuelo".

         Resumiendo como leí, tiempo ha, en El Mediterráneo (para los de fuera no residentes aquí: Periódico local que pueden leer los de aquí de toda la vida y los residentes aquí venidos de fuera, aspirantes, con apellidos reconvertidos o nó, a ser “d'aquí de tota la vida”) tarda más un estudiante del Grau de Castelló –aunque no se pare en Carrefour a hacer la compra- en llegar, en transporte público, a la UJI (universidad de aquí) que un estudiante, que venga desde Valencia capital en tren a la misma UJI.

      PD 1.- "Rezad por el nuevo Vicario de Cristo en la Tierra" (Francisco I, no confundir con el Rey francés que atendía por el mismo nombre y al que Carlos I de aquí y V de allá, le dio una liza considerables la batalla de Pavía –ciudad italiana–. Una vez preso, el vencido rey, intercambio su libertad a cambio de que sus dos niños menores de diez años quedaran a buen recaudo en España en el castillo de Pedraza –Segovia–”) es lo primero que ha pedido en su primera salida al balcón como pastor del rebaño. Este hombre promete, es un tradicionalista, en su primera aparición pública como Pontífice ya está pidiendo.

         PD 2.- A los de aquí -“d'aquí de tota la vida”- gracias por vuestra paciencia con alguno de los de allí venidos y residentes aquí. Menuda cruz os ha caído, como la que tiene el nuevo Papa.

         Como diría el nuevo Santo Padre: Adiós boludos.

         HistoriasdeRebocato@Marzo 2013

No hay comentarios:

Publicar un comentario