26 de febrero de 2023

EL CAMINO DE REBOCATO (1ª Parte)



                          EL CAMINO DE REBOCATO (1ª Parte)


·      PRIMER DÍA: CASTELLÓN/ TUI.


VIERNES 16 SEPTIEMBRE.Viaje en furgoneta desde CASTELLÓN hasta TUI (1.050 km.).  HOTEL:  Cruceiro do Monte (Tui). No mascotas.



             INTRODUCCIÓN:


        Queremos recordar a los leedores de este Blog que nuestros peregrinos/ pelegrinos acordaron en su día que, durante el Camino por carretera, se irían turnando a la hora de conducir la furgo, resultando que, tanto a la ida como a la vuelta, solo manejaron (como dirían en Sudamérica) el Coordinador, Paco y Javi –les pudo el ansia a los tres, y Rafa se quedó con las ganas de conducir la furgo, al menos entre etapas–,  porque se dijo que, una vez en Galicia, cada día conduciría un caminante con un copiloto y con Michelangelo de acompañante fijo y sin conducir, lo que barrunta esto ser un caso fragante de tráfico de influencias, puro y duro, lamentable a todas luces, en plan Rey Emérito, aunque, eso sí, sin recibir pecunio alguno por parte del resto de caminantes. 

     Que se meterían los equipajes dentro de la furgo y se descargarían en el hotel, piso o albergue de la siguiente población donde se iba a pernoctar. Se aparcaría la furgo, y el conductor ocasional y el copiloto harían el Camino a la inversa hasta encontrarse con los que venían de origen. No obstante, y a pesar de este decálogo, el amigo Michelangelo todos los días se quedaba solo y a su aire en la localidad de pernocta, buscando albergue municipal o a saber qué. Lo mismo podría tener una doble vida, siendo cerrajero como decía ser y dedicarse a murciar  haciéndose pasar por un inofensivo peregrino, y devoto).  

     Una vez todos juntos en el encuentro de los que iban y venían, caminarían en grupo hasta el hotel donde dormirían, incluso con derecho a ronquidos.


      El día de autos (o mejor de dicho de furgoneta –a partir de ahora “furgo”, por abreviar, claro–) a las 08:30h. ya tenemos en la calle a nuestro amigo Rebocato, ojo avizor, esperando pacientemente a que llegue la furgo dichosa en la que han de venir los otros 5 caminantes (Coordinador de chofer incluido) y el perro a recogerle, y después continuarán el viaje hasta Valencia donde se unirá el séptimo peregrino -que gusta llamarse Michelangelo- caso de que este esté en el punto señalado de quedada, o de que no se quede con ellos no presentándose a la cita. Luego proseguirán hasta Tui. 




PIE DE FOTO.- El itinerario en furgoneta desde el norte del Levante Valenciano hasta Tui.


 


PIE DE FOTO.- El equipaje de Rebocato siguiendo las directrices del Coordinador, excepto en lo de acarrear mochila grande de pega para dar el pego ante los otros peregrinos, no conocidos, con los que se encuentren durante el Camino (reseñar la bonita maleta nueva de cabina que le regaló Rafa).

 

    

  Como se retrasa el medio de transporte, Rebocato empieza a impacientarse por la tardanza (alguno estará todavía dándose sombra de ojos, masculla para sus adentros) y se pregunta a sí mismo que qué coños pinta él, metido en esta pseudo aventura, dado que, ya no son edades para andar cencerreando monte arriba, monte abajo, porque tienes un tropiezo y te puedes perniquebrar una o ambas piernas y/o partirte la crisma. 

 

      Por fin hacen acto de presencia los caminantes motorizados. Se detiene la furgo y Rebocato mete en la parte trasera su maleta de cabina, su mochila pequeña y su bastón de montaña antialimañas. Lo coloca al lado del equipaje de los demás, todo ello atado y bien atado (como la famosa frase de nuestro penúltimo Dictador –Rebocato no quiere mentar al Coordinador del Camino– pronunciada en su discurso de Navidad de 1969: “Todo ha quedado atado y bien atado con la designación como mi sucesor a título de rey del príncipe Don Juan Carlos de Borbón”) con el fin de no perjudicar al perro Johan (por fin le conoce personal y animalmente Rebocato, y el can parece clemente porque no le ladra ni le echa el diente) que va pacientemente acoplado al lado de las mochilas, bastones de sendero y maletas de cabina. Rebocato, viendo el maremágnum de equipajes, le dice: “Johan, no sé si llegarás vivo, no ya a Tui, sino a Valencia”. 

 

La alineación de los ocupantes dentro de la furgo es la siguiente: en los asientos delanteros el Coordinador al volante y Javi de copiloto (en plan Luis Moya: "Trata de arrancarlo, por Dios, Carlos"); en dos de los tres asientos centrales Paco y Manu; en dos de los tres asientos traseros  –en el gallinero, o mas bien al lado de la improvisada perrera– Rafa y Rebocato; y atrás del todo, en el maletero descubierto y con el montaraz equipaje, el paciente perro Johan, al cual le irán vigilando Rafa y Rebocato forzando sus pescuezos para controlar que no muera por enterramiento de equipaje durante el viaje. Cuando lleguen a Tui, 12 horas después, ambos pasajeros del gallinero trasero, estarán necesitados de un collarín para aliviar sus dolores de pescuezo de tanto torcimiento de cabeza.

 

Se cumplió, a medias, lo que profetizó, días ha, Rafa a Rebocato cuando le anunció: “Tú viajarás atrás con el perro”. Con lo que no contaba Rafa era que, a él, le tocaría lo mismo, y todo tiene una explicación lógica que es la siguiente:

    La clase política (en este caso el autoproclamado Coordinador) viaja delante en el primer asiento de la furgo y, además, lleva el volante. Y la clase pudiente –léase Manu, Paco y Javi que veranean en la zona norte de Benicárlim (sic)– viajan cómodamente en el centro (no sabemos si liberal también). Y los parias que hacen verano  en la zona sur de Benicárlim –Rafa y Rebocato– ¿acomodados? en la parte trasera, donde se sufren más las turbulencias, a causa de las maletas, las mochilas, los bastones de sendero, los bártulos venideros de Michelangelo y el perro pelechando y llenando todo con sus desprendimientos de pelaje, además de las ventosidades que ambientarán la furgo durante todo el viaje de las que, algunos, echarán la culpa al pobre Johan (Rafa y Rebocato –teniendo el perro justo detrás de ellos– siempre eran los últimos en detectar los 5 gases intestinales expulsados que dicen que se nos forman en nuestros interiores). Luego si, ellos, se quejaban de las penurias viajeras a los de delante por la incomodidad de ir detrás, les soltaban aquello de: “Al Camino se viene a sufrir y a ser humildes”, pero no se prestaban a permutar de asiento con la clase baja trasera de los residentes veraniegos en la zona sur de Benicárlim. La clase política y la pudiente si que intercambiaron sus asientos entre sí a lo largo de los viajes por carretera del Camino, realizados estos dentro de la furgo.  Michelangelo tirando de su amistad con el Coordinador hacia mutis por el foro, respecto a las demandas de Rafa y Rebocato, porque él bien cómodo que iba viajando todo el viaje en Primera. En fin: “Siempre hubo clases”. 


Esperemos que el Apóstol tenga en cuenta estas actuaciones clasistas a la hora de repartir las indulgencias plenarias, caso de que sea Él el responsable de ellas. Ante esto y otros atropellos pasados y venideros Rebocato querría haber sido Coordinador en lugar del Coordinador.




 

PIE DE FOTO.- Imitando al bueno de Iznogud, nuestro amigo Rebocato, en el Camino de Santiago, hubiera querido ser Coordinador en lugar del Coordinador. Otro gallo le hubiera cantado. 

 

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Ya en ruta, unos kilómetros antes de llegar a Valencia, se topan con un atasco monumental en la autovía, por lo que nuestros intrépidos viajeros buscan una ruta alternativa para llegar al centro de la capital y así tratar de evitar el alargar la espera del aún físicamente desconocido por el Grupo (aunque si vislumbrado por fotografías del móvil que tuvo a bien enseñarles el Coordinador) Michelangelo, con el fin de que no le crezca mas la barba durante la espera, ya que, al final puede que no le reconozca ni su propio amigo el Coordinador. Estará caminando en círculos como Iznogud.

 

Aclarar que, días antes de la salida a acometer el Camino por el grupo de caminantes, el Coordinador dijo que había que recoger a su amigo Michelangelo, “el desconocido”, en el mismo centro de Valencia, en “Novo Centro”. El resto de la tropa apuntaron que, por ahorrar tiempo –evitando entrar con la furgo en el centro de  Valencia un viernes– que por qué no iba su amigo al aeropuerto de Manises (desde Valencia hay línea de metro hasta la misma terminal) y recogerlo allí con la furgo. El Coordinador adujo que su amigo llevaría al Camino (De Santiago matamoros, antaño) un aparatoso buscador de tesoros (detector de metales) y que, claro, no iba a ir con el equipaje y todos sus bártulos en Metro, que lo mismo ni le dejaban acceder a él, o detenerle los seguratas del Metro. Entonces alguien dijo que Michelangelo cogiera un taxi hasta el aeropuerto. El Coordinador (como era Coordinador autoproclamado, y eso es bueno, para él, claro) dijo que, recogeríamos a su amigo, sí o sí, en el centro de Valencia porque, su amigo no estaba en plenas condiciones físicas (de las mentales –damos fe– pero no reseñamos nada al respecto, aunque se les suponen) y que, además, andaba algo cojitranco, y que, por ello, Michelangelo, no realizaría las rutas a pie con los caminantes y que solo se desplazaría en la furgo, y luego esperaría en la ciudad de pernoctar hasta que llegaran los caminantes del Grupo. También añadió que, Michelangelo, tampoco conduciría debido a que es enfermo crónico y con el problema añadido, de que, por prescripción facultativa, tenía que medicarse en demasía varias veces a lo largo del día y todos los días.


     Ante esta exposición tan dramática y tan enfocada al exceso de protección para con Michelangelo, todos los integrantes del Grupo se quedaron un tanto alelados, compungidos, permisivos y receptivos, para acatar los deseos, recién plasmados, del Coordinador respecto a su "amiguito del alma". (Como diría el ex Molt Honorable Camps, el de los trajes, a su amigo "El Bigotes", actualmente afeitado).

  

Por fin llegan los peregrinos al mismo centro de Valencia y allí está, impasible el ademán, el amigo (hasta ese mismo momento solo del Coordinador) Michelangelo, tan campante él, con sus ropajes peculiares, sus barbas peculiares, su ademanes peculiares, su hablar peculiar e incansable, sus risas peculiares, sus dos pares de gafas –puestas a la vez– peculiares, su atado de barba peculiar, sus oficios un tanto extraños y peculiares, etc. etc.

 

Se apean todos de la furgo y el Coordinador les presenta a Michelangelo al grupo de caminantes.


Michelangelo, al saludar a Manu y a Paco, dice que los conoce y Paco le contesta: “Será de la cárcel”. Risas a gogó, hasta Johan que no ha dicho ni mu en todo el viaje dice: “guau, guau”. Cargan todos sus bártulos (lleva hasta un pequeño colchón enrollable, aunque menos que su dueño como comprobaran cuando emprendan la ruta y se líe a hablar) en la furgo y menos mal que el detector de metales se le ha olvidado en casa, porque si nó el pobre Johan tendría que haber viajado en el asiento (ocupados por un mochilón) que hay entre Rafa y Rebocato

 

Ya todos acoplados (Michelangelo se ha puesto de copiloto, ya que, Javi le ha cedido gallardamente su puesto y pasa este a los asientos centrales) retoman el viaje saliendo a todo trapo, toda la tropa, desde Valencia centro camino de Galicia.


 

MICHELANGELO:


*El nuevo compañero de viaje en carretera de nuestros peregrinos, que no en venideros caminos y/o senderos portugueses/ galegos que se avecinan, inicia un monólogo que continuará durante los 1.000 Km. de viaje, que restan por hacer, hasta la llegada al primer sitio de pernocta en Tui. Dice que ha ejercido a lo largo de su vida (calza unos 54 abriles en canal) de: taxidermista, cerrajero, panadero, camarero, criador de bonsais, ayudante de enterrador, ayudante en la perrera municipal, atrapaperros callejeros, ahorcaperros sin collar, escritor de artículos, radioaficionado, aspirante a espía (escuchando conversaciones aleatorias de móviles), pescador submarino (vendía los pescados a los restaurantes pero el pescado tenia que tener el letal arponazo en la cabeza ya que, si lo tenia en el lomo no se lo compraban), buscador de tesoros con el detector de metales en zonas permitidas, y alguna que otra faena que se nos escapa. En fin, la versatilidad personificada.

 

Alguno de los pasajeros mete baza en los pequeños recesos parlanchines de Michelangelo, y viniendo a cuento, porque este ha mentado la vaselina, Paco dice que los homosexuales suelen comprar, en la farmacia de una familiar suya, vaselina Orravan y/ o Filante.

 

Michelangelo explica lo que es una paja de albañil: “La que hace la mujer a su marido viendo la tele en el sofá cuando ella no está por la labor de follar” (perdón, hacer el amor). También da consejos para los novatos andantes del Camino, dice que al adelantar o cruzarte con otros caminantes durante el Camino que hay que decir: “Buen Camino”. Rebocato le dice que si también hay que emplear ese saludo cuando el sendero esté lleno de pedruscos, charcos, badenes, hoyos, alimañas, etc. Ël dice que sí, que con mayor motivo.

Lo del saludo queda muy bien, y es agradable el emplearlo si vas en el sentido natural hacía Santiago, como hace la inmensa mayoría de caminantes, porque solo llegas a usarlo cuando adelantas o te adelantan en la senda, es decir, no muy a menudo, pero si vas en sentido contrario es un coñazo, porque tienes que decir “Buen Camino” al cruzarte con todo quisqui viviente que va andando en el sentido que Dios –o el Apóstol– manda, y al enésimo encuentro optas por no saludar ni a tu padre (es un decir).

 

Michelangelo tiene gusa y, debido a ello, nuestros caminantes paran en una estación de servicio a almorzar y sin entretenerse mucho apuran los bocatas y bebidas y retoman el viaje. El Coordinador delega su puesto de conductor en Paco.

 

Michelangelo que ha hecho varios Caminos expone su táctica para ligar haciendo el Camino: “Cuando veas a una tía potable delante de ti acelera, la rebasas y dices *Buen Camino* y sigues acelerando pero menos. Si por el rabillo del ojo ves que la tía acelera también, esa tía folla (perdón, hace el amor) y conviene aflojar para que te alcance y entablar conversación”. Reseñar que estas tácticas se aplicarían antes de la Ley del "solo sí es si".

Rebocato le pregunta (a Michelangelo, no a la potencial tía que haya acelerado al sobrepasarla) que si para entablar conversación hay que empezar hablando de temas religiosos. Y Michelangelo, en plan paternalista, responde: “Tú habla de lo que quieras, pero ante todo no te quedes callado”.

 

Durante el viaje Rafa y Rebocato, como están ubicados en el gallinero, no se enteran bien de lo que hablan los de la primera fila y aparte bastante tienen con vigilar, torciendo sus pescuezos, al bueno de Johan que no ha ladrado en todo lo que llevan de viaje, excepto para saludar, en El Centro de Valencia, al ya popular Michelangelo.

 

Michelangelo habla y habla, los demás ríen y ríen, y puedes echarte una siesta gorrinera, despertar y retomar el hilo de la conversación de nuevo sin problema alguno. Menta a las pajilleras cubanas en Valencia las cuales te hacen la faena vestidas y tú no tienes derecho a tocar. Dice que llevan el servicio a domicilio. El resto de caminantes como no viven en una ciudad tan grande como Valencia se quedan a cuadros. Añade, Michelangelo, que, cuando era ayudante de enterrador, tenía que ayudar también en la perrera de canes sin dueño, la cual la administraba el enterrador. Michelangelo para capturar a los perros sin amo ataba una perra en celo a un árbol, se sentaba emboscado a esperar y al rato aparecían los perros, seleccionaba a los de sin collar y los llevaba a la perrera.

 

 Al enterrador el Ayuntamiento (nos referimos al de la corporación municipal, no al de ayuntarse durante la cópula) le daba 20.000 pelas anuales para que comprara cianuro para inyectárselo a los perros callejeros con el fin de que murieran, pero el enterrador se gastaba la pasta en pagar su ingesta de alcohol en la taberna y le decía a Michelangelo que colgara, para darles fin, a los perros callejeros del pescuezo en un árbol con una soga. Michelangelo tenia 15 años y ayudaba al enterrador para ganarse unas perras (nos referimos a las monedas de curso legal de aquel entonces). Como le daba mucha pena el ver sufrir a los pobres perros colgados (en nuestro pueblo castellanoviejo, antaño, se le denominaba a esta acción: “poner la corbata al perro”) porque tardaban varios minutos en morir, se le ocurrió ahorcarlos con alambre que de esa manera, según comprobó él durante la práctica, la muerte acontecía de forma mucho mas rápida y evitaba prolongar la agonía del cánido colgado. (Continuará)*


 

CONTINUEMOS CON EL VIAJE DE PEREGRINAJE:


Entre plática y plática, risas (estas no son por el fin de los perros, no tengamos un lío), dimes y diretes con Michelangelo como director de orquesta deciden detenerse para comer. Ya han pasado Madrid, kilómetros ha.

 

Tratan de que la comida sea ligera y rapidita, en plan raciones o bocatas.

 

Entran en un bar de carretera y, el ya amigo de todos Michelangelo, pide en la barra, como bebida, una Coca-Cola y la camarera, presta, se la sirve en un vaso con cubitos de hielo y un trozo de limón, cuando ve aquel su bebida monta en cólera porque no quiere hielo (será porque le puede joder la garganta y no pueda decir esta boca es mía durante lo que resta de trayecto hasta Tui). La camarera le dice: ¿Te quito el hielo? Y Michelangelo contesta: “Quita, quita, teta (niña y/o hermana en la zona de Valencia) déjalo tal cual que me lo beberé así mismo, con el hielo”. Michelangelo, después, por la afrenta recibida con los cubitos en su Coca-Cola, y como la camarera no hace un acto de desagravio reparador al respecto, se lleva, y con toda la razón del mundo ante la ofensa recibida, el vaso marca Coca-Cola en prenda, total el vaso es de propaganda (No te nos enfades Michelangelo, Rebocato en su día hizo lo mismo muchas veces a lo largo de sus años cubateros, que no fueron pocos, quemando –es un decir– en Madrizz pub's y discotecas de moda).

 

Retoman la ruta y Paco cede el puesto de chofer a Javi. La furgo tiene un freno de mano que hay que activar con el pie a pesar de ser una Mercedes. A Javi no se lo explica  el Coordinador (craso error) y, al parar en una gasolinera a repostar combustible se baja el Coordinador para ir pagando el repostaje y, un poco después, se apea Javi para echar el líquido elemento sin echar el freno de mano que se acciona con el pie, resultando que la furgo se va lentamente hacia adelante y choca levemente con el parachoques trasero del coche de delante sin ocupantes dentro de él. Su dueño está en caja haciendo cola para pagar su repostaje. Desde  la caja de pago el dueño del coche, dado por detrás por la furgo, ha observado la acción y dice: ¿Pero… qué hace ese tonto?. El Coordinador que está detrás de él le corrige: “De tonto nada, ese señor es ingeniero superior lo que pasa es que hace 10 minutos le he dejado yo la furgo y no le he explicado la martingala del freno de mano que se activa con el pie”. Cuando el dueño del auto dado por detrás, vuelve a su coche mira la parte trasera y eleva la vista hacia la furgo donde solo ve a Javi porque al tener aquella los cristales laterales tintados no ve al resto de la tropa ni al perro, evitándose así un susto mayor.   Se mete en su coche sin decir esta boca es mía y tira millas.

 

Ya retomado el viaje, Michelangelo anuncia que se va a tomar su ración de pastillas pertinentes que le tocan tras las comidas y que después, posiblemente, se amuerme, debido a su ingesta, y que acabe pronto dormido, y que no despertará hasta que lleguen a Tui. Ante esto, el resto de ocupantes respiran un tanto aliviados pensando que, por fin, se podrá dar unas cabezaditas en la furgo sin conversaciones ni risas de por medio (otra cosa será el asunto de la pertinaz suelta  –incontrolada y no localizable–  de los 5 gases). Nada más lejos de la realidad, al contrario, porque Michelangelo se reactiva y (no sabemos si por ingerir pastillas equivocadas) prosigue con sus monólogos, a partir de ahora ya raramente interrumpidos por la tropa durante el resto del viaje. 

 

Por fin, sin más novedad, llega el Grupo a Tui. El Coordinador, su perro Johan y Michelangelo se quedan en el centro de Tui. El Coordinador dormirá en un albergue de Peregrinos de Tui (sito en el centro del casco urbano) y el resto de caminantes, con la furgo, se dirigen al majo hotel que atiende por “Cruceiro do Monte” que está ubicado a las afueras de Tui, a unos dos kilómetros del mencionado albergue. 



         PIE DE FOTO.- Hotel Cruceiro do Monte en Tui. Dispone de un cruceiro delante de su fachada y se consigue wifi del hotel justo a su lado. Al Cruceiro se le pueden pedir muchas cosas pero no os facilitará la contraseña, Michelangelo la consiguió derrochando simpatía (una de sus múltiples cualidades) con una de las chicas de  recepción.


Cuando llegan al hotel descargan el equipaje, se duchan, se cambian de ropa y vuelven, en la furgo, al centro de Tui donde han quedado con el Coordinador, su perro y Michelangelo. Se junta toda la tropa y cenan en la terraza de un bar céntrico (Bar La Plaza) donde ofrecen un menú de El Peregrino por 7,50€ (Plato combinado, vino y postre). Es lo que tiene el peregrinar, acarrea estos daños colaterales a la hora del buen yantar. refrénese la gula y, sobre todo, la concupiscencia.

 

    Una vez cenados, los peregrinos, como ya se encuentran un tanto ahítos del largo viaje del día, optan por retirarse a sus lugares de dormida: el Coordinador se encamina andando al albergue (Rebocato le dice que ande ligero y que no se detenga a hablar con desconocidos) y el resto, en la furgo, hacia el hotel.

 

       Ya llegados al hotel, y al no estar pernoctando en él el Coordinador (que deja a toda su tropa en la estacada y hasta a su propio perro), Rafa y Rebocato asumen la responsabilidad de dormir a los revoltosos “infantes”. Primero dejan en la furgo –donde dormirán– al perro y a Michelangelo. Aparcan la furgo delante del hotel para que aquel pille wifi, lo de la wifi a Johan como que le da igual ya que no dispone de móvil). Una vez dentro del hotel conducen a la clase dirigente (Manu, Paco y Javi) a sus aposentos. Acuestan primero a Paco en una habitación individual, y a Javi y Manu en otra habitación de dos camas (evitemos suspicacias calenturientas, dado que, ellos son muy libres de encamarse juntos si lo prefieren, ya son mayorcitos, ahora bien, si lo hicieron no se lo cascaron al resto de los integrante del grupo). Ya con la satisfacción del deber cumplido (ojo, a los niños no les han dado un besito de buenas noches, mariconadas las justas) Rafa y Rebocato se retiran a su habitación la cual dispone de tres camas y dos baños. Rafa –con la educación y hospitalidad que le caracterizan– le cede a Rebocato la cama de matrimonio, y él dormirá en una de las dos camas individuales (o lo mismo Rafa lo ha hecho por interés propio ya que, si se mea en la cama por la noche, tendrá la otra cama seca y dispuesta).

 

    Antes de que se acueste Rafa, Rebocato saca su botella de güisqui DYC 10 años y trincando sendos vasos escancia, en ambos, generosos chorretones del líquido elemento del “Agua de Palazuelos”. Prosigue una grata tertulia nocturna y risas (no muy estridentes para no despertar a los chicos que suponen que duermen como benditos en habitaciones cercanas), entre trago y trago, y por fin se acuestan (cada uno en su cama, distanciadas entre sí, por supuesto). 


    La noche, a pesar de algún que otro ronquido, transcurre plácida y reparadora para los castigados cuerpos de nuestros peregrinos que mañana recibirán su primer bautismo de fuego al iniciar el Camino a pie.





–SEGUNDO DÍA: VILA NOVA DO CERVERA / TUI 

SÁBADO 17. Hotel: Cruceiro do monte (TUI)

 

 


PIE DE FOTO.-1ª ETAPA a pie: VILA NOVA DO CERVEIRA / VALENÇA/ TUI. (17 Km.).

 

 

Los caminantes que han pernoctado en el hotel acordaron la noche anterior quedar a la mañana siguiente a las 08:00h. (en perfecto estado de revista) en el restaurante del hotel para desayunar. Cuando bajan Rafa y Rebocato al restaurante se llevan la sorpresa de que los infantes: Paco, javi y Manu ya han desayunado, por eso no han atendido a los aporreamientos varios con los que les acaban de obsequiar aquellos en las puertas de las habitaciones respectivas de estos últimos. Michelangelo también está en pie de guerra feliz y contento, les comunica que ha dormido a pierna suelta disponiendo de toda la furgo para él y el fiel Johan que no le ha molestado en demasía.


Una vez todos desayunados y plenamente recuperados de la paliza viajera del día anterior, se dirigen, montados en la furgo, al albergue de Tui para recoger al Coordinador (alias Capitán Araña, por lo de anoche, que se largó solo, dejando al resto del Grupo en la estacada y abandonados a su suerte) y su can Johan se vuelve loco de contento al verle. La verdad es que denota ser un perro muy somático y agradecido, aunque Rebocato piensa: “Sí, muy majo, todavía no ha mordido a nadie, ya veremos cuando nos hinque el colmillo a alguno”. El Coordinador les muestra el albergue en el que ha dormido y la verdad es que parece acogedor si no fuera por la sensación de barracón de batallón militroncho con tanta litera caótica pululando por el local, este adornado, también, con macutos, bolsas y ropajes por doquier, y el pertinaz olor a oso/a/e que se aprecia en su interior.

Después de un intercambio general de impresiones, el Coordinador, sentándose al volante y, ya todos en el interior de la furgo, arranca y se dirigen a Vila Nova do Cerveira (Portugal). Cruzan el “Puente sobre el río Kwai” (perdón, queríamos decir “el puente sobre el río Miño”, no a aquel otro de la gran película épico-bélica) y entran en Portugal.

 

Ya llegados a Vila Nova do Cerveira, aparcan nuestros caminantes, la furgo en un parking público, se baja la tropa, cogen sus mochilas pequeñas de peregrino de camino estrecho y los bastones respectivos de cada cual, y Rafa, Paco, Manu, Javi y Rebocato se ponen en marcha caminando dirección a Valença. Michelangelo, el Coordinador y Johan se encaminan también a Valença pero por carretera en la furgo. (Siempre hubo clases, de nuevo). Esperarán a sus peregrinos en Valença donde aparcarán la furgo y buscarán un restaurante para comer todos juntos cuando lleguen los andantes.

La ruta que hacen por el sendero hasta Valença como es muy llana, resulta agradable y llevadera ya que transcurre a la vera del río Miño. Como no hay que hacer excesivos kilómetros de Camino y como no pululan muchos peregrinos a la vista, la verdad es que les da gusto el andar. 

En uno de los recesos que hacen para recuperar el resuello, aprovechan para hacer algunas fotografías e hidratarse. El amigo Manu tira de su petaca plena de güisqui Johnny Walker y se la ofrece al grupo. Ante este detalle Rebocato sospecha que, anoche después de acostarlos –él con la ayuda de Rafa–  fijo que, Manu y Javi,  en vez de echarse enseguida rendidos en los brazos de Morfeo, estarían jarreando con el Johnny de marras, de ahí que les notara en el desayuno una voz un tanto cazallera a ambos infantes de clase pudiente veraniega de la zona norte de Benicárlim. 

En un tramo del camino Paco se da cuenta de que no ha pagado su desayuno en el hotel (las habitaciones están pagadas de antemano del fondo común, pero el desayuno ha de pagar cada cual el suyo después de consumirlo). El hombre se siente un tanto culpable por ello. Manu le señala que como tienen que volver a dormir en el mismo hotel que ya lo pagará cuando regresemos por la tarde; no obstante Rebocato le dice a Paco que no estaría de más que llamara al hotel y que les informara al respecto de su falta, más que nada porque tienen fotocopias de los DNI’s. de todos ellos y saben quienes son, adonde van y de donde vienen. Paco hace la llamada telefónica y todos quedan un tanto mas tranquilos. A partir de ese despiste siempre que los caminantes paraban a tomar algo en algún bareto decían antes de pagar: ¿”Hacemos un Paco”?

Trascurre la caminata siguiendo el curso del Miño con nuestros andadores felices y contentos, sin percance alguno digno de mención, que recordemos.

Antes de llegar al centro de la ciudad fortificada de Valença. paran, con el fin de hidratarse (no todo va a ser caminar y caminar), en un bar de los arrabales de la ciudad llamado “Café Mineiro”. El camarero del establecimiento es bastante verboso y derrocha simpatía, se enrolla bastante bien y resiste las embestidas dicharacheras de nuestros caminantes, en fin, buen rollito entre él y el grupo. Toman los nuestros caminantes unos unas birras, otros algún que otro café y hasta algunos se animan con el orujo casero del local. Una vez saciada el ansia de sed, el camarero les sella las Credenciales del Peregrino pertinentes, cuyo sello representa, como no, a una vieira y en el interior de ella aparece el nombre de: “CAFÉ MINEIRO Valença” y debajo de la vieira pone: “BOM CAMINO”.



PIE DE FOTO.- ¿Será por fotografías? He aquí al tostonero tabernero del "Café Mineiro", sitos, ambos, en los arrabales de Valença. Dominaba bastante bien la lengua romance llamada español y hablada en: España, en nuestro pueblo castellanoviejo y en otros lugares del mundo. Aparece un tanto escorado porque está buscando las perras en su bolsillo izquierdo para darles el cambio del pago de la consumición a nuestros peregrinos. 

 Los 5 peregrinos prosiguen la marcha hasta juntarse en Valença con su Coordinador y el perro Johan. Como Michelangelo brilla por su ausencia se interesan los  del Grupo por él, y el Coordinador les comunica que al final le ha acercado en la furgo a Tui  y se ha quedado en el mismo albergue donde él durmió anoche (a saber que andará haciendo por Tui nuestro potencial cerrajero). El Coordinador ha llegado a Valença andando desde Tui (donde ha dejado aparcada la furgo) que está a unos 3 Km. de distancia. 




PIE DE FOTO.- El simpar Johan (el perro culé) haciendo de las suyas en la ciudad fortaleza de Valença. Si vais por allí y veis ese armazón y queréis haceros una foto como nuestro Rin Tin Tin, por lo que respecta a él, no temáis por las garrapatas.


Después de patear la ciudad que está llena de tiendas y tenderetes, nuestros caminantes (que en ese momento son 6 y Johan) comen en un restaurante de Valença en una de las terrazas que hay en una gran plaza. Dan buena cuenta del menú del peregrino que cuesta 15€ por barba. Desisten de hacer un Paco, mas que nada por el que dirán de los españoles viajeros, dado que los camareros los han oido dar voces durante la comida y saben de donde proceden. Mas tarde callejean por las calles de la ciudad fortaleza y después se dirigen andando hacia Tui cruzando el río Miño a través de su gran puente (recordamos: no confundirlo con el del río Kwai de marras). 


 

PIE DE FOTO.- Por la concurrida ciudad de Valença se observaban a algunas parejas de gays que caminaban muy unidas. Rebocato oyó, a esta maja pareja de la instantánea, hablar en valenciano. Les preguntó que de donde venían y amablemente le contestaron que de un pueblo costero de la provincia situada mas al norte de la Comunidad Valenciana. Uno de ellos añadió que era nacido en ese mismo pueblo y el otro adujo que era nato de un pueblo de la provincia que pertenecía a la antaño entonces llamada Región de Murcia y que con la formación de las autonomías se pasó –dicha provincia de ese gay–  a la Comunidad de Castilla la Mancha, dejando de esa manera viuda, o compuesta y sin novio, a Murcia. Hay mucho separatista.


Una vez aterrizados, todos, felizmente (es un decir, porque lo que pasa en el Camino queda en el Camino) a Tui, se dirigen a la furgo y se montan en ella Javi, Paco, Manu, Rafa y Rebocato para encaminarse al Hotel "Cruceiro do Monte" donde están instalados. El Coordinador se va, con su can, en busca de Michelangelo y quedan en juntarse todos (incluso Johan que tiene muy mal morder aunque aún no ha mordido a nadie pero con esas bestias nunca se sabe, toda precaución es poca) para cenar por la noche en Tui.

    Ya en el hotel se encaminan los 5 a sus habitaciones. Hacen la colada,  se asean, se cambian de ropa y Rafa con Rebocato bajan a tomar unas cervezas a la terraza del restaurante del hotel mientras esperan a los de la clase pudiente (Javi, Manu y Paco). Mientras hacen la espera, y para no desesperar, entablan un tonto dialogo entre ambos soltando estas lindezas: 

·     Rebocato le apunta a Rafa : “Este mundo no tiene arreglo, estamos aquí tú y yo, como parias, y cuando bajen los ricos entrarán en nuestra ronda y tendremos que pagarles las cervezas”. 

·     Y Rafa le contesta: “Hombre, otra vez puede que sea al revés”. 

·    Y Rebocato remata: “Sí, cuando hagamos la revolución pendiente, es decir, cuando las ranas de mi pueblo castellanoviejo críen pelo”.

 

Por fin aparecen Javi y Manu. Toman asiento. Rebocato ya ha pagado una ronda y entran en la ronda de Rafa, este les invita, no a largarse sino a unas birras. Después baja Paco, le dicen que si quiere tomar algo y niega a la mayor, por lo que apuran las birras, se montan los 5 en la furgo y se dirigen al centro de Tui donde los esperan, como agua en mayo, el Coordinador (que lleva ya rato dando la tabarra por guasap para ver cuando llegan) y Michelangelo que no da la tabarra (bastante la dio desde Valencia –que no Valença– hasta Tui) ya que, no tiene guasap porque no le gusta ni le interesa; y el perro que –como hemos dicho más arriba– ni tiene guasap, ni móvil, ni falta que le hace.



PIE DE FOTO.- Esos días se celebraban en Tui las Grandes Fiestas de la Virgen de los Dolores en Guillarei del 16 al 19 Setiembre 2022, y en la plaza donde está ubicada la catedral de Tui el amigo Johan se tumbó, entre dos feriantes buscapleitos, a contemplar los bailes y cánticos regionales (antaño Coros y Danzas). Al final nuestros peregrinos tuvieron que ir al rescate del perro porque  aparentaban querer afanarlo los feriantes. Menos mal que el feriante de la camisa a rayas se avino a razones, no así el otro (a todas luces un pendenciero redomado y chulo como él solo) que decía que el perro quería guindarle la cartera del bolsillo trasero, y quien sabe si no pretendía llevarse al can para aplicarle el alambre que usaba nuestro peregrino (sin andar Camino) Michelangelo hace ya 40 años. La verdad es que, estos lances del Camino le quitan a uno las ganas de hacerlo (nos referimos al Camino, claro).


Los 7 (con el rescatado Johan 8) peregrinos, ya todos juntitos, se sientan, como anoche, en el bar La Plaza a dar buen cuenta, otra vez, del menú cena del peregrino (7,5€), solo que, esta noche, la gente está menos cansada que la noche anterior y hay sobremesa con gin tonic’s y cervezas.

Después, en la sobremesa, se entablan varias conversaciones y Rebocato, por proximidad, se queda escuchando, disimuladamente, la plática que mantienen Michelangelo y Rafa. Los barrunta inspirados y cuasi entrados en trance, no sabemos si por los efluvios etílicos de lo trasegado a lo largo del día, y noche, o por propia convicción mutua conversadora.

La plática entre ambos debe ser para iniciados porque Rebocato no asimila prácticamente nada de lo que sueltan. Hablan de hipnosis; de hatha yoga; de desplazamientos astrales; de levitaciones; de meditaciones trascendentales; de pérdidas de energía pránica; del Karma meaning; de entrar en estado REM para realizar el desplazamiento astral; de lanzar un Karma malo (o mal de ojo); de distribuir la energía donde tú la necesites para adelgazar mucho en la fase en la que Miguel Ángel pesaba  110 kilos; del deber de pagar el Karma por hacer una mala acción; de la casa sin puertas para no cortar la energía; de las cifra “1324” y “1423”. Rebocato piensa que con estas se refieren al orden de encendido de un motor de 4 tiempos y 4 cilindros, pero nada mas lejos de la realidad, son las que representan a los códigos de la cooperación, empatía, consideración hacia los demás, adaptabilidad y supersensibilidad encaradas a las necesidades del prójimo. Vamos, como para volverse uno modorro.

Incluso le parece a Rebocato oír decir a Michelangelo que su peluquera (a la que debe de visitar poco últimamente en la peluquería con el fin de que le mete la tijera dada la largaria de los pelos y barbas que presenta, aunque eso sí: impolutos/as, no tengamos un lío) saludó en una acera a un conocido que llevaba tiempo muerto y enterrado.

La conversación se prolonga en el tiempo a oídos de un Rebocato que, disimulando y mirando a otros compañeros pero con la oreja puesta en la conversación de Michelangelo y Rafa, ya no sabe donde se encuentra y piensa en aquello que le dijo un amigo muy de recorrer el Camino a menudo: “El hacer el Camino de Santiago te cambia la vida”.

Rebocato empieza a creérselo porque apenas ha hecho 16 Km. andando y la vida no lo sabe, pero la cabeza ya la tiene del revés a causa de oír estas trascendentales conversaciones poscena tudense, y eso que, Rafa y Michelangelo aún no han empezado a hablar de religión. Quiere irse arreando brisca al hotel, y cuanto antes mejor, para meterse, no en la cama, sino entre pecho y espalda un buen lingotazo de agua de Palazuelos 10 años y ojalá que le acompaña Rafa en el trasigo etílico, eso sí, mejor que no le mente el Karma.

Por fin, sobre las 01:00h. se disuelve la asamblea, se montan 5 caminantes en la furgo conduciendo Javi, o Paco, o el Karma, o vaya usted a saber. Rebocato con la conversación oriental ya va arreglado y le da todo, o casi todo igual, y se lanzan sin derrapar hacia el hotel. Rebocato se mete con Rafa en la habitación (cada uno en su cama, claro) y se duerme placidamente en su cama de matrimonio. Ni güisqui, ni gaitas (galegas), “ni casta que lo fundo” como decía a veces nuestro labriego castellanoviejo para rematar algunas frases que denotaban un incierto cabreo. 

Esta noche no está Rebocato para acostar a los niños bien, que se busquen la vida o que pidan ayuda al Apóstol. Rafa hace lo propio.

 

 

 

·      TERCER DÍA:  TUI / O PORRIÑO

 

DOMINGO 18.Albergue:  Casucho da peregrina (O Porriño) No mascotas. (Johan duerme solo, en la furgo).

 


 PIE DE FOTO.-  2ª ETAPA a pie:  TUI/ O’PORRIÑO (14 Km.).


 

Diana a las 08:00h. En el hotel se levantan nuestros caminantes Javi, Manu, Paco, Rafa y Rebocato. Bajan al bar a desayunar. Al acabar el desayuno todos están pendientes, y observando, si Paco paga esa mañana su desayuno.

Una vez que todos pagan, se despiden nuestros peregrinos del amable personal presente del hotel, se instalan con el equipaje en la furgo y se dirigen desde el hotel Cruceiro do Monte al albergue de Tui para recoger al Coordinador, a Johan y a Michelangelo. 

Llegados al albergue, Michelangelo, el Coordinador y el perro no están en él porque se encuentran desayunando en el único bar cercano que sirven desayunos en domingo. (Es bueno ser Coordinador porque puedes saltarte los horarios de quedada que tú mismo has dictado e impuesto la noche anterior a la tropa). Cuando localizan a los desayunadores estos alegan que quieren acabar de desayunar tranquilamente y que, de paso, están haciendo tiempo hasta que abran la catedral de Tui porque tienen la intención de visitarla.

Oído esto Javi, Rafa y Rebocato (que no están para rezos a esas horas intempestivas de la mañana) deciden ponerse a hacer Camino, encaminándose andando hasta O´Porriño donde está previsto que pernocten todos allí esa noche. Por su parte Manu (que también se antoja de visitar la catedral ya que, las dos tardes anteriores no estaba abierta) y Paco se esperan con los almorzadores, después irán los dos en la furgo hasta O´Porriño donde dejarán los equipajes en el albergue, aparcarán la furgo e iniciaran el Camino al revés, es decir, dirección hacia Tui para encontrarse con el resto del grupo. Michelangelo, el Coordinador y su perro irán (sin ira) andando hasta O´Porrino después de ver la catedral. Hay mucho impío de vía estrecha en este mundo, o lo mismo el Camino te cambia momentáneamente la vida.

Durante el trayecto a pie Javi, Rafa y Rebocato (van bastante despacio con el fin de que los potenciales meapilas “visitacatedrales”: Michelangelo, el Coordinador y su can les alcancen) observan, al volver la vista atrás ("Nadie, que después de poner la mano en el arado mira atrás, es apto para el reino De Dios) a un gran grupo de chicas portuguesas (el Coordinador, vía guasap, les ha avisado, previamente, de que un par de autobuses de chicas portuguesas han bajado en Tui y se dirigen, en tropel, por el Camino dirección O¨Porriño) y también avistan a nuestros dos retrasados (no mentales, no tengamos un lío) caminantes y el fiel (de momento) Johan. Ante el tropel que se avecina Javi, sin decir esta boca es mía) demarra subiendo un puente que cruza un riachuelo dejando tirados a Rafa y a Rebocato. Lo mismo el Camino empieza a cambiarle la vida. No saben si volverán a verle antes de llegar a O´Porriño. 

Rebocato se acopla al ritmo (mas lento) de Rafa. Les rebasa la algarabía de muchachas, y de no tan muchachas. Llegan también a su altura el Coordinador su perro y Michelangelo. El perro y el Coordinador frenan el ritmo y se acoplan, también, a la marcha que marca Rafa, a pesar de que este no es Coordinador, aunque lo fue en su día en su vida laboral. Michelangelo sigue su marcha tras de Javi porque va hablando con unas portuguesas y lo mismo piensa que ahí hay tajo.

Hora y media después, Manu (que va con Paco al encuentro del grupo en dirección contraria) avisa por guasap: “Nos estamos cruzando con un montón de tías de todos los tamaños, colores y edades. Todas nos miran con lascivia. No sé si aguantaremos la presión. ¿Por donde estáis?”. Y Javi escribe: “Aguantando. La carne es débil y la lascivia mantiene joven”.

Unos kilómetros mas adelante se juntan (gracias al guasap) nuestros 7 caminantes y Johan. Continúan todos la marcha y, al rato, Michelangelo (que ha dejado a las chicas) se descalza, alega que tiene que descansar y dice que los demás continúen la marcha. Sus amigos caminantes le abandonan a su suerte y no le dejan ni un revolver al lado.

Retoman la marcha y, algo mas adelante, se paran en un bar aislado con el que se topan sin desviarse de la ruta. Piden unas cervezas y al rato aparece el sin par Michelangelo ya pseudo recuperado. Una vez refrescados interiormente continúa la tropa hasta llegar al albergue “Casucho da Peregrina” de O´Porriño. Dejan las mochilas pequeñas, se asean y salen a la calle a buscar restaurante para comer. 



PIE DE FOTO.- El albergue de marras, donde Michelangelo va a demostrar sus habilidades tirando de uno de los oficios que ha ejercido a lo largo de su vida laboral, dejando, de paso, con un par de narices a sus incrédulos compañeros de furgo.


Deciden comer en el bar “La Bendecida”. El Coordinador y Michelangelo están algo tirantes entre sí, de tal forma que aquel se va con su perro a otro bar cercano. Javi Y Paco van a ese bar para convencer al Coordinador con el fin de que vuelva al redil (a La Bendecida). Al final retornan los tres y el perro a La Bendecida para comer. Ya comiendo, a Michelangelo, al morder un trozo de pulpo, se le cae un diente incisivo que tenia puesto de forma provisional. No se corta. Enseña el diente cogido con los dedos pulgar e índice y alzando la mano, a la vez que muestra el paleto y, al abrir la boca, la mella, grita: “¡¡Cuñaooo!!”. descojono total y absoluto entre los presentes y lugareños del lugar que también están comiendo en ese bar.

Los caminantes después de comer se van al albergue. Una de las habitaciones a ocupar tiene 6 literas  de obra adosadas a la pared (tres abajo y tres arriba) con cortinones individuales para la intimidad de cada cual. Hay dentro de la habitación un baño y fuera de ella, donde está el bar, hay mas servicios. Michelangelo dormirá en otra habitación, y Johan en la furgo que está aparcada en la acera de enfrente del albergue. Obviamente, su dueño (nos referimos al del perro) se levantará un par de veces a lo largo de la noche para supervisarle.



PIE DE FOTO.- Las 6 literas de la habitación tigrera de nuestros peregrinos  en el albergue Casucho da Peregrina. El inefable Coordinador, tirando de patente de corso para tender su mojada toalla molestando al sufrido peregrino de la litera de abajo.


Se sientan los 7 peregrinos por la tarde en la terraza del bar del albergue a tomar unas birras. Rafa se queda en la habitación y al rato va a la terraza y dice que después de cerrar, no puede sacar la llave del bombín de la puerta de la habitación y que se ha quedado puesta. Alguien dice que ese es un caso para Michelangelo (recordar que en el viaje de ida desde Benicárlim a Tui, Michelangelo dijo que había ejercido de cerrajero, de hecho llevaba ganzúas pequeñitas de todo tipo en una cartera de bolsillo). Algunos de los caminantes –un tanto escépticos y en tono un tanto jocoso– animan al cerrajero a ir a sacar la llave. Van Michelangelo, Rafa y Rebocato a la habitación. Michelangelo pide un destornillador al encargado del albergue. Se lo suministra. Michelangelo saca el bombín, lo manipula, recupera la llave, le da la vuelta al bombín, lo coloca de nuevo y ¡bingo!, la llave ya no se queda atascada. Aplausos para el cerrajero que estaba bajo sospecha de que lo fuera de verdad. La vida te da sorpresas.

Ya de noche se sientan a cenar en la terraza del bar Afrancachuela. Después de la cena hacen sobremesa con unos orujos. (Dicho sea de paso, y aunque parezca mentira al estar en Galicia, no en todos los bares te sirven orujo aunque dispongan de él, será porque al ser casero hay que ser cliente conocido para que te lo dispensen).

  Michelangelo y Rafa esa noche no hablan del Karma, ni de viajes siderales, y esas cosas de ellos, no obstante Michelangelo se desabotona la camisa y empieza a mover sus tetas musculosas, todos se quedan alucinados y Rafa le dice que le enseñe a moverlas a él. Michelangelo le dice a Rafa: “Tú no tienes tetas”. 

 Cuando vuelven al albergue para dormir el Coordinador no encuentra la clave de acceso al recinto, menos mal que al final da con ella. Es lo que tiene el jarrear más de la cuenta, pero, claro, cuando es el Coordinador el que lo hace…..

 

 

·      CUARTO DÍA: O‘PORRIÑO/ REDONDELA

 

LUNES 19Casa Rural & Bodega “Os Areeiros”. Sí mascotas.

 





PIE DE FOTO.- 3ª ETAPA a pie: O’PORRIÑO/ REDONDELA (16 Km.).

 

A las 08:00h. la tropa de peregrinos se despierta con gran algarabía (6 osos durmiendo en la misma habitación da mucho juego). Se duchan, y desayunan en el bar del albergue. Michelangelo llega mas tarde al desayuno,. Nadie le ha echado de menos (tengan en cuenta nuestros lectores que eso es hartamente difícil dado que él hace  notar su presencia) porque ha dormido en una habitación distinta a la del resto. Abronca a todos por no despertarle. Encima no encuentra sus zapatillas de deporte, va en chanclas. Todos se ponen manos a la obra a buscar como locos por las zonas comunes del albergue con el fin de localizarlas. Se organiza un guirigay, por todo el albergue, de padre y muy señor mío, resultando al final que las zapas estaban en el interior de la furgo, menos mal que, Johan, durante la noche no le dio por dar buena cuenta de ellas. El resto de peregrinos residentes en el albergue alucinan con las maniobras de búsqueda llevadas a cabo por los 7.

Todos le interrogan a Michelangelo con miradas fulminantes (excepto el bueno de Johan) por tamaño despiste, y él alega en su defensa que es minusválido y “drogadicto” por tanta pastilla medicada que tiene que ingerir a lo largo del día (lleva siempre encima una caja con varios compartimentos con una selección harto variada de comprimidos de diferentes tamaños y colores) y que, además, ellos (los acompañantes) lo que tienen  que hacer es cuidar de él con mucho mimo dada la merma de sus condiciones físicas actuales.

Una vez desfacido el entuerto, se ponen a hacer el Camino andando: Rafa, Manu, el Coordinador (con perro incluido de serie) y Rebocato con rumbo Norte hacia Redondela. 

Paco, Michelangelo y Javi se montan en la furgo, arrancan y se también dirigen a Redondela donde dejarán las maletas de cabina en la casa rural (ya reservada de antemano) en la cual van a pernoctar esa noche los 7 y el perro. Comprarán chuletones para la cena ya que la casa rural dispone de un local anexo con barbacoa en el jardín donde por la noche Paco asará (por voluntad propia, no forzado por el Coordinador de “ordeno y mando”) los chuletones a la parilla. 

Después de dejar los equipajes en la casa rural, aparcan la furgo en Redondela y regresan, rumbo Sur, por el Camino en sentido contrario para ir al encuentro de Johan (que cencerrea y retoza por el monte arriba, monte abajo, metiéndose en todos los regatos que encuentra a su paso, que da gusto verle), el Coordinador, Rafa y Rebocato.

Los peregrinos que caminan hacia el norte se paran en la localidad de Mos para repostar cerveza. Por allí pululan gran cantidad de peregrinos/as/es por doquier, están las tiendas y el bar restaurante abarrotados. En la tienda "Bo Camiño" Rafa y Manu compran sendas navajas. Luego, en la terraza de un bar el Coordinador, Rafa, Manu, Johan y Rebocato descansan –entre birra va, birra viene– casi una hora. Contactan por guasap con los tres caminantes que vienen a su encuentro andando dirección sur, dicen que han dejado a Michelangelo sentado en la terraza del bar/ albergue "O’Corisco" sito en camino Romano, 47, dejando atrás a Redondela (alegan, a una camarera, que es su padre y que ellos van al encuentro de otros amigos peregrinos, que, por favor, le echen un vistazo de vez en cuando, que luego retornarán todos a por él). Paco y Javi después de andar un rato y ante una empinada cuesta deciden volver sobre sus pasos a recoger a "su Padre al bar". 

Más adelante los andantes que caminan hacia el norte se detienen en un pequeño bosquecillo donde hay peregrinos parados oyendo a una moza que está tocando el violín. Escuchan un rato a la artista y continuar hacia el albergue O’Corsico para juntarse con los tres de la furgo. Una vez llegados allí toman unos vinos de la tierra y entablan conversación con unos guiris un tanto curiosos. Al rato, uno de ellos se encarama a la mesa, flexiona las piernas, pone ambas manos sobre sus rodillas, junta las yemas de los dedos pulgar e indice de las manos formando dos circulitos, es decir se pone en posición de monje tibetano entrado en trance, barruntamos que, desarrollando técnicas meditativas y contemplativas, vamos que daba gusto verle (es un decir) en su posición y con su camiseta pseudo naranja. 



PIE DE FOTO.-  No sabemos adonde vamos a llegar con estos espectáculos provocadores que tolera, y fomenta, este gobierno social/ Comunista/ Bolivariano que tanto nos atosiga y que no mira por la “Gente de Bien y de Orden”. Mancillan nuestras mesas donde comemos, y lo mas grave: donde bebemos. ¿Cómo permiten hacer el Camino a tibetanos? Vale que mezclemos razas y culturas, porque es bueno contaminarse, pero de ahí a combinar religiones dispares nos parece un tanto excesivo. Vaya por delante que no tenemos nada contra los tibetanos, ni contra su religión el budismo tibetano (lamaísmo), ni contra sus dioses: Budas, DakinisBodhisattvas entre otros. No tengamos un lío. Ahora alguien dirá que contra la religión mahometana no nos atrevemos a incordiar, normal, es monoteísta como la nuestra, de toda la vida. El guiri budista de largas barbas al menos demostró educación con su buen hablar (en castellano con mucho deje) y saber estar, no hizo postureos como el otro guiri ocupamesas de marras, ni se dio importancia alguna como ser superior.


Mas tarde retoman el Camino y se dirigen a comer a Redondela. A Michelangelo le duelen los pies, por enésima vez. Al reincorporarse al Camino aparece un grupo variopinto de unas 20 personas, y una de ellas acarrea al hombro un radio casette monumental  que emite música a todo trapo con canciones de Rosendo, en ese momento. Se paran los dos grupos y algunos/ as se ponen a bailar como peonzas. Rafa se marca un baile suelto (espontáneo y genial) con una chica del grupo musical que da gusto verles a ambos. Alguien del grupo de nuestros caminantes plasma la acción en un video con el móvil y Rafa después lo censura (la sombra de el Caudillo es alargada), Rebocato barrunta que el bailongo no quiere ser famoso en las redes. Una pena porque el momento grabado es genial.

Acabados los bailes y el jolgorio siguen camino a Redondela donde Javi, Paco y Michelangelo dejaron aparcada la furgo ya que la casa rural para pernoctar se  encuentra a unos 18 Km. de distancia de la mencionada población.

Javi y Rebocato toman algo delantera respecto al resto del grupo y seguirán en cabeza hasta llegar a Redondela, donde esperarán a los rezagados para comer todos juntos y bien avenidos, a ser posible, claro, con tanto macho alfa siempre surgen roces y, en esta ocasión, no por disputa de hembras, precisamente. 

Después de comer se suben todos a la furgo y llegan a la Casa Rural & Bodega “Os Areeiros donde van a cenar y pernoctar esa noche. Es una casa rústica del siglo XVII es enorme, está amueblada con muebles de época, dispone de piscina, de un horreo gallego, jardines rodeados con parras de uva de albariño, merendero con barbacoa, y está ubicada en la zona de las Rías Baixas de Pontevedra.



PIE DE FOTO.-  Vista frontal de la Casa Rural & Bodega “Os Areeiros”.


Por la mañana para la cena, Javi, Paco y Michelangelo han comprado unos chuletones de la órdiga de ternera galega; ingredientes para ensaladas; pimientos de piquillo; vino albariño blanco y tinto; y orujo de todos los colores y sabores.

Nuestros peregrinos llegan a la casa rural (ven que en los alrededores del jardín, hay personas vendimiando racimos de uva de albariño –luego les diría la dueña a nuestros peregrinos que todos eran familiares–) y hacen posesión de las habitaciones respectivas de la manera siguiente: El Coordinador, Michelangelo y Johan en una de dos camas (el paciente can dormirá debajo de la cama de su amo). Paco y Javi en otra,  también de dos camas. Ambas habitaciones están en la primera planta. Y en la segunda planta en una habitación doble con dos camas individuales y una de matrimonio dormirán: Manu en la de matrimonio, y Rafa y Rebocato en las dos individuales, caso de que, Manu, les deje dormir a pierna suelta sin soltarles parrafadas de madrugada. Rafa, Manu y Rebocato se duchan (de uno en uno), se cambian de ropa y hacen la colada (bueno, Manu lava los calcetines, camiseta y calzoncillos suyos, y los de los compañeros de habitación: Rafa y Rebocato, pero no volvió a hacerlo ya en todo el Camino. Ya le vale, ya.). 



PIE DE FOTO.-  Estos dos simpáticos vendimiadores de racimos de uva de Albariño, al acabar la jornada, y a pesar de estar totalmente derrengados por la ardua y agotadora tarea realizada a lo largo del día, se prestaron pacientemente a posar para la posteridad. El de la izquierda haciendo el gesto de La Paz de los hippies con los dedos indice y corazón de su mano derecha (parece ser que ha perdido las zapatillas). El de la derecha no tan boyante, pero aguanta el tirón como un jabato.


Va cayendo la tarde y algunos peregrinos se refrescan en la piscina. Después Javi y Rebocato departen amistosamente, por los jardines con la dueña de la casa y resulta ser nacida en un pueblo de Segovia de ahí el que no manifestara deje galego alguno, aunque lleve mas de 40 años por aquellos lares. Su marido (galego de pura cepa de albariño) va varias veces al año, con su furgo, a vender cajas de botellas de vino Albariño y orujo a las provincias de Madrid, y Segovia, y a Benidorm, entre otros lugares de España.



        PIE DE FOTO.- Vista trasera de la Casa Rural & Bodega “Os Areeiros”. con el horreo galego de por medio, como el jueves.


Mas tarde, se pone Paco a encender la lumbre en la barbacoa del recinto para asar los chuletones, y, para que los troncos prendan bien, Rebocato le va suministrando astillas, que corta, pacientemente, con un hacha, dada la dureza de los troncos de madera disponibles (nada que ver con la que partía de madera de pino resiento, o negral, de zagal en nuestro pueblo castellanoviejo). 






PIE DE FOTO.-  El maestro asador Paco (apenas se le llega a vislumbrar en la instantánea) asando en el recinto de la barbacoa los chuletones de marras (o de vaca galega). Como se aprecia en la fotografía dispone a su servicio de mas pinches de cocina que el mismísimo Arguiñano. Hasta al hijo del dueño de la casa (a la izquierda, por su ubicación, no sabemos si, también, por sus ideas políticas) nos lo ha puesto a fregar.



        Mientras los chuletones los asa Paco (cual Mesonero Mayor de Castilla) los peregrinos van trasegando, al coleto, botellas de vino albariño sin control alguno. Una vez asada la carne se la meten entre pecho y espalda, bien regada con caldos del país, y, mas tarde, pasan a dar cuenta de las botellas de orujo como si no hubiera un mañana. Estando en estos bretes, a la sobremesa, parece el dueño de la casa rural y para que no tengan los visitantes reseco (lo de la resaca ya llegará mañana por la mañana) les obsequia con un par de botellas de orujo tostado de su propia cosecha. Departen todos amistosamente bebiendo si parar. Algunos se levantan de la mesa y se forman conversaciones aparte, bien en el recinto de la barbacoa, bien en los jardines. 

Rafa se dirige al meódromo y confesaría después que en los jardines acontecen confesiones –asaz intimas– de Manu con el gurú MichelangeloRebocato también los observó conversar de forma relajada, a ambos, desde la puerta del merendero, aunque no oyó lo que se decían. Manu después negaría a la mayor tales conversaciones interactivas como que fueran confesiones intimas ¿efectos secundarios de los efluvios etílicos?

En términos generales fue una gran noche. Ríanse ustedes de la “Mi gran noche” que canta el Rapfael (no nos referimos al peregrino Rafa, que lo suyo es, mas bien, mover el esqueleto con peregrinas ¿incautas?). El resto de clientes que pernoctaban en la misma casa rural (algunos de ellos ya de cierta edad y con pintas de guiris) barruntamos que, tuvieron que aguantar la matraca nocturna con la que les obsequiaron nuestros peregrinos hasta la 01:30h. de la madrugada, eso sí, no dijeron ni pio. Ni una queja al respecto.

A dicha hora, y ya bien jarreados, se encaminan los mentados escaleras arriba hacia sus habitaciones. Manu y Rafa –con una botellas de vino albariño y otra de orujo blanco en una de las manos de ambos– suben a su habitación y la de Rebocato a la segunda planta, pero la llave para abrir la puerta la tiene este que se queda departiendo un rato en la primera planta despidiéndose de: Paco, Javi, el Coordinador, Miguelangelo y Johan. Ya que todos ellos tiene sus habitaciones –dos a dos mas Johan– en esa planta.  Al rato oyen rodar botellas de vidrio y grandes carcajadas, Rebocato se despide y sube, a toda prisa, a la segunda planta y se encuentra a Manu y Rafa tumbados a la puerta de la habitación con las botellas pululando por el suelo, menos mal que no se han roto, y ambos descojonándose de la risa. Según cuentan, entre risas, Rafa ha resbalado se ha caído al suelo y Manu le ha imitado, Rebocato abre la puerta y se adentran los tres en la habitación con las dos botellas, por supuesto. 

Mas tarde Rafa y Rebocato se acuestan en las dos camas individuales y Manu en la de matrimonio del salón de la habitación. Ya con las luces apagadas aparece Manu en la habitación de los dos amigos y se queda a los pies de las dos camas apoyando la espalda y con las manos detrás en la pared. Alega que no tiene sueño. Empieza de plática y un par de veces, sin querer, activa el interruptor de luz de la habitación. Al final se sienta en la parte trasera de la cama de Rebocato. A Rafa le vence el sueño. Manu y Rebocato siguen de cháchara y a las 02:30h. este le dice a aquel que mañana es día de escuela y que mejor se ponen a planchar la oreja. Manu obedece se va su cama sita en la otra sala de la habitación, coge carrerilla y se tira en plancha con los brazos en cruz sobre su cama de matrimonio. Los tres duermen como benditos.

 

                                                                                                (Continuará)

                           

                        HistoriasdeRebocato@febrero-2023