2 de septiembre de 2017

REBOCATO Y LOS ORTODOXOS (País de los Soviets 3ª Parte)



         REBOCATO Y LOS ORTODOXOS (País de los Soviets. 3ª Parte).

       Hola a todos, todas:

     Ya está, recién salida del horno, la 3ª entrega de Rebocato en el País de los Soviets cuyo titulo es: “Rebocato y los ortodoxos”. Una pena lo que aconteció, allá por el año del Señor de 1054, en forma de Cisma (separación ) de la cristiandad de Oriente y la de Occidente, no sé si ocasionada para dar pábulo al tan traído y llevado ecumenismo.

    En fin, los “intereses creados” de siempre y no de Jacinto Benavente precisamente, que también. No pretendo, con el fin de que no me anatematicen,  comparar a los pícaros recalcitrantes, llamados Crispín y Leandro, con el Papa de Roma y el Patriarca de Constantinopla protagonistas, estos, del Gran Cisma de marras.


     Y como, como dice el dicho: “Cuando un tonto coge la linde, la linde se acaba y el tonto sigue”, se barrunta el advenimiento de una 4ª entrega de “El País de los Soviets”, debido a que falta el narrar “Rebocato en San Petersburgo”.

        Quedad (ojo al imperativo, que luego un sobrino mío me pela) con Dios y cada cual con su Papa o su Patriarca (los de otras confesiones y ateos, no).  


          ORTODOXOS:

       En su reciente viaje a Rusia, Rebocato estuvo bajo el influjo de las creencias ortodoxas a causa de las explicaciones que las amables guías (nos referimos a las de carne y hueso, aunque unas mas que otras, sobre todo Irina) autóctonas, impartían a su grupo de turistas durante las visitas a: catedrales, iglesias, monasterios, museos, etc. Debido a esto, nuestro amigo, tuvo que contemplar cantidades ingentes de iconostasios con iconos –pintados y en mosaico– con representaciones de Jesucristo, la Virgen, los santos, los ángeles y algún que otro episodio de las Sagradas Escrituras. No sabemos si tendrá algo en contra de los esculturas, pero el cristianismo ortodoxo refuta los ídolos en tres dimensiones.



   No obstante Rebocato aguantó el envite, y con ello la posible tentación, volviendo, días después, al suelo patrio tal y como se fue a tierras de ortodoxos (no vamos a decir como fue con el fin de preservar su libertad religiosa, contemplada en nuestra Constitución –no física, sino la Carta Magna– a la cual algunos se la quieren saltar a las bravas con urnas de andar por casa, algo parecido a lo que presenció Rebocato en la empresa en la que laboraba, años ha, donde los sindicalistas de un Sindicato de Clase fueron desde la capital de provincia, con unas cajas de zapatos bajo el brazo, a recorrer algunos pueblos para respetar el derecho a decidir –en forma de recogida de votos– de otros compañeros de empresa que no podían desplazarse a la capital ), es decir, sin atisbo de contaminación alguna, religiosamente hablando, claro.

   Los ortodoxos rusos siguen fieles al Calendario Juliano para sus celebraciones litúrgicas, de tal manera que cuando nosotros comenzamos, por ejemplo, el régimen para depurar los excesos de comida y bebida de las acabadas fiestas navideñas, ellos las comienzan (13 días después, pues para ellos el día de Navidad es el 7 de enero), en cambio, en la vida civil y política, se rigen por el Calendario Gregoriano, como nosotros.

    Según dijo una guía en una de las visitas guiadas, cuando un ortodoxo muere, su alma está 9 días en el Cielo y, después, 31 días en el Infierno. Pasada esa cuarentena decide (barruntamos que el alma sin consultar al cuerpo) donde se queda. A Rebocato eso le olió a chamusquina y se preguntaba: “¿No será esto un ardid para que reniegue de mi supuesta fe católica y me convierta en cristiano ortodoxo? ¿Cómo vas a ir 9 días de prueba al cielo y 31 al infierno y después elegir plaza? Obviamente uno de los dos sitios se quedaría lleno de personal resucitado y el otro vacío, excepto masocas, claro”.

     Buscando en la red, comprobamos que, cuando un ortodoxo la palma (aunque no sea de forma muy ortodoxa), al cuerpo le dan sepultura, y el alma se separa del cuerpo (en este caso no sirve aquello de: “Lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre”) quedando cuerpo y alma apartados y en una situación estacionaria (en stand by) esperando el Juicio Final que será –y nunca mejor dicho– cuando Dios quiera.

    La religión ortodoxa dice NO a muchas cosas con respecto a las que mantiene la Iglesia Romana. Cuando se consumó el Cisma entre Oriente y Occidente, allá mediado el siglo XI (año 1.054 D.C.), se excomulgaron, mutuamente, el Papa de Roma y el Patriarca de Constantinopla, aunque la separación (y eso que la Iglesia romana no permitía, ni permite, el divorcio, a no ser que pagues caro y en metálico, claro) ya se barruntaba desde tiempo atrás. Luego en el siglo XVI vendría Lutero con las rebajas (tipo oferta gran supermercado, de hoy en día, con sus 95 tesis, en lugar de 100, para redondear) en forma de un nuevo Cisma.

     Vayamos con algunos de los "Noes" de los ortodoxos:

   No a las estatuas en los templos. (Pero tienen todos sus interiores llenos de iconos: pintados –en madera o frescos– o en forma de mosaicos).

    No al pan ácimo en la comunión. (Comulgan con pan normal y vino –esto último mola, aunque no sabemos si los que padezcan cirrosis hepática, caso de que acompañen un justificante médico, `podrán negarse a beber del cáliz sin ser declarados herejes por el pope de turno)

   –No a las ordenes y congregaciones religiosas. (como las católicas: Franciscanas, benedictinas, carmelitas, salesianas, dominicas, agustinas, mínimos, menores, capuchinas…etc. Nada de nada).

   No a la Santísima Trinidad (el Espíritu Santo procede solo del Padre, dicen, no del Padre y “del Hijo” –“Filioque”– como los católicos).

  No a las indulgencias. (Por lo tanto no pueden recaudar dinero por las bulas. Esto NO mola, porque te sirve de poco ser rico y católico, estés vivo o muerto).

 No al Purgatorio. (De esa manera se les cierra la posibilidad de recaudar cuartos en las misas de intenciones por las almas de los difuntos como hace la Iglesia Católica. Esto tampoco mola si eres católico rico y pecador. Los ortodoxos mueren y su alma espera –a saber donde– hasta el Juicio Final, sin gasto posterior alguno para sus familiares y allegados en forma de misas)

   –No a la concepción, sin coito, de la Virgen María, por parte de sus padres (Ana y Joaquín). Sobre Jesucristo sí que admiten que la Virgen fue concebida por obra y gracia del Espíritu Santo.

   –No a la herencia del Pecado Original. (Esto ya parece más humano y de cierta lógica, alegan que: Adán y Eva ya pagaron con su expulsión del Edén).

    –No al celibato. (Si te quieres casar –para tener futuros problemas– tienes que hacerlo cuando eres diácono, una vez que te ordenan sacerdote –Pope– ya no puedes casarte. Y en el caso de que quieras aspirar a obispo has de mantener el celibato desde el principio).

    No a la OTAN (Perdón, esto era del Felipe –"cambiachaquetasdepanamarrón"– antes de llegar al poder. No fue muy ortodoxo que digamos, el ex Isidoro en el tema de marras).


    Ante tanto NO y con el fin de no tener que empezar la catequesis de nuevo y, con el peligro añadido, de tener que ejercer, otra vez, de monaguillo (no creemos que, a Rebocato, le convalidaran sus años dedicados, como tal, en la Iglesia Romana de nuestro pueblo castellanoviejo) que en el caso ortodoxo sería entre bambalinas por los iconostasios de marras ubicados entre el altar y la feligresía, pensando en todo esto, Rebocato no se decantó, a la vuelta de su viaje, por el posible cambio de grey. No están las cabezas, a esas edades, para empezar de nuevo con el estudio del camino verdadero para la salvación eterna. No queda tanto tiempo. Él piensa que para salvarse hay que ser de todas las religiones ya que, la de uno, con tantas como hay sobre la faz (no confundir con paz que es una utopia) de la Tierra, es muy difícil que sea la verdadera.


       EL CRUCIFIJO:

     A Rebocato, por aquellos lares, le llamaron especialmente la atención las pinturas y crucifijos que representaban a Cristo crucificado. Así como la Iglesia Católica representa a Nuestro Señor Jesucristo crucificado (como Dios manda) con tres clavos: uno en cada mano y un tercero para los dos pies, superpuestos uno sobre el otro; la Iglesia Ortodoxa lo exhiben con cuatro clavos, a saber: uno en cada una de las dos manos y uno en cada uno de los dos pies.

   Rebocato barrunta que, aunque a la hora de crucificarte te den a elegir entre tres clavos o cuatro, el dolor será el mismo, porque en ambas situaciones los dos pies te los agujerearán por igual, lo único que, por cada crucifixión de los condenados, se ahorrarían un clavo por crucificado, lo cual sería una forma de optimización de recursos, tan en boga hoy en día. De todas maneras a los dos ladrones crucificados, a ambos lados de Jesús, les ataron, de pies y manos, con cuerdas a la cruz ¿por falta de clavos?.

    Por otra parte apuntar que, la cruz ortodoxa –aparte de un clavo añadido con respecto a la cruz católica– lleva dos travesaños mas: uno encima de la cabeza de Jesucristo con la inscripción de INRI (dicen algunos que escrita en tres idiomas: griego, latín y hebreo), y el otro, inclinado, en la parte de los pies clavados. La parte elevada del mencionado travesaño inclinado, simboliza al Buen Ladrón y la parte baja al Mal Ladrón. En fin, que los ortodoxos parece que no escatiman, a la hora de representar el crucifijo, ni en madera ni en clavos.



Pie de foto.- Hete aquí, un Cristo crucificado tal como se representa en los crucifijos y pinturas de los templos ortodoxos.



      LA DORMICIÓN:

    Nunca antes había oído hablar Rebocato de la Dormición de la Virgen. Pero aconteció que, en un museo de Moscú, la guía autóctona del grupo explicaba un cuadro que representaba la “Dormición de la Santísima, Purísima, Bendita Señora Madre de Dios y Siempre Virgen María”. Decía que "la Virgen" (a secas, por abreviar) se quedó dormida –de ahí lo de la dormición– y que a su alma la elevó al cielo su Hijo resucitado (se refería, la guía, al hijo de la Virgen no al suyo). Lo que no aclaró la guía es si el Hijo, antes de que entrara la Virgen en Dormición, si la consultó por si quería que subiera su alma al Cielo y ella quedarse aquí, en la Tierra, en situación de Dormición.

    Entonces, Rebocato indagó a la guía que, ¿si se quedó dormida la Virgen, donde guardaron su cuerpo, o si la enterraron dormida?. La guía no supo contestar como Dios manda y se salió por los cerros de Úbeda –que dicho sea de paso, seguro que ni sabia por donde paraban– diciendo que creía que no estaba enterrada. Rebocato apuntó que era mucho más creíble la versión de la Iglesia Católica con lo de la Ascensión a los cielos de María en cuerpo y alma, y que de esa manera las guías católicas se evitarían, en las iglesias de occidente, las preguntas chorras de alguien como él, y con ello tener que tratar de inventarse donde duerme el cuerpo dormido de la Virgen,  actualmente.




Pie de foto.- La Dormición. Jesucristo, ya resucitado, coge el alma de la Virgen y la asciende al Cielo. El cuerpo de la Virgen queda en estado de dormición.



       IGLESIAS Y CATEDRALES:

     Lo que más agradó a Rebocato de las iglesias y catedrales ortodoxas fueron sus magnificas cúpulas llenas de colorido y bañadas en oro muchas de ellas. Las cúpulas suelen manifestarse en forma de cebolleta y/o de piña. Rebocato no es mucho de aparecer con cara de foto en las fotografías pertinentes cuando se va cencerrear por ahí afuera, pero ante la impresión y el agrado que le provocaban las mencionadas cúpulas, estuvo, en este viaje, con más predisposión para posar, pero como el diablo nunca duerme, resultó que al hacer el posamiento, un amigo suyo (no vamos a decir cual de los dos que le acompañaron junto a las respectivas contrarias de cada cual) que se prestaba a hacer las fotos de rigor –tanto a Rebocato solo, como en compañía de la contraria de este–, cuando apretaba el disparador, el resultado era, que en la fotografía, alguna o algunas de las cúpulas de marras se presentaban cortadas.

    Al contrario que en los templos católicos y protestantes, dentro de los templos ortodoxos no hay ni bancos ni sillas (alguna silla o banquito emerge al lado de alguna pared, para utilizarlos en casos excepcionales). Allí se va al culto, a poner alguna velita y a santiguarse –varias veces si se tercia– ante tu icono favorito, a la vez que se besa el cristal protector del icono, y santas pascuas, con lo que el aforo de fieles y curiosos, por el espacio físico libre de obstáculos, es potencialmente mucho mayor por metro cuadrado que en las iglesias de católicos y protestantes. Aparte de la optimización del espacio, se evita a mucho ateo que, como ocurre en nuestro Pais, en vez de entrar a rezar ocupan plaza en los bancos para descansar y estar un rato fresquitos (caso de ser estío) dentro del recinto sagrado, y luego encima se jactán ante los creyentes con aquello de: “Mientras el cristiano reza, el ateo bebe cerveza”. Que se metan a descansar y a beber cerveza en un bareto con aire acondicionado y que dejen sitio libre, en las iglesias, a la gente pía, de paz y de orden. Esas personas, que aprovechaban la coyuntura, desde que cobran (cuando no son horas de culto) para acceder a las catedrales, se les ha ido, de repente, su fingida devoción y admiración  por el arte eclesiástico.



Pie de foto.- Iglesia del Salvador sobre la sangre derramada. Hízose en el sitio donde atentaron contra Alejandro II de Rusia. Era el sexto atentado que sufria (por tanto, Alejandro tenia menos vidas que un gato) y a causa de él (del atentado, no del gato), esta vez sí, murió. En la instantánea no aparece la parte de abajo de la fachada de la iglesia para evitar el gentío que andaba por allí pululando, sobre todo compuesto por chinos, "tan queridos" ellos por las guías de por allí.


    Al entrar en las iglesias y catedrales, los ortodoxos se santiguan con tres dedos de la mano derecha (Rebocato ignora si los mancos de mano derecha pueden santiguarse con la mano izquierda) juntando el pulgar, el índice y el corazón –nos referimos al dedo, no a la bomba aspirante /impelente– de la siguiente forma: desde la frente al pecho; desde el pecho (ojo) al hombro derecho y desde este al hombro izquierdo (los católicos –aunque sean algunos o muchos, de derechas– van primero al hombro izquierdo y después al derecho), eso sí, los ortodoxos, hacen unos arcos bien pronunciados con la mano derecha al ir desde un punto a otro al hacer la señal de la cruz, no como los católicos que lo hacen de forma, prácticamente, plana lo cual quita rimbombancia y atractivo a la acción del santiguado.

    Ignora Rebocato si los ortodoxos al santiguarse invocan a la Santísima Trinidad (para ellos el Espíritu Santo procede solo del Padre) como hacen los católicos.

   Dentro de los templos ortodoxos no existen estatuas, pero en cambio, iconos de Jesucristo, de santos y de la Virgen, hasta en la sopa. en el interior de ellos no queda nada por decorar, hasta las columnas tienen iconos.




Pie de foto.- Interior de la "Iglesia del Salvador sobre la sangre derramada" o "Iglesia de la Resurrección de Cristo". No queda nada por cubrir. Rebocato al ver, a primera vista,  tanto icono por dentro, y que no quedaba un mínimo de espacio físico para grabar su nombre con una llave de casa para dar fe de que estuvo allí, aunque fuera en un rincón apartado, pensaba: “Mare meua (Madre mía, para los no bilingües) la faena que tendrá el pintor de turno cuando le llamen para dar una mano de pintura por aquí dentro”. Luego, dijo la guía, que todos los iconos del interior de la iglesia son representaciones en mosaico. La parte de abajo no aparece retratada por razones obvias (mucho chino pululando por allí).


       EL ICONOSTASIO:

    Al oír este palabro a Rebocato le vino a la memoria al tío Anastasio “quepadescanse”, un buen hombre padre de un amigo suyo (con el que estudió en Madrid) y vecino de un pueblo no tan cercano a nuestro pueblo castellaviejo, el cual, según su hijo estudiante, criaba unos patatares/les de patatas forrajeras y unos garbanzales que eran la envidia de la comarca. Rebocato da fe de ello a causa de una visita que realizó al pueblo de su amigo, del que salió arreando brisca antes de que le engatillaran para ayudar a arrancar los tubérculos l ya había observado los abrojos que inundaban el patatar) y eso que tenia sobrada experiencia para defenderse en esas lúdicas y amenas faenas realizadas al aire libre.

     No nos andemos por las ramas y vamos a ir resumiendo con el fin de no extendernos en exceso y que después se nos quejen los lectores ateos de este blog, caso de que los haya.

    El iconostasio es como una mampara llena de imágenes sagradas pintadas, que está al fondo del templo y puede llegar a tener hasta 5 niveles. Hace de separación entre la parte terrenal (parte de la nave para el culto de los feligreses) y la divina (parte del cielo donde está el Altar). Tiene una puerta central grande y otras dos laterales mas pequeñas. El altar donde se oficia esta ubicado detrás de la puerta central del iconostasio, es la parte divina, y allí solo accede el que ejerce el oficio y sus ayudantes. La puerta de salida a la calle representa el Infierno. "En esto van acertados los ortodoxos", rumiaba Rebocato para sus adentros.

     Observando un iconostasio puede saberse  a quien está dedicado el templo. Si lo miramos de frente, en el primer nivel, empezando por abajo, claro, en el centro está la puerta central (Puerta del Cielo), a su izquierda y a su derecha se encuentran los iconos de la Virgen Maria y de Cristo, respectivamente. Al lado de Jesucristo, el segundo icono a la derecha, de dicha puerta, aparece pintado el Santo al que está dedicado el templo. 




Pie de foto.- Iconostasio de la Catedral de San Isaac. San Isaac aparece (con barbas de años, lo que no creemos porque no somos ortodoxos) ubicado en el 2º icono de la fila de abajo a la derecha de la Puerta del Cielo y de Jesucristo, respectivamente.


      RECAPITULANDO:

    Mientras tanto, al contrario que en la Iglesia Católica, en la Iglesia Ortodoxa con tanto patriarca –cada país tiene el suyo, anunciaban las guías autóctonas– no existe una cabeza visible que aglutine el rebaño.  Rebocato no puede emprender su carrera dentro de la Iglesia Ortodoxa con el cometido (que sería comedido) de ser el Patriarca Supremo, con el fin de unificar a todos los Patriarcas actuales bajo su mandato, porque no tendría posibilidades de serlo, debido a que él ya no es célibe. Por otra parte, en su periplo por las Rusias, ni se dignaron en ofrecérselo a pesar de que buenas perras se gastó en el viaje. Como para fiarse de los ortodoxos.

PD.- Muy a nuestro pesar, no queda mas remedio que seguir con los relatos de Rebocato en El País de los Soviets ya que, queda por contar Rebocato en San Petersburgo. Habrá una 4ª entrega. La vida es así de dura pero más duro debe de ser el reciente (no estamos hablando del pan recién cocido), y a su vez duro  síndrome posvacacional, de ahora, antes llamado: "ganas de no  ir a currar", que estarán padeciendo algunos de nuestros lectores estos días de inicio de Septiembre. Como diría el albaceteño amigo de Rebocato, que atiende por Juanjo: "Cuanta falta de vara tienen algunos"



       HistoriasdeRebocato@septiembre-2017