EL VINO, INDIBIL Y MANDONIO
Cuenta nuestro amigo Rebocato:
El día 22/09/2011 me llamó un amigo gallego de Galicia, al cual conocí,
años ha, en los vermús de finde (que coños significará este palabro, como diría
el J. J. Millás) de un bar próximo a mi segunda residencia y quedamos para esa
tarde con el fin de tomar unas cañas y, de paso, echarnos unas risas, a ser
posible.
Otrora el muchacho gallego anduvo laborando por el litoral
levantino, unos años, hasta que volvió a su terreta el año pasado y de vez en
cuando aparece por aquí de visita ya que sigue teniendo un piso en el Grau y aprovechamos
sus venidas para quedar a jarrear un rato e intercambiar impresiones. Y
pensareis… y que diantres nos importará a nosotros tu amigo gallego de Galicia y
la casta que lo fundó.
Jaime, así se llama mi amigo gallego de Galicia, al despedirnos, el
mencionado día de autos, después de trasegar unas cuantas birras al coleto, sacó
del maletero de su coche, para obsequiarme, sendas botellas de vino blanco
Denominación de Origen de Valdeorras (Comarca de la provincia de Ourense, para
más señas).
El
gallego tuvo la desfachatez (pensé yo en ese momento), ni más ni menos, que el soltarme
delante de mis narices el precio por botella de vino, yo al oírlo pensé: “ya
tiene mi contraria vino para cocinar, en el caso de que no vacíe directamente,
yo mismo, al llegar a casa, el contenido de las susodichas botellas en el fregadero de la
cocina con el fin de reciclarlas rápidamente, no sea que alguna visita
inesperada experta en caldos identifique los vidrios en mi casa y cavile: “lo
mal que le debe de ir la vida a Rebocato para comprar este vino tan barato” (perdón por
el pseudopareado).
Mi amigo el gallego de Galicia lo mercaba asiduamente (aunque no es
alcohólico, que yo sepa) hasta que se agotó –el vino, no él–, en un
supermercado asequible, tipo Mercadona, en Galicia al precio por botella de
1,5€, hasta que, me relata que un día un yankee de los cojones (Robert Parker
del cual no recuerdo haber oído hablar, jamás, en mi vida hasta ese día),
prueba el vino de 1,5€ y le da una valoración de 90 en su escala de 50 a 100.
Cuando me añade esto mi amigo de Galicia, y previas comprobaciones,
ya en mi casa, por Internet donde busco la bodega del vino y, también, al
Parker, ya sentado, yo, sobre el parqué del comedor, leo que es un Picapleitos leguleyo experto en vinos
y que dejó la abogacía para dedicarse a valorar vinos, entonces me animo a abrir
una de las botellas del vino de Valdeorras
sin necesidad de previo paso, de él, por el puchero, y hasta me parece
estupendo de sabor y agraciado para el paladar.
Me dice mi amigo gallego de Galicia que a raíz del dictamen del
Parker ya han aflorado listillos tempraneros, por su tierra gallega, que han comprado
cajas a mansalva del vino dichoso y que ofrecen las botellas al público al
precio de 5 o 6 € por unidad (toma inflación).
Sin el menor atisbo de pretender el darme importancia alguna, anunciaros
que, aparte de mi amigo gallego de Galicia, tengo otro amigo que es aragonés de
Aragón (maño para más señas) y que al relatarle, en su día, esta historia me
contó, él, una anécdota (no apócrifa) que le ocurrió, también con respecto al
vino.
Estaba hace tiempo, mi amigo aragonés de Aragón, en su casa en
compañía de un vecino suyo (que ya no lo es y no voy a decir la causa o causas
de ello debido a que: primero porque lo ignoro; segundo porque mi amigo
aragonés de Aragón –no se si del Alto o del Bajo aunque, él, es de estatura media–
no me lo comentó; y tercero porque no viene a cuento el alargarme con la
parrafada que luego alguno se me queja del tedio sufrido con la lectura) y mi
amigo sacó una botella de vino de Cariñena “Toro de Ronda” que calza 17% de
volumen de alcohol en canal, (este vino yo lo caté varias veces ya que, cuando
iba mi amigo aragonés –que casó bien– a Aragón a pegar la gorra, perdón, a visitar a
su familia política, yo le encargaba algunas botellas, ahora no le hago
pedidos debido a que me las cobra, es decir, hace como los que venden droga
al por menor, te la empiezan a ofrecer gratis a la puerta del colegio, cuando
eres párvulo, y después, una vez que te has convertido en una lacra social
adicta, te la quieren cobrar; de vergüenza y de una falta de escrúpulos
bastante considerable para con los imberbes escolares) escancia en un par de
vasos parte del contenido de la botella de vino de Cariñena y le alarga,
estoicamente, uno de ellos a su vecino, el cual lo prueba con ansia y apunta
halagador: “Joder, que vino, que cuerpo tiene (como si estuviera viendo a una
tía potable por la calle); que bueno está (cual tía al observar a un galán en
la TV.); que buqué” (que no buque, porque no cabria en el vaso), etc.
Cuando mi amigo
aragonés de Aragón le indica el precio de la botella que rondaría (y no es por
lo del Toro de Ronda) los 2€, su vecino se descuelga diciendo: “La verdad es
que el vino tiene un gusto raro, no le acabo de pillar el punto, está
mu´fuerte”, y otras lindezas, halagos y parabienes por el estilo.
La verdad es que, mi amigo aragonés de Aragón, tratando de esta
manera a sus vecinos haciéndoles trasegar vinos baratos y soltándoles a bote
pronto, después, lo que le ha pagado al adquirirlos, no me extraña que los
vecinos cambien de barrio. Sin comentarios.
Rompiendo una lanza en favor de mi amigo aragonés de Aragón (no me
gusta hablar mal de la gente y mucho menos en su presencia ya que se me
soliviantan y puede que con toda la razón) a pesar de este tropiezo con su ya
ex vecino es una estupenda persona aunque ya no me suministre vino de Cariñena
“Toro de Ronda”, y de otras marcas tampoco. Recuerdo, años ha, a un compañero de trabajo, mío, que era (espero
que siga siéndolo el hombre por muchos años) natural de un pueblo de la
provincia de Córdoba, con el cual coincidí laborando en la Ciudad Condal donde,
ahora, lamentablemente, quieren engatillar al Pujol padre, con lo que ha hecho
el hombre por los Paisos Catalans y, lo que es peor, a alguno de sus pobres
retoños, por un quítame allá esas comisiones y cuentas –no se si corrientes o
vulgares– puestas a buen recaudo, dijo el padre, por si había un golpe de
estado o guerra civil, por otra parte, estos acaeceres y situaciones están
bastante arraigadas y son muy tradicionales en este bonito país y por lo tanto
pueden volver a manifestarse. El miedo es libre y la cabaña guarda la viña.
Años después volvimos a faenar juntos (el cordobés –mi compañero, no el matador–
y yo, con otros compañeros no menos bizarros) en
otra ciudad costera más hacia al sur de la Condal. Un día encontrábanse varios
compañeros de nuestro trabajo murmurando sobre la forma de proceder, en un
determinado acontecido hecho, de un jefe inmediato con respecto al personal de
su grupo de trabajo, entre ellos mi amigo cordobés y yo pasaba por allí y me
incluí en el congreso.
La polémica, a medida que pasaba el tiempo, iba “in crescendo” (¿que
coños significará este palabro?, que diría el otro) y mi amigo andaluz cordobés
de Córdoba trató de zanjar el asunto diciendo: “A mi no me gusta hablar mal de
la gente por detrás de ella”. A lo que yo agregué: “Pues a mi, ni detrás ni delante”.
Volviendo a la realidad de los vinos, vivir para ver, lo que afecta
el marketing en nuestras neuronas, lo que nos influye y lo que nos sugestiona,
un poco más y no nacemos. Al igual que con el asunto de los Gin Tonic en los
Pub´s de aquí hoy en día (si levantaran la cabeza y nos observaran los
caudillos iberos –pero natos de la actual Catalunya– ya que Indíbil era
ilergete de Ilerda, la actual Lérida, perdón, Lleida y Mandonio era ausetano de
Ausa, la presente Vic, que ya lucharon, antaño, contra los ocupantes y
opresores, léase, entre otros: cartagineses y romanos, de la nación catalana
¿que arenga nos soltarían?) si añadimos, además, a los expertos en vinos
llegamos a la presunta y consabida sentencia que corroborarían aquellos
caudillos ancestroscatalanes nuestros: “La tontuna humana no tiene límites”.
Pie de foto.- Los bronceados caudillos Indíbil y Mardonio en Lleida.
De casta le viene al galgo. De aquellos polvos, estos lodos y lo que
te rondaré morena. Más suerte tuvieron los futuros portugueses separatistas con
el caudillo Viriato, que sus émulos catalanes con los Indíbil y Mandonio.
Con Dios, los que tengáis, aún, la suerte de seguir siendo
creyentes, claro.
HistoriasdeRebocato@diciembre-2014