15 de febrero de 2019

REBOCATO Y LOS LINCES

   

             
                  REBOCATO Y LOS LINCES


      Mensaje enviado por correo electrónico a los lectores de este Blog:

    Muy “buenas” (tirando de discriminación positiva y tratando de obviar a los “buenos” –sexo fuerte, ¿dicen?– y de esa manera damos protagonismo a las “buenas” –el mal llamado sexo débil–, caso de que ello no se interprete como machismo puro y duro):

   Al igual que el Pedro Sánchez, voy a ser “breve” (o eso nos barruntó por la cabeza con su acceso, el 1 de junio de 2018, a la Presidencia de Gobierno –por su ganada moción de censura contra el Mariano Rajoy– y, posteriormente, quedarse, el Sánchez) sin el apoyo de mayoría absoluta para la aprobación de Presupuestos Generales el 13 de febrero 2019. 
    Pero mejor dejemos a un lado la “Política” con el fin de comunicaros que hay una nueva entrada (un tanto con retraso, ella, debido a que esto de escribir es casi tan aburrido, tal cual, pueden comprobarlo los osados lectores que osen –valga la redundancia, pero el que avisa no es traidor– leerlas, y mucho más difícil, se me antoja que, les resultará el digerirlas) que lleva por título: “Rebocato y los linces”. 
   Resumiendo, reminiscencias gatunas (nada de Madrid) de su viaje en octubre pasado a la provincia de Huelva.

       Besos.




     LOS LINCES:

   Durante su viaje para visitar la bonita provincia de Huelva la ilusión principal de Rebocato era la de poder ver linces ibéricos en libertad. No obstante, notaba un cierto regomello interior, cuando avistaba las señales de trafico triangulares con el ciervo representado dentro de ellas y un cartelito debajo que, por ejemplo, rezaba: “Linces en 1Km”., debido a que podía dejar despanzurrado en la cuneta a alguno de ellos (lince, ciervo o a ambos). 





Pie de foto.- Señal de tráfico –con ciervo rampante– avisando del paso de linces. A la vista de ella, Rebocato barruntaba que, la señal, era para avisar de que salten bien lejos los ciervos con el fin de que no destripen con sus pezuñas a los linces.


   
Resultando que, en unos 10 días que anduvo cencerreando por allí hizo (contando la ida y la vuelta) unos 3.000 Km. con su coche particular y no vio lince suelto ni por casualidad, ni tan siquiera en cautividad, si acaso alguno fotografiado en carteles anunciadores y propagandísticos en algún centro de visitantes o de interpretación. 



                          LINCE Nº1:

   Al 5º día de visita por la provincia de Huelva –después de ver el Muelle de las Carabelas en Palos de la Frontera– por fin, estando nuestro amigo encaminándose andando a visitar el monasterio de la Rábida, a unos metros de la puerta de acceso a este, se le cruzó un lince andando tan campante, sin prisas, ni atisbos de rezumar recelo alguno hacia los humanos. Nuestro amigo, raudo y veloz, tiró de móvil, lo puso en modo cámara fotográfica y disparó quedando plasmada para la posteridad la instantánea de más abajo.


Pie de foto.- El lince, nº1 de marras, pavoneándose tan tranquilo delante de las mismas narices de Rebocato, ni se paró el animalito (nos referimos al lince) a hacerse un selfi con Rebocato.

  Una vez visitado el monasterio, Rebocato envió la foto del lince al grupo de guasap que lo componen unos amigos suyos a su vez caminantes de senderos varios en las mañanas de los martes.

   Mas tarde uno de ellos –de Albacete para mas señas y que atiende por JJ– contesta al envío de Rebocato, estableciéndose entre ambos el siguiente guasapeo: 

   –JJ: Muchacho, fíjate bien  que eso de la foto que has enviado es un gato.

   –RebocatoClaro, el gato es un lince, digo yo.

   –JJO una gata, digo yo.

   –RebocatoTú siempre buscando tres pies al lince.

  –JJSi haces la foto mas retirado y dices que es una vaca, también lo creemos, como no se distingue….. Vente pa´casa que viene nevando.

   –Rebocato: JJ, para lince el camarero que ayer en Aracena me invito a café y chupito (2€+3€) y me añadió en la cuenta una cerveza y un postre de mas (+2€+5€).

  –JJ: Ese camarero te ha visto cara de venir de segar y ha dicho: este paga mi cerveza y mi postre.

PD1.-No viene mal el recordar a nuestros lectores que nuestro amigo Rebocato estuvo tirando de hoz por la Meseta, desde su niñez hasta bien entrado en la adolescencia, cosa que puede probar mostrando los cortes de hoz pertinentes recibidos en el dedo meñique de su mano izquierda (con hoz de dientes), y donde confluyen su pierna izquierda y su pie izquierdo (con hoz de corte).

  –RebocatoJJ, me estás recordando a esos arrapiezos, ya creciditos, de hoy en día, los cuales tienen sus extremidades superiores prácticamente unidas –las 24h. del día– a una pantalla con la que se comunican con sus colegas respectivos. No se percatan de lo que sucede a su alrededor, ni contestan a las preguntas de sus ancestros, los ignoran impunemente y, lo mejor de todo: no dan conversación oral.

PD2.-Aquí se acabó el debate. Decir que, a Rebocato cuando está de conversaciones guasaperas (faena que suele hacer de uvas a peras), siempre le gusta cerrar, él  mismo, el coloquio, porque si no le da finiquito podrían estar, ambos (o más) interlocutores, dándole a la tecla hasta que las ranas críen pelo, Dios mediante. 



                          LINCE Nº2:

   Parece ser que hoy (5ª jornada de visita) es el día de suerte para Rebocato ya que, paseando por el Parque Dunar de Matalascañas, se encontró con un lince hábilmente agazapado entre enebros jóvenes. Raudo y veloz nuestro amigo, al instante, le hizo la siguiente instantánea:



 Pie de foto.- El lince nº2 entre enebros posando mas majo que un San Luis, y con descaro, ante Rebocato y su móvil.


   Una vez conseguido el botín nuestro amigo masculla para sus adentros: “No cabe duda de que hoy es mi día de suerte, lo mismo esta noche debería acercarme al Casino”.

   Al enviar Rebocato por guasap la instantánea a un amigo y comentarle lo del Casino el amigo le contesta: “Si vas, juega 100€ por mi”, y nuestro amigo le responde: “Vale, si pierdo ya te los pediré a la vuelta”.

    Resultó ser que en Matalascañas no hay Casino, ahora bien, puede que los tenderos chinos –caso de haberlos por aquellos lugares– organizarán, entre ellos, sus timbas dentro de sus locales y con la persiana echada, según cuentan las malas lenguas que hacen estos orientales en España y que les achacan de ludópatas o ludómanos. Cierta vez, el camarero de Rebocato de su bar de cabecera le dijo que los chinos reventaban las maquinas tragaperras a base de estudiar sus secuencias. 



                             LINCE Nº3:

   Al día siguiente se cumplió el dicho que reza: “no hay dos sin tres”. Resultó que Rebocato y su contraria se dirigieron a visitar la ciudad portuguesa de Tavira en la costa del Algarbe y estando visitándola se encontraron con un lince que caminaba por una pared de las ruinas del castillo de esa ciudad.

   Rebocato, al  verle, estuvo listo y con su móvil retrató al felino:



Pie de foto.- El lince nº3 de turismo por las ruinas excavadas del castillo de Tavira. Se le puede apreciar, majestuoso, sobre una de las paredes  en el mismo centro izquierda de la fotografía.


   Nuestro amigo estaba exultante ya que, aunque ignoraba si el lince era andaluz, tavirense o mestizo, a él esa coyuntura no le importaba lo más mínimo ya que, él no tiene atisbo alguno de xenofobia, ni de racismo (apuntar que aunque el felino parece que es negro, en realidad no lo es. Es un efecto óptico al estar la alimaña posando al trasluz).

   Al sentir de Rebocato esta instantánea viene a demostrar que los linces –al igual que los jabalíes y los cérvidos, entre otros bichos vivientes que antes jamás se acercaban a terreno del hombre– han perdido la vergüenza y osan abandonar su hábitat para adentrarse en los núcleos urbanos en búsqueda de comida fácil.

   Al enviar la fotografía al grupo de guasap de Caminantes, el amigo Josep –dispuesto a aguar la fiesta a nuestro amigo Rebocato– le contestó vía guasapera escrita:

    –¿Seguro que no es un gato callejero?

   Y Rebocato, conteniendo su ira ante lo que entiende como un ataque a nuestros antiguos paisanos (ahora portugueses a secas y otrora independentistas, a saber: del reino de León, del imperio Español, del imperio napoleónico, del imperio de Brasil) como si no tuvieran derecho a tener linces –autóctonos o nó– le contesta a su vez: 

     –Que va, lo que pasa es que el animalito está al trasluz.




                           EL PSEUDOLINCE:

   La víspera del día de abandonar la provincia de Huelva –y ya Rebocato satisfecho por haber visto a los linces– por la mañana en la aledaños de la Ermita de la aldea del Rocío nuestro amigo entabló conversación con un madrileño cincuentón. El madrileño como era dicharachero, con deje chulo al platicar, vacilón y listo como él solo, pareciole a Rebocato que era un lince.

   Rebocato declinó fotografiarle para su posterior envío al grupo de guasap de Caminantes como su lince nº4 encontrado, debido a que temía que alguno al visionar la foto le escribiera:

   –Ese no es un lince, es un gato.

  Con ello Rebocato trató de evitar que algún Caminante  pudiera colarle el chiste. 

PD3.- Ya saben nuestros lectores con que nombre de raza de animal felino se les denomina a los madrileños. El apodo tiene su origen en el inicio del asalto a la muralla musulmana de la entonces llamada “Mayrit” a finales del siglo XI, llevado a cabo por un hábil escalador madrileño, el cual en vez de utilizar un piolet (que aún no estaba inventado, y si hubiera seguido así, siglos más tarde León Trotsky lo hubiera agradecido) se sirvió de un puñal aparente para el caso.   

   La víspera del regreso de Rebocato al “hogar dulce hogar”,el Lider nºdel grupo de Caminantes le envío a Rebocato el siguiente guasap:

   –Rebo, eres de los que monta un circo y le crecen los enanos. Infórmate para la vuelta a casa, no vaya a ser que te hayan desmontado las autovías.

 Rebocato, tirando de la prudencia y mesura que le caracterizan, y con el fin de evitar nuevas polémicas, prescindió de entrar al trapo e hizo mutis por el foro. No contestó a esta última andanada. Estaba ya saturado después de visionar tanto lince.


    HistoriasdeRebocato@febrero-2019