EL TRAM DE CASTELLÓ Y OTROS ACONTECERES
Dice nuestro amigo Rebocato:
Os
envío un artículo sobre el TRAM (que no tren) que me ha remitido un amigo -d'aquí de tota la vida- (no como los foráneos de otras partes del orbe que nunca serán “de
aquí de toda la vida” aunque moren y estén cuasi arraigados aquí, e intenten, aquí, integrarse a pesar de los hándicaps –Dios no lo quiera- que les puedan
interponer algunos de los nativos de por aquí. Su gozo –el de aquellos- quedará
en un pozo, debido a que cuando llegue aquí la limpieza étnica, de "res" les
valdrá el haber aprendido la jeringonza –con perdón- de aquí, ya que con tirar, los de aquí, de
apellidos de las listas electorales de los venidos, otrora, aquí y que intentan
a duras penas quedarse aquí de por vida, estarán condenados a la hoguera –es un
decir– o, en su defecto, al duro y cruel exilio, muy a su pesar y al de algunos
autóctonos de aquí que los aprecien, que haberlos ahylos –parafraseando a la frase de las meigas–, se supone).
Habría que reivindicar la posibilidad
de que se les brinde la oportunidad a esas gentes, venidas de allí a aquí, a
que puedan cambiarse los apellidos por unos como más de "la terreta" (de aquí
para los no bilingües) y que no tengan que tirar de la magnanimidad del zar
Putín como ha tenido que hacer, recientemente, el pobre y famélico (es otro
decir) actor francés Depardieu, o bien, pedir audiencia al nuevo Papa –no sabemos si también
papá– Francisco I –Paco para los amigos– para llevar a buen puerto dicha
reivindicación.
Sería como una limpieza de sangre pero al revés, es decir,
renunciar a ser cristianoviejos, como la oportunidad que se les dio en su día –siglos XV y XVI, más o menos– a los posteriores marranos (judíos conversos que
judaizaban, ya con apellido nuevo, de manera subrepticia, como por ejemplo: debajo de las arcadas de las bodegas de ciertas casas del pueblo de Almedíjar –un saludo a mi amigo Ramón, nato de allí y que vive aquí, aunque los fines de semana se va allí, a Almedijar), y a los moriscos –conversos musulmanes– que salieron, junto a aquellos arreando brisca de
Almedijar –entre otros lugares– hacia el exilio. Como para que ahora nos vengan
los ecuménicos y convivientes de boquilla –como si ellos hubieran estado allí
en aquella época y lugar– con aquello de lo felices que eran cohabitando buenamente las
gentes de las tres culturas y de las tres religiones monoteístas juntas. Decir
que, los barrios en los pueblos, aldeas y ciudades estaban perfectamente
delimitados y hasta los gustos gastronómicos –y no solo por lo de comer tocino
y de beber vino en jarro sentados a la puerta de las casas para demostrar ser
cristianoviejo de toda la vida– eran bien distintos: Los cristianos comían garbanzos, los judíos judías -no sé si
pintas o blancas- y los moriscos, mayormente, alcuzcu; según
dicen los escritos y el boca a oreja tradicional, que es más fiable y que se va actualizando de uno a otro.
Los judíos, no teniendo bastante con lo que disfrutaron aquí durante siglos, se llevaron las llaves de sus casas que ya, con el transcurrir de los siglos y de los sucesivos trasiegos, a través de los tiempos, de las herrumbrosas llaves de padres a hijos –imaginaos como se pondrían las manos con los trasvases–, las habrán vendido al peso, intuyo. Pensaban en volver –ilusos- "más temprano que tarde sin reposo" –gracias Silvio Rodriguez– para reclamar las casas. No cayeron en la cuenta de que el cerrajero local, que era cristiano –se ignora si converso o no–, se quedó en el pueblo tan ricamente para realizar la futura faena que se le avecinaba: el cambio de cerraduras para que los vecinos pseudocristianosviejos del "poble" se metieran en las casas de los expulsados, eso sí, asumiendo el pago de las contribuciones y diezmos pertinentes) sobre la historia pasada y "futura" de los medios de transporte público de carga humana de Castelló capital –léase los nacidos, residentes y visitantes– y de algunos pueblos adyacentes a ella.
Lo
de "futura" pu’que (es un decir) vaya para largo pues estas fiestas que me han obligado (no voy
a decir quien o quienes) a viajar en plena luz del día hasta el centro
histórico de Castellón capital, lo cual, tengo por norma hacerlo en las noches de viernes y/o sábado de jarana y a horas un tanto intempestivas con el fin de evitar
encuentros fortuitos o fingidos (“cada que vez que el azar o el ascensor nos
juntaba” –versus J. Sabina: “El joven aprendiz de pintor”-) y tener que
confraternizar tanto con autóctonos de soca rel, como con arrimados de otras partes afincados
aquí, y entonces, a causa de los encuentros, se te va el tiempo
confraternizando y se te olvida a que ibas al centro.
Pero nó, no me lo toméis como un esnobismo (recordando, nada que ver con aquellos parias de la Gran Bretaña que iban becados o de beneficencia a formarse a colegios de élite y a los que sus compañeros -niños bien- acabaron llamándoles snob -en plural- por imitación de aquellos a las maneras, hablas y gestos de estos -recordad los artículos de El País “Diario de un snob” del "modesto" Paco Umbral –apellido judío- en los estertores del franquismo y primeros años de la nuestra, tan supervalorada, como super paradigmática, Transición –otro día hablaremos de los cuentos chinos y del “Si queremos que todo siga igual, es preciso que todo cambie” (El Gatopardo de Lampedusa) el motivo de evitar las salidas céntricas a plena luz del día es que si me encuentro con algún conocido lo normal es que me detenga (yo mismo, no la Benemérita) y me ponga a charrar (discretamente en lo posible) y mi/s acompañante/s que se queda/n, juiciosamente, unos metros más adelante con el fin de que podamos hablar yo y el/los encontrado/s con intimidad (nada que ver con el catalán – dialecto según la Enciclopedia Álvarez- el que decía que hablaba el Aznar en la intimidad), resultando que si la conversación se alarga mi/s acompañante/s se larga/n y me deja/n con la plática y con los encontrados, lo que me acarrea daños colaterales –no quiero decir represalias- posteriores.
Pero nó, no me lo toméis como un esnobismo (recordando, nada que ver con aquellos parias de la Gran Bretaña que iban becados o de beneficencia a formarse a colegios de élite y a los que sus compañeros -niños bien- acabaron llamándoles snob -en plural- por imitación de aquellos a las maneras, hablas y gestos de estos -recordad los artículos de El País “Diario de un snob” del "modesto" Paco Umbral –apellido judío- en los estertores del franquismo y primeros años de la nuestra, tan supervalorada, como super paradigmática, Transición –otro día hablaremos de los cuentos chinos y del “Si queremos que todo siga igual, es preciso que todo cambie” (El Gatopardo de Lampedusa) el motivo de evitar las salidas céntricas a plena luz del día es que si me encuentro con algún conocido lo normal es que me detenga (yo mismo, no la Benemérita) y me ponga a charrar (discretamente en lo posible) y mi/s acompañante/s que se queda/n, juiciosamente, unos metros más adelante con el fin de que podamos hablar yo y el/los encontrado/s con intimidad (nada que ver con el catalán – dialecto según la Enciclopedia Álvarez- el que decía que hablaba el Aznar en la intimidad), resultando que si la conversación se alarga mi/s acompañante/s se larga/n y me deja/n con la plática y con los encontrados, lo que me acarrea daños colaterales –no quiero decir represalias- posteriores.
Retomando el hilo de la visita al
centro, sin nocturnidad ni alevosía, pues que va para largo lo del TRAM debido a
que acontece que vi en los arrabales de la plaza Juez Borrull (aventajado chico afincado en Valencia
capital –hay quien dice que era sanmatevano-, el cual fue, además de juez de
diezmos, tercios diezmos y primicias, Secretario del Santo Oficio de la
Inquisición, de ahí, supongo, su encomiable oposición a la abolición del Santo
Oficio. El nombre de la plaza, dicen los de aquí, proviene por ser el juez
“acumuladiezmos” propietario del Molí Roder, sito,
en su tiempo, en los terrenos de la ahora mencionada plaza) un vallado para que no se caiga la gente y dentro de su perímetro
se encuentran hallados y descubiertos los restos de un torreón (apuntar que el
vallado es posterior al hallazgo) y de parte de la antigua muralla, con lo que
se han paralizado las obras del TRAM en ese tramo, pretendiendo reiniciarlos
después de las Fiestas Mayores, con lo cual no sé si tendremos ocasión de
llegar a montar en el TRAM para ir al GRAO, lo mismo volamos antes en los
aviones del aeropuerto de aquí, "el del abuelo".
Resumiendo como leí, tiempo ha, en El
Mediterráneo (para los de fuera no
residentes aquí: Periódico local que pueden leer los de aquí de toda la vida y
los residentes aquí venidos de fuera, aspirantes, con apellidos reconvertidos o
nó, a ser “d'aquí de tota la
vida”) tarda más un estudiante del Grau
de Castelló –aunque no se pare en Carrefour a hacer la compra- en llegar, en
transporte público, a la UJI (universidad de aquí) que un estudiante, que venga
desde Valencia capital en tren a la misma UJI.
PD 1.- "Rezad por el nuevo Vicario de
Cristo en la Tierra" (Francisco I, no confundir con el Rey francés que atendía por el mismo nombre y al que Carlos I de aquí y V de allá, le dio una liza considerables la batalla de Pavía –ciudad italiana–. Una vez preso, el vencido rey, intercambio su libertad a cambio de que sus dos niños menores de diez años quedaran a buen recaudo en España en el castillo de Pedraza –Segovia–”) es lo primero que ha pedido en su primera salida al
balcón como pastor del rebaño. Este hombre promete, es un tradicionalista, en su primera aparición
pública como Pontífice ya está pidiendo.
PD 2.- A los de aquí -“d'aquí de tota la vida”- gracias por vuestra
paciencia con alguno de los de allí venidos y residentes aquí. Menuda cruz os
ha caído, como la que tiene el nuevo Papa.
Como diría el nuevo Santo Padre: Adiós boludos.
HistoriasdeRebocato@Marzo 2013
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