11 de julio de 2018

REBOCATO ECOLOGISTA



                    REBOCATO ECOLOGISTA


      INTRODUCIÓN:

     A la paz de Dios (lo siento por los no creyentes): 

   Ahora que, ya hay que pagar hasta por las bolsas de plástico en todos los establecimientos comerciales, y cuando se nos antojan un tanto lejanos los tiempos aquellos cuando Rebocato era un zagal, aunque nunca llegó a ejercer de “pastor” (nuestro labriego castellanoviejo se quitó las ovejas de encima cuando nuestro amigo tendría unos 7 u 8 años), ni de “refajo que usan las lugareñas” (a Dios gracias, menudo castigo para él ejercer  de ello, según quien lo llevara, claro– pero es otra acepción del DRAE sobre “zagal” y hay que procurar dejarlo todo entendible para evitar posibles befas posteriores de alguno de los imprudentes lectores del Blog). En fin, antes de que se nos vaya el santo al Cielo y que, los que estén leyendo esta misiva se le trastoque, a causa de ello, la quijotera, decir que, hay una nueva entrada en el Blog de nuestro amigo Rebocato que lleva por titulo: “Rebocato ecologista”. 

   ¿Ecologismo? En nuestro pueblo castellanoviejo, antaño, todo el mundo era ecologista, apenas existían los plásticos en hogar alguno, quizás algún que otro barreño que sustituía al clásico balde de cinc de toda la vida, en el cual, de niño, se bañaba Rebocato los domingos por la mañana con sus hermanos anterior y posterior, y de uno en uno, antes de ir a la misa pequeña. 

     Lo mas parecido a plástico que se veía en aquel entonces, eran los sacos de anjeo y de Nitrato de Chile con su contenido para abonar las tierras de labranza.

   Todo se reciclaba en el corral. Prácticamente todo era biodegradable

      Con Dios.  


REBOCATO ECOLOGISTA

  En una provincia norteña del Este Mediterráneo valenciano español, tiene un compañero Rebocato con el que comparte –junto al resto del "grupo" de compañeros andantes, el cual lleva por título: “Caminante no hay camino”– todos los martes mañaneros (desde octubre a junio, ambos inclusive, de 08:ooh a 15:ooh.) la roturación, a base de zapatilla, de senderos montaraces que pululan a lo largo y ancho de la segunda provincia (la primera es Santander –ahora Cantábria, y otrora la salida natural al mar de Castilla La Vieja–) más montañosa de toda España. 

    De dicho compañero, nuestro amigo aspira a ser su amigo, a pesar del hándicap, o barrera, que supone –las menos de las veces– el idioma, es decir, el amigo que quiere añadir a su lista de amigos nuestro amigo (aunque en realidad, dicen que, uno no elige a sus amigos, los amigos son los que eligen a uno), tiene la suerte, y preeminencia, de ser bilingüe, ello es debido a que habla también su lengua materna propia de esa terreta,  además –y muy bien por cierto– de la lengua castellana, antaño imperial. 

    Este compañero de Rebocato atiende por un nombre cuyas iniciales son J.V., nada que ver con JB, y menos mal, porque a Rebocato cuando hace unos 25 dejó de beber cubatas de güisqui and Coca-cola, y de todo tipo, nunca le llegó a gustar el whisky JB. Quizás por esto, si las iniciales del mencionado compañero fueran JB en lugar de JV, posiblemente nuestro amigo no hubiera aspirado a tratar de ser amigo de este compañero andante bilingüe. Ahora bien, si eliminamos el segundo nombre –del nombre compuesto– de JV, y añadimos la inicial de su primer apellido si que sería J.B. Pero no lo haremos, para no enemistarnos con Rebocato.

   Hace unos días el compañero bilingüe de Rebocato le envió a este un correo electrónico en el que le daba un consejo ecológico en bilingüe:

“CADA VEZ QUE VAYAS A LA PLAYA,RECOGE 3 OBJETOS DE PLASTICO”. 

Ara que comença la temporada de platja, estaria bé que, a banda de queixar-mos, mos implicarem en una tasca tant senzilla i tan barata com la que ens proposa este video.

         
Animeu-vos !!

https://www.facebook.com/NewsnerEspanol/videos/1868088866606014/UzpfSTEwMDAwMzE1MDAxMTQ2MzoxNjc0NDc0NDU2MDAwODcy/


    Lo cual traducido al Cristiano dice, más o menos:

   Ahora que comienza la temporada en la playa, estaría bien que, además de quejarnos, nos implicáramos en una tarea tan simple y tan barata como nos enseña este video. 

         ¡Animaos!


   Pie de foto.-  Las tres piezas de plástico a reciclar.


   Rebocato contestó a su compañero y aspirante a amigo de marras:

   
            Hola, J.V.:

  ¿Tienen que ser los tres objetos (Bolsa + vaso + botella) diferentes? ¿Sirve que sean los tres iguales? ¿o que sean 2+1?
Tú, ya nunca podrás pasear tranquilo por la playa porque  si te dejas algo de plástico sin recoger y tus conocidos nos percatamos de ello quedarás en evidencia.
   Cuando paseamos por la playa mi mujer y yo, hasta en invierno si ella ve alguna botella de cristal la recoge.  

   Saludos.



   Rebocato, a la mañana siguiente como tantas otras, se fue a pasear con su contraria por la playa. Él iba, ojo avizor, mirando al suelo por si veía objetos de plástico abandonados y recogerlos con el fin –siguiendo el consejo de su compañero– de defender la naturaleza y preservar el medio ambiente. 

   Nuestro amigo andaba deseoso de encontrar los tres objetos y de esa manera volver cuanto antes a casa ya que el sol comenzaba a calentar en demasía. 

   Andados ya un par de kilómetros, sin rastro de objeto alguno que reciclar, Rebocato vio a lo lejos una bolsa de plástico, mecida mansamente por las olas en la misma orilla del mar. Apresuró la marcha y ante las quejas de su compañera que no entendía a cuento de que venia el repentino acelerón, tuvo, nuestro amigo, que explicarle el motivo de las tres potenciales piezas abandonadas a recobrar. 

   Ella que suele recoger –sobre todo en invierno en que la playa está mas dejada de la mano de Dios– alguna que otra botella de cristal abandonada a su suerte en la propia playa, le dijo que dejara de hacer el canelo, y que las brigadas de limpieza madrugaban para dejarlo todo impoluto, en temporada de baños veraniegos, claro. No obstante nuestro amigo al llegar a la altura de la bolsa la recogió y observó que llevaba el anagrama de Mercadona. (Perdón por la publicidad).

   Más adelante hizo acopio de un vaso de plástico que estaba aplastado y semienterrado en la arena (la maquina de limpieza playera pasaría por encima de él –del vaso, no de Rebocato– y lo dejaría en dicho estado) y lo introdujo en la bolsa. Ya solo le faltaba la botella de plástico para completar el trío demandado en el correo de su compañero J.V. 

   Siguieron andando hasta que su mujer se encontró con una andante –conocida suya– con la que se paró con la intención de pegar la hebra un rato con ella. 

   Rebocato no se detuvo (no conocía a la conocida de su pareja) y, aunque aminoró el paso, siguió caminando. Unos 20 metros más adelante vio a dos niños y una niña que jugaban con la arena al borde del agua, mientras, sus supuestas madres estaban sentadas paralelas a ellos, unos metros atrás tierra adentro en sus toallas tendidas sobre la arena. 

  Uno de los niños bebía agua de una pequeña botella de plástico (obviemos la marca comercial), el paseante se detuvo a observarles unos pasos antes de llegar a su altura. El niño pasó la botella a la niña y esta dio un par de tragos y se la ofreció al otro niño el cual rechazó la botella que ya se encontraba casi vacía. 

   Nuestro amigo pensó: “Esta es la mía, voy a esperar a ver si tiran la botella, la meto en la bolsa y hago pleno”. Volvió la vista atrás –no sin cierto regomello ya que, en ese momento se acordó de lo que decía, a veces, nuestro labriego castellanoviejo cuando era pequeño (Rebocato, no nuestro labriego que en altura también): “El labrador que arando vuelve la vista atrás no es apto para el Reino de los Cielos”– para comprobar si su contraria continuaba la cháchara con la conocida de ella de marras. Le pareció que la conversación, a dos bandas, seguía fluyendo entre ambas, y por lo tanto tornó a observar a los niños, y la niña no tiraba la botella, resultando que, al final, una de las presuntas madres de aquellos se levantó de la toalla y, mirando de reojo a Rebocato, se dirigió hasta donde se encontraban los niños.

   En esa situación nuestro amigo se sintió un tanto violento porque pensaba que lo mismo las madres le estaban tachando de pederasta o secuestra niños (cual antiguo sacamantecas u hombre del saco), por lo tanto volvió sobre sus pasos y al llegar junto a su mujer, esta y la conocida se despidieron y la heterosexual pareja retomó de nuevo el paseo bordeando el agua de la mar salada.

  Cuando llegaron a la altura de los niños y sus madres, Rebocato cogió del talle a su mujer para que las madres de los niños vieran que era un hombre heterosexual y felizmente emparejado, fuera de toda sospecha.

  Mas adelante, la pareja de andantes se encontró con una aplastada lata de cerveza vacía y su contraria le indicó a Rebocato que la reciclara en la bolsa, a lo que él contestó que las latas no aparecían reflejadas en el correo de limpieza playera que le envió su compañero de veredas, y que él estaba buscando una botella de plástico para completar el trío de objetos a limpiar en la playa y que no pensaba saltarse el protocolo. La mujer le dijo: ¿Pero, estás tonto o qué?. Acto seguido, ella agachándose recogió la lata y la metió en la bolsa que portaba su "santo", al menos de apellido. (esta observación es para iniciados).

   Rebocato ya estaba un tanto harto del paseo y pensaba que no iba a encontrar botella alguna para completar su noble misión. Al llegar a un espigón de la playa donde tornarían sobre sus pasos con el fin de regresar a casa, observó al lado de las rocas del espigón un preservativo anudado, lo que venia a demostrar que estaba usado. Entonces nuestro amigo le dijo a su “santa” que reciclara el preservativo (no iba  ser este menos que la lata). Ella, con una simple mirada, le fulminó dándole a entender que mejor estaba calladito (es lo que tiene la convivencia en pareja a lo largo de tantos años emparejados, que acabas entendiéndote perfectamente sin necesidad de decir palabra alguna). Rebocato hizo ademán de recogerlo pero la fémina le soltó: “Como toques eso a mi no me tocas ni con guantes en un lustro”. El preservativo se quedó allí tan campante, con el fluido en su interior, ejerciendo la dualidad de contaminador, tanto biológica como estéticamente.

   ¡Pardiez! Nunca llegó a imaginarse Rebocato que, esto del ecologismo, fuera tan complicado de poner en práctica. Luego dirán que residir cerca de la playa y tratar de ayudar al prójimo –aunque que sea de forma indirecta– es bonito y gratificante, respectivamente.

   En el trayecto de regreso a casa, Rebocato depositó la bolsa en el contenedor adecuado de reciclaje.


PD.- "Gràcies amic josep viçent per inspirarme les muses, que no les musaranyes. Una abraçada".


          HistoriasdeRebocato@julio-2018