4 de mayo de 2018

REBOCATO MANCILLADO

               

                     REBOCATO MANCILLADO


            Hola:

     Indicaros que hay una nueva entrada en el Blog de Rebocato que esta vez le ha tocado en suerte (nuestro amigo en las fechas del relato no tuvo mucha que digamos) la denominación de: “Rebocato mancillado”.

    La acción transcurre en la Barcelona de primeros de mayo de 1981 y Rebocato –que andaba por allí cencerreando por motivos laborales– tuvo que aguantar una penetración anal y un par de horas después ya entraba en el quirófano. Alguno estará pensando: normal, ya lo dice el refrán: “Donde tengas la olla, no metas la polla”.

             
 INTRODUCCIÓN:

   Han corrido ríos de sangre y tinta sobre lo acaecido en el levantamiento del dos de mayo de 1808 en Madrid, cuando las llanas gentes de esta capital (chulapos, chulapas y arrimados  –la potable Arrimadas aún no había entrado en la escena política–destripaterrones de los alrededores, entre otros) cargaron, cheira en ristre, contra las tropas francesas (temibles mamelucos incluidos) es decir, contra el invencible, en aquel entonces, ejercito napoleónico. Posiblemente, lo de invencible, aquellos irascibles atacantes, lo ignoraban o tal vez no.

    El cuadro de “La carga de los mamelucos en la Puerta del Sol”es, con el de “El tres de mayo”, uno de los cuadros mas representativos del pintor Francisco de Goya, con permiso del pintado anteriormente, por el mismo –¿pornográfico para aquella época y posteriores?– que lleva por titulo: “La maja desnuda”.

   Malas remembranzas le avienen a la cabeza a Rebocato cuando recuerda el primer (y único hasta el día de hoy) dos de mayo que pasó en la Ciudad Condal.

   Ese infausto día nuestro amigo sufrió una penetración anal y una hora después se encontraba ya sobre la mesa de operaciones en uno de los quirófanos de un gran hospital de la Seguridad Social de Barcelona.

   Nuestros lectores se preguntaran: “¿Y cómo se vio metido nuestro juicioso, comedido y nada lujurioso amigo en esos bretes?”. 

   Ahí va la historia:


UN 2 y 3 DE MAYO DE REBOCATO EN BARCELONA

  Cuando ocurrieron los hechos nuestro amigo se encontraba “laborando” (poca diferencia de esta palabra respecto con la de “labrando”, en lo que Rebocato acumulaba curriculum) en Barcelona, concretamente desde septiembre de 1980, a consecuencia de haber aprobado unas oposiciones en la empresa de telecomunicaciones en la que se encontraba desempeñando funciones (nada que ver con las fiestas mayores anuales de nuestro pueblo castellanoviejo, llamada "La Función") desde un 4 octubre de 1976 (paradojas de la vida: un cuatro de octubre es la fecha de nacimiento de su contraria). 

   A finales de julio de 1980, una vez finalizados los 6 meses de curso eliminatorio cursados en una escuela de su Empresa, llegó el día en que todos los opositores que lo superaron (al curso no a Rebocato, que también) eligieran plaza y a resultas de ello tuvo que decidir nuestro amigo, al igual que el resto de sus compañeros de promoción, el optar por una plaza en Barcelona capital, como destino laboral, y casi como única opción. Reseñar que como en aquellos años en Cataluña las empresas privadas pagaban a sus empleados bastante mejor que la empresa nacional (aún no era multinacional) donde laboraba Rebocato, pocos currantes residentes en esa Comunidad Autónoma osaban opositar a dicha Empresa, con lo cual, en la Cataluña de aquellos tiempos, la plantilla era poco duradera y mayoritariamente de gente opositora de paso. 

   Ya en los inicios de los años 80 del siglo pasado estando allí nuestro amigo (aunque no fue culpa suya) y con el fin de poder tener, la Empresa, una plantilla estable en Cataluña a consecuencia de que: la gente del resto de España opositaba, les trasladaban a Cataluña, sobre todo a Barcelona y, después, estas gentes, en cuanto tenían opción, pedían traslado a sus lugares de origen, quedando, de nuevo, aquellos lares catalanes con gentes opositoras nuevas venidas del resto del País, con lo cual nunca había una plantilla de empleados que arraigaran allí, ni con larga experiencia profesional acumulada, por supuesto. Excepto honrosas excepciones como sabe nuestro amigo Rebocato de dos compañeros y amigos suyos que casaron bien allí.

   Para poner término a esa situación, una vez que la compañía nacional de telecomunicaciones elevó los sueldos de los empleados de su plantilla, las personas residentes en Cataluña, echaron cuentas y empezaron a animarse a opositar para integrarse en la nómina de esa Empresa. 

   Con el fin de obtener la deseada plantilla estable se convocaron oposiciones en Cataluña, solo y exclusivamente. para personas residentes en esa Comunidad Autónoma. (¿Otro posible ataque a Catalunya?). 

 Una vez iniciado el proceso (no confundir con el actual Procés, que tan buen rollito está ocasionando en la convivencia de las gentes en Cataluña), al final se denunció la situación a nivel estatal y se retornó a las oposiciones con opciones para cualquier ciudadano del País, incluso a los que vivían dentro de Cataluña. Sin discriminación alguna, por supuesto. Esto si que, posiblemente, fue un “contrataque” en toda regla a Cataluña.

   La verdad es que Rebocato lo pasó estupendamente bien en Barcelona durante el año y medio que anduvo cencerreando por allí (salvo por lo ocurrido una madrugada y motivo de esta epístola). Pero, claro, cuando uno es joven, gana dinero y hay un abanico de opciones donde elegir –Pub´s, discotecas, etc.– para divertirse, ¿quién no lo pasa, al menos, medianamente bien?

   A nuestro amigo la cosa se le torció  el día 2 de mayo de 1981. Apenas habían transcurrido, en aquel entonces, dos meses desde el trauma que muchos españoles habían padecido en el famoso, e internacionalmente conocido como “23F”, con una de sus inconfundibles estrellas invitadas, el sin par teniente coronel de la Guardia Civil: don Antonio Tejero.

   Rememoremos, ya que, es una escena para la posteridad: el señor Tejero pistola en mano, cabeza calzada con tricornio (en algún país del norte de Europa se dijo, que era el típico tocado de la Guardia Civil para dar un golpe de Estado en España), subido a la tribuna de oradores del Congreso de Diputados de Madrid y voz en grito lanzando el famoso: “Quieto todo el mundo”; y, después, otra frase para la posteridad: “¡Se sienten, coño!”. 

    Excepto el teniente general Gutiérrez Mellado –de pie y delante de la primera fila de escaños, (el cual tuvo un posterior y memorable forcejeo con Tejero); el ya casi –entonces– expresidente Suárez y Santiago Carrillo (secretario general del PCE); el resto de los diputados, cuando Tejero dijo la orden de que todos se echaran al suelo, con tiros al techo del Congreso incluidos (por si quedaba alguna duda), los susodichos obedecieron ciegamente (posiblemente casi todos habrían hecho el Servicio Militar, en su día) y descabalgaron de sus escaños. Que espectáculo. 

    En fin, gracias a que una cámara siguió filmando, por el valor y sangre fría que demostró uno de sus operadores, el cual apagó el piloto rojo que avisaba de estar filmando y, además, bajó el contraste del monitor de la cámara para que no se viera nada –no nos engañemos, estaba jugándose la vida en esos momentos "históricos" y, a su vez, un tanto facciosos, con perdón de los plantígrados–, no pueden contarnos milongas. Todos lo vimos en la “tele”, y casi en directo, al día siguiente.




  Pie de foto.- Tejero y sus chicos en acción. "El Guti"  (no nos referimos al centrocampista del Madrizz)  los brazos en jarra.




   Pie de foto.- A finales de noviembre de 2010 en un Clásico jugado en el Camp Nou, en el que el Barça le endosó un 5-0 al Real Madrid, Piqué emuló (guardando las distancias, claro) a Tejero: helo ahí, sonriente para la posteridad. 
   La foto no engaña, aunque se equivocó de mano. En fin, nadie es perfecto.

   Pero dejémonos de pasadas, y pesadas, historias, las cuales, en este país, por “H” o por “B”, nunca nos faltan  (actualmente, “acaba” un conflicto territorial –más de 850 muertos de vellón, casi 80 secuestros y más de 6.300 heridos, más las tropecientas familias destrozadas de por vida y todo por aquello de: “hacer Patria”– y, guardando las distancias, ya tenemos otro en “ciernes”) y sigamos con la penetración anal (aún no sabemos si consentida) de nuestro amigo Rebocato en la Barcelona de casi mediado el año 1981, cuando aún faltaban 5 años para la publicación de la magnifica novela que lleva por título: “La ciudad de los prodigios” del escritor catalán Eduardo Mendoza, en la cual, el autor, plasma con gran maestría y sensatez el progreso de la ciutat (sic) de Barcelona en el intervalo de tiempo transcurrido, desde el año 1888 hasta 1929, cuando se celebraron, en dicha ciudad, las dos Exposiciones Universales en esos dos mencionados años. No hemos podido evitarlo, Eduardo de Mendoza, el que, años atrás, mucho antes del inicio del Procés, en una entrevista de El País dijo, más o menos, aquello de: “La diferencia entre Madrid y Barcelona es que, si entras en un bar en Madrid, sabes en que idioma te van a hablar”, es decir, prácticamente ninguna, daba a entender el hombre. Hemos convivido durante siglos, aunque haya sido a base de chistes, con guerras de por medio, claro, pero con muchos españoles y muchos catalanes, mezclados y tomando partido por uno u otro de los dos equivocados bandos, y no nos referimos a los del exalcalde Enrique Tierno Galván (el viejo profesor, y el viejo problema para algunos dirigentes del PSOE del aquel  entonces, cuando Rebocato, dentro de un vagón del Metro de Madrizzz en unas navidades, vio una pintada, hecha con rotulador que rezaba: “Estas navidades compra el turrón duro, porque del Tierno estarás hasta las narices” y no estaba firmada por FN –Fuerza Nueva, el notorio partido político de extrema derecha, del notario don Blas Piñar, el que decía que sus muchachos abrecabezas, la de Rebocato incluida, y mortales apuñaladores, no eran violentos, sino viriles–) precisamente, era de los amigos de la “A” –no la ultraderechista triple "A"– rodeada de un círculo, los que se quitaron, ellos solitos, de la circulación política y sindical en la Transición, por no querer entrar en el juego de la “Democracia Burguesa”. Él Tierno –que en Gloria esté– se definía así mismo como agnóstico, la clásica salida del personaje público que siendo ateo se queda en medio por el que dirán, barruntamos.

   Pero como decía el otro: “y vuelta la burra al trigo”. Volvamos al grano de la historia. Prosigamos:


      LA IMPERIAL TARRACO, PAJARITOS Y MARCIANOS:

    Rebocato, después de laborar en jornada continua mañanera, en la tarde del jueves 30 de abril de 1981, comió y se subió a un tren en la estación de Sant de Barcelona y se dirigió a la ciudad de Tarragona donde vivía su hermana nº 3 desde mediados de los años 60 del siglo pasado. 

   En la  Tarraco Imperial estuvo nuestro amigo hasta el siguiente sábado por la tarde. Allí disfrutó de la compañía  de su familia, sobre todo de la de su sobrino preferido –hijo mayor de su 3ª hermana, aunque, dicho sea de paso, por aquello de lo protervos que resultan los celos, nuestro amigo quiere por igual a todos sus 28 sobrinos (sin contar a sus 30 sobrinos nietos, hijos de aquellos). Mención especial a su sobrino ahijado,  hijo mayor del hermano menor (el nº 13 e hijo menor de nuestro labriego castellanoviejo) de Rebocato.

   Ese sábado de marras (2 de mayo por la tarde), nuestro amigo retornó en tren a la Ciudad de los Prodigios. Al día siguiente tenia guardia en el Centro de Control de una central de telecomunicaciones. Rebocato, ya en el tren de regreso a Barna, iba notando un dolor sordo en el lado derecho del abdomen de su cuerpo serrano. 

   Apuntar que antes de llegar al piso de alquiler –el cual compartía con otros tres compañeros de trabajo, aunque cada uno laboraba en centros de trabajo diferentes– cenó un bocata en un bar cercano, y ya recogido en su morada se encontró con el único compartidor de piso que se quedo allí en ese puente. El afortunado era de Sevilla y nuestro amigo pegó un rato la hebra con él. Después, sobre las 23h., se acostó, quedándose el compañero del sur viendo la televisión, más majo que un San Luis y sin dar guerra alguna.  

   Mientras tanto, ese año, se avecinaba algo casi peor que el golpe de estado a resultas de que una quinta extremeña de Rebocato, que atendía/ atiende al nombre de Maricarmen, con acordeón en mano, se disponía, con la canción: “El baile de los pajaritos”, a amenizar ese verano y los venideros (hasta el Juicio Final si hubiera dependido de ella) el total de verbenas y fiestas locales de todos los rincones del País, sin que las autoridades políticas y locales hicieran nada al respecto para evitarlo, y sin que se interpusiera  denuncia alguna por parte de nadie, ni tan siquiera ante el tribunal de La Haya. Fueron unos veranos atroces. Todo el mundo, en las fiestas mayores y/o menores de su pueblo, aldea, villa, pedanía o ciudad dormitorio, haciendo el tonto en la plaza mayor bailando los pajaritos. Como lo pasábamos de bien. 

   Allá donde fueras no escapabas de la tostonera y lúdica canción. Pasados unos años la matraca persistía, de tal forma que, debió de inspirar al director de cine Tim Burtom para utilizar, como arma de destrucción masiva en su película “Mars attacks!” (1996), la canción “Indian love Call”, con la que se lograba derrotar a los vacilones y crueles marcianos invasores del planeta Tierra, debido a que, al oír dichos conquistadores, la canción mencionada (no la del acordeón, sino la otra en inglés) el cerebro les estallaba, cosa que no ocurría al personal de este País en las fiestas populares con “El baile de los pajaritos” debido –al sentir de Rebocato– a que cuando sonaba esa canción las gentes en fiestas estaban –aparte de protegidos por el Patrón o Patrona de la fiesta de turno– ahítos, mayormente, de alcohol, es decir, hasta las cejas; o en su defecto, que al mover los bailantes los brazos doblados imitando a los pajaritos eso sería otro antídoto para evitar la explosión del cerebro, pero no así las posibles secuelas posteriores que originó en las cabezas de algunos de los bailongos celebrantes. 


      EL INGRESO: 

   Una vez acostado con su acompañante dolor sordo en la parte derecha bajera de su abdomen, quedose nuestro amigo rápidamente en los brazos de Morfeo, pero sobre las 23:30h. se despertó violentamente a causa de que su dolor se había acrecentado notoriamente y sin estar ante notario alguno. Por lo tanto se levantó de la cama y se dirigió al comedor de la vivienda donde se encontraba, aún, su amigo el sevillano de Sevilla, acabando de ver la película de turno. Menos mal que no era de porno. 

   Rebocato le explico su situación y su amigo le aconsejó de ir a Urgencias, para lo cual, ni corto ni perezoso –el sevillano– tiró de teléfono y demandó un taxi. Rebocato, acto seguido, se vistió con ropa de calle y ambos moradores bajaron a la puerta del portal de la vivienda a esperar al transporte. 

    Llegado el taxi, se montaron en él y el taxista les dijo que adonde les llevaba, a lo cual el amigo de Rebocato le contestó que a alguna clínica privada de las concertadas por la Empresa donde ellos trabajaban. 

    Rebocato, a pesar de su dolor, tirando de lucidez, apuntó que mejor que les llevase al hospital más grande de los que dispusiera la Seguridad Social en Barcelona, el cual resultó ser el denominado Hospital Príncipes de España, Ciudad Sanitaria de Bellvitge  y, actualmente, bajo el influjo del “Instituto Catalán de la Salud” y rebautizado: “Bellvitge Hospital Universitari” (con la “o” en castellano cerrando comillas). 

PD.- Una de las dudas que actualmente le asaltan a Rebocato es que, si en caso de pedir a la Sanidad Pública de Cataluña su historial sanitario, si tendría que hacerlo en el idioma catalán y que, en su caso, si llegarían a facilitárselo. Estas incertidumbres le asaltan actualmente debido a que, años después, en agosto de 1996 se rompió un brazo en un partido de futbol, de solteros contra casados, celebrado en nuestro pueblo castellanoviejo y cuando regresó, días después a la Comunidad Valenciana, tuvo problemas para que le quitaran la escayola. Menos mal que el ATS de la Empresa, donde laboraba nuestro amigo, se lo curró para que le desprendieran el yeso del brazo del lesionado durante el lance del partido futbolero mesetario.


       LA PENETRACIÓN:

   Una vez en el hospital, ya dentro de la zona de Urgencias, mientras su amigo sevillano proporcionaba los datos del ingresado en recepción, a Rebocato le ordenaron que se echara sobre una camilla; le hicieron varias preguntas; le extrajeron sangre para la analítica; le tomaron muestras de orina y después, aún montado en la camilla, le aparcaron en una habitación en el mismo área de urgencias. El dolor persistía en su costado derecho cada vez con más intensidad (cual pertinaz sequía propia del Régimen anterior y a la que el Dictador culpaba de las malas cosechas mesetarias, aparte de lo que aportaban en contra del Régimen los sucios contubernios judeo-masónicos de los opositores políticos).

   Entonces empezaron a entrar, en la habitación del paciente enfermo, de uno en uno, hasta 5 o 6 médicos jóvenes a auscultarle y a freírle a preguntas. Esto lejos de calmar a nuestro amigo contribuyó a acrecentar su estado de ánimo a la baja, ya que, pensaba que eran médicos noveles, y que tendrían la misma experiencia que él de guardia estando solo (aunque acompañado de un mecánico) dentro de una central de telecomunicaciones de multiselectores de barras cruzadas, como así era en la realidad en ambas situaciones profesionales tan dispares.

   Una vez pasados los 5 o 6 médicos (como hemos anotado entraban y salían de uno en uno), aparecieron, y sin llamar a la puerta, todos juntos en tropel en la habitación de nuestro amigo ,acompañados de otro galeno de mediana edad, lo cual le reconfortó y calmó un tanto a Rebocato, más que nada por lo del reciente aparecido supuesto médico con experiencia.

   Nuevos auscultamíentos –esta vez llevados a cabo por el doctor de más edad– y tocamientos en el área torácica y abdominal del paciente, ya no tan paciente a esas alturas, y entonces ocurrió:

   El doctor más maduro, y en teoría el mas experto en esas lides, se calzó en su mano derecha un guante de látex (ignoramos si lubrificado de antemano) y le dijo a Rebocato que se pusiera en posición “decúbito supino lateral” con el fin de hacerle un tacto rectal. 

   En ese momento a nuestro amigo le dieron las siete cosas, quedándose petrificado. No tuvo fuerzas para salir corriendo de la habitación y sentía como el ano se le cerraba por completo. 

    Jamás en su vida había sido penetrado analmente (no lo jura por Dios debido a que actualmente es ateo. de momento), excepto por los antiguos supositorios que le introducía su madre cuando era niño por prescripción facultativa, aunque, bueno, en este caso de ingreso en Urgencias también existía la prescripción, claro. Pero, una madre es una madre y un galeno –por mucha carrera y especialidades que tenga a sus espaldas, juramento de Hipócrates incluido y, a su vez, adornado con bata blanca– siempre será un extraño para ejercer esas intimidades en el trasero de uno, por muy paciente y paciente que sea este en su lecho de dolor.

   Pero ante las dolencias que no cesaban en el interior de su cuerpo y que, incluso, iban “in crescendo”, nuestro amigo le echó bemoles a la situación y trató de relajarse un tanto, por lo cual , adoptó la posición que le sugirió el doctor y se preparó para recibir, dentro de él, el dedo índice de un desconocido, y con el hándicap añadido de tener a su espalda un auditorio de 5 o 6 mirones/ aprendices y, a su vez, expectantes. Menos mal que no apareció, también, la señora de la limpieza (con todos nuestros respetos para tan noble profesión, que, dicho sea de paso, a pocos/as gustará de ejercer, barruntamos).

   Durante el tiempo efímero (no nos referimos al insecto cachipolla que, el pobre, vive unas 24 horas, caso de que no nos lo maten antes) que duró la exploración rectal, nuestro amigo andaba meditando: “Anda que… como los 5 o 6 principiantes tengan que practicar el tacto rectal conmigo, me dejan el culo como un bebedero de patos, como se decía en nuestro pueblo castellanoviejo”.

   Menos mal que solo “violó” el práctico.

  Como Rebocato soltó un leve quejido en el momento del acto de penetración, cuando el doctor sacó su dedo de salva sea la parte donde, según nuestro amigo, no debía haberlo metido nunca, preguntó a Rebocato –este ya tumbado boca arriba–:

     –¿Te ha dolido mucho?

   Y Rebocato:
     –Menos de lo que me he quejado.

   Y el doctor:
     –¿Cabrón! (sic) Quéjate solo lo que te duela.

   Y Rebocato para sus adentros:
   –No sé si en el caso de haberme ido a urgencias de la clínica privada concertada, se hubiera atrevido, el del tacto rectal, no ya a meterme el dedo, sino a largarme este piropo, aunque haya sido en plan de compadreo.

   El doctor, acto seguido, se quitó el guante se lavó las manos y le dijo a Rebocato:
    –Te vamos a operar de apendicitis abscedada. ¿Tienes en la sala de espera a algún familiar?

   Y Rebocato:
   –Mi familia está en Madrid, no obstante, tengo una hermana más cercana ya que reside en la capital de provincia de más abajo de esta, geográficamente hablando. Pero, doctor, proceda, haga lo que crea que tenga que hacer, ya hay confianza entre usted y yo.

  Dicho sea de paso, el recién penetrado con nocturnidad –ignoramos si también con alevosía–, entre pitos y flautas, estaba que rabiaba de dolor, en esos momentos incluso más intensos que antes.

   En definitiva, el trasero de nuestro amigo se estrenó, o perdió su inocencia –si obviamos los supositorios de antaño– esa aciaga noche del 2 al 3 de mayo de 1981. Y pensaba: "Si salgo de esta con vida, ¿cómo le explico la mancillación que acabo de sufrir en mis adentros –físicos y morales– a mi chica?.

   Los 5 o 6 médicos (+1 experto) salieron de la habitación y uno de ellos avisó al sevillano amigo del enculado. Aquel, una vez en la habitación, aparentaba estar muchísimo más asustado y nervioso que el mismisimo Rebocato después de su reciente experiencia.  No obstante, indagó a este que si llamaba a Tarragona a su hermana, a lo que le contestó aquel que a esas horas (ya eran alrededor de las 02h. de la madrugada) no llamara, debido a que su cuñado se encontraba trabajando. Que tratara de mantener la calma y contactar  sobre las 07h.. 

   Craso error, porque como le dijo, a la tarde siguiente, su cuñado al operado, si hubieran avisado de madrugada, él hubiera salido, ipso facto, del trabajo; y de la otra forma, al llegar a casa y sin haber dormido, tuvieron que salir, hermana de Rebocato y él, arreando brisca hacia el hospital de Bellvitge. 

   Rebocato, que tenia guardia esa misma mañana a partir de las 07:00h. –como hemos dicho anteriormente, en un centro de control– recordó a su compañero (de piso, no saquemos falsas conclusiones después de lo del dedo índice enfundado en guante de látex, y posiblemente sin lubricar e introducido en salva sea la parte) que llamara al centro de control para comunicar que, por razones obvias, no podría hacer acto de presencia en el puesto de trabajo.

   Acto seguido entró un celador en la habitación, maniobró la camilla de ruedas y se llevó en ella a nuestro doliente amigo hacia el área de quirófanos.

   La camilla, con nuestro amigo a bardo, cruzó, rauda y veloz,  unos cuantos quirófanos, llego al que le tocó en suerte y, una vez allí, le transpusieron desde la camilla rodante a la mesa fija de operaciones. Se  encendieron los focos y con gesto rumboso hizo acto de presencia el médico anestesista. Rebocato pensó, en aquel entonces: “Bien, debe de ser la hora de cierre de pub´s y discotecas, y para tomar la penúltima copa, el Drugstorede de la calle Fuencarral  (cercano a la Glorieta de Bilbao) de Madrid se me antoja un tanto a tras mano”.

  Rebocato, ya sobre la mesa de operaciones, contemporizando para ser abierto en canal, pensaba: ¡Jo, que noche!. El mismo titulo que llevaría –en su estreno, 4 años después– la magnifica película de comedia negra del director Martín Scorsese. 


  A Rebocato que no le vengan con el asunto patriótico de las grandes gestas imperiales de los días 2 y 3 mayo de 1808 en Madrid. Posiblemente fueran muy patrióticas y ejemplares (no para los franceses), pero él, justo  173 años después, también sufrió lo suyo y sin arma alguna con la que defenderse del potencial enemigo sanitario en la "Ciudad de los Prodigios".


         HistoriasdeRebocato@mayo-2018