2 de abril de 2023

EL CAMINO DE REBOCATO (2ª PARTE BIS)

        



       EL CAMINO DE REBOCATO (2ª Parte)

 

 

·      QUINTO DÍA (Que no kinto del día): REDONDELA/ PONTEVEDRA.

 

     MARTES 20Hostal Peregrino. No mascotas.         

 

 

   Nuestros peregrinos se levantan, esta mañana, un tanto resacosos a causa de: la jarana de la noche anterior acontecida en el recinto de la barbacoa, de las posteriores conversaciones esporádicas en el jardín y de la ingesta de alcohol a mansalva, por supuesto. 

 

    Bajan al comedor a las 08:30h. y contemplan que este no está excesivamente concurrido. Rebocato, de reojo, va observando si, las personas allí presentes, están ojerosas por no haber podido dormir la noche anterior a la hora, y como, Dios manda, motivado por el guirigay causado por los ahora formalitos desayunadores. Le viene a su modorra cabeza que, en ese momento –mientras se remojan las magdalenas en la taza de café con leche– solo faltaría como música de fondo la canción de los Beatles: “Que noche la de aquel día” (“A Hard Day's Night” para los anglófilos y los no puristas. Que bonito es saber idiomas, pero en galego no lo plasmamos, mas que nada por no dar mas la tabarra que si nó no acabamos nunca el relato al extendernos en demasía). 

 

    Una vez todos desayunados suben a las habitaciones a por sus equipajes. Se despiden del personal de servicio de la casa rural. Meten en la furgo todos los bártulos, sin olvidarse de Johan que aún no ha dicho este ladrido es mío. 

    Se meten los 7 en la furgo y Rebocato se pone a manejar (como diría un latinoamericano), es decir, a “conducir la furgo” (para los no viajados, ni leídos, ni sudamericanos). 

    Rafa también se presta hoy a conducir, pero como parece ser que no consigue muchos apoyos (es lo que tiene ser el mayor del grupo y eso que es el que trata de poner mesura, aunque se meta en terrenos del Coordinador) desiste en su empeño. Es como Obélix cuando pide poción mágica y todos se la niegan al pobre, porque, de pequeño, se cayó dentro de la marmita de la cocida poción y aún le duran las reservas en su cuerpo para mal de los sufridos romanos invasores de la Galia (Decir que, en la Mili, Rafa, que ejercía de sargento del IMEC, le tocaba ir a buscar desde el cuartel con el JEEP a la tropa a la discoteca el fin de semana, porque si nó no retornaban al cuartel y, a causa de ello, le tocaría a él hacer las guardias, de ahí el tener ya hecho su cupo  de kilómetros conducidos).

    Otro handicap a la hora de no poder conducir Rafa hoy, es que Rebocato se sacó en la Mili todos los carnés de primera, habidos y por haber, de tal forma que su carné de conducir tenia mas letras de categorías que letras el abecedario, y durante su periodo militar estuvo conduciendo un camión Pegaso (pero no de pega) 3040. Parece ser que toda la tropa que transportaba en la caja del camión solía vomitar bastante durante el viaje, “Blandengues, como para ganar una guerra con esta gente”, pensaba Rebocato cuando todos los guripas, con la cara blanca, se le quejaban de los frenazos y derrapes una vez apeados del camión al final del trayecto.

 

 



PIE DE FOTO.-  4ª ETAPA  a pie:  REDONDELA/ PONTEVEDRA (14 Km.).

 

 

Pero continuemos con el relato del Camino que al final se nos va el santo (San Felipe) al Cielo. 

 

Ya puestos en ruta pero aún dentro de la urbanización, donde está ubicada la Casa Rural que han dejado atrás, empieza todo el mundo –excepto Johan y Rafa– a dar indicaciones a Rebocato por donde tiene que ir para  alcanzar la carretera de salida hacia el norte. Todos a una dándole la barrila a “uno” (que no es Atila porque no lleva hache, ni hacha), móvil en mano tirando de Google Maps para indicarle la mejor ruta, de tal forma que llega un momento en que Rebocato echa de menos el no tener a mano el subfusil que llevaba en la cabina del Pegaso durante sus viajes militares, o bien, pedir al Apóstol Santiago que baje, espada en mano, a echarle una mano aunque sus enemigos no sean, en este caso, sarracenos. Por fin la gente se aplaca, y es porque han llegado al punto donde ha de bajarse el perro y la tropa de 4 que van a hacer el Camino a pie hasta Pontevedra capital, quedando tan panchos –camino Pontevedra– en la furgo: Michelangelo, Rafa y el manejador de la furgo que atiende por Rebocato, cuando le interesa, claro. Rebocato dice a sus dos colegas: “Que alivio al fin solos”. Por un momento piensa en dejar la furgo un rato a Rafa, pero desiste porque lo mismo Michelangelo se lo casca después al Coordinador que es su amigo y valedor, aunque a veces, entre ellos dos, “se lleven como el Johan y el gato”.

 

Sin más novedad llegan los de la furgo a Pontevedra y tienen la suerte de que el Hostal Peregrino –que reservó Javi– está en la misma entrada de la capital por la que acceden nuestros tres peregrinos motorizados, y no excesivamente alejado del centro del casco urbano. 

 




             PIE DE FOTO.-  El susodicho “Hostal Peregrino” en Pontevedra.

 

 

Rebocato detiene la furgo a la puerta del hostal y se apea junto a Rafa y Michelangelo. Sacan el equipaje del maletero, Rafa se queda vigilándolo a la puerta del hostal bajo un sol implacable (el toldo de la fotografía estaba recogido en ese momento) y después, Rebocato acompañado del bueno de Michelangelo, arranca la furgo y se disponen a aparcarla donde encuentren sitio libre para ella. Dan vueltas y mas vueltas por los alrededores del hostal y todo está ocupado. Intentan meterse mas hacia el centro de la ciudad y ¡sorpresa! al centro solo pueden acceder vehículos autorizados, resulta que, el centro de la ciudad (zona monumental) de Pontevedra es todo peatonal desde agosto de 1999, Rebocato de haber sabido esto hubiera hecho el Camino años antes.

 

Después de circular por los alrededores del hostal deciden meter la furgo en un parking –al aire libre– de pago y no vigilado al lado de la estación de Renfe. Son 10€ diarios y como está harto de callejear sin poder aparcar la furgo, la estaciona allí mismo, además, están a 4 minutos andando del Hostal Peregrino donde barrunta que, seguirá, esperando, pacientemente, el amigo Rafa a sus puertas, ojo avizor respecto a las maletas (después comentaría que no desvió la vista de ellas aunque pasara delante de sus narices moza lozana potencialmente casadera).

Aparcan y bajan los dos de la furgo, Rebocato la cierra y observa que Michelangelo está miccionando –tan campante él– a plena luz del día en el mismo parking al lado de la rueda del copiloto de la furgo, eso sí, le tapa el tronco de un arbol. Rebocato deduce que, como no está Johan, Michelangelo estará marcando el territorio con su meada a chorro limpio formando circulitos.

 

Una vez Michelangelo aliviado, salen andando del parking y se encaminan camino al hostal. Cuando llegan ven al bueno de Rafa ya un tanto impaciente (y mucho más moreno, no queremos añadir: "y negro", que también) por la tardanza de la pareja. Todas las maletas siguen allí, impertérritas, a las puertas del hostal, Rafa alega que la recepción está dentro del bar del hostal y que como hay muchas maletas que no iba a entrar con una en cada mano y que al volver a por las otras que se las hubieran birlado (que conste que no estamos insinuando que todos los galegos de Pontevedra sean manguis, no tengamos un lío con los que no se sabe si van o vienen, si suben o bajan).

 

Entra Rebocato al hostal baja las escaleras hasta el bar y le demanda al camarero las llaves de las habitaciones ya reservadas de antemano. Entre los tres peregrinos meten todas las maletas en las habitaciones. En una de ellas dormirán Javi y Andrés y en la otra Rafa, Manu y Rebocato, Paco, como es rico,  –pero no hay peligro de que nos lo secuestren porque los nombres de esta historia son fingidos– se buscará un hotel para él solo. (Como dicen que dijo Woody Allen: “El dinero no da la felicidad, pero es bueno ser rico porque al menos no hay problemas económicos en casa”). Michelangelo buscará albergue municipal.

 

Después Rafa y Rebocato deciden que, en lugar de hacer el Camino al revés para ir al encuentro de los compañeros que vienen andando hacia Pontevedra, con los daños colaterales que ello acarrea al tener que saludar con “Buen Camino” a todos los peregrinos/as/es con los que te cruces –los cuales van haciendo el Camino en el sentido natural–, mejor que ellos se queden haciendo turismo y jarreando birras por el casco monumental de Pontevedra, acompañando a Michelangelo, con el fin de que este encuentre un albergue municipal de peregrinos/as/es para dormir, los cuales, dice él, son más económicos que los albergues privados.

 

La verdad es que el caminar por el centro de la ciudad de Pontevedra es una auténtica gozada ante la ausencia de vehículos a motor incordiantes, hasta los niños de los colegios juegan, durante el recreo, en las calles y plazas anexas a los colegios sin peligro aparente alguno, aparte del que ocasionan, a diario,  las propias criaturas. Rebocato piensa que eso es malo porque cuando vayan esos rapaces a otras ciudades, al no tener conciencia del potencial peligro que ocasionan  los coches, pueden sufrir atropellos varios, Dios no lo quiera, aunque como dice la prologuista del último libro de relatos de Woody Allen que lleva por título "Gravedad cero" (2022): "Si resulta que Dios existe.....lo peor que puede decirse de Él es que su rendimiento deja mucho que desear" (dicha frase está sacada de la película de Woody Allen "La última noche de Boris Grushenko").

 

Después de tomar unas cervezas en la terraza de un bareto, Michelangelo decide irse por su cuenta (cual verso libre del Grupo de peregrinos) a buscar albergue municipal, o eso alega él para poder perderse. Rafa y Rebocato continúan callejeando y, de paso, miran potenciales bares y restaurantes donde reservar para comer todos juntos mientras llega la tropa de a pie con Johan. Se van comunicando con ellos vía guasap.

 

 

 



PIE DE FOTO.-  Recorriendo el Camino –a lo largo de los días– vuelves a coincidir, aunque no quieras, con gentes a las que ya has soportado de antemano en las rutas anteriores. Rebocato volvió a hacerlo con los dos vendimiadores de racimos de uva Albariño de la Casa Rural & Bodega “Os Areeiros”, los cuales iban acompañados de su desagradable caporal (en el centro de la fotografía con gorra y con cara de pocos amigos, denota chulería por los cuatro costados). Coincidieron en el centro de Pontevedra capital donde, los tres (caporal y los dos vendimiadores) habían ido a suministrar botellas de vino Albariño con el camión que aparece al fondo de la fotografía a los bares de la zona monumental. El caporal –al ser caporal– bebía cerveza Estrella Galicia Reserva Especial 1906 (año en el que vio por primera vez la luz del mundo nuestro labriego castellanoviejo) y los dos vendimiadores Coca-Cola y agua (siempre hubo clases). Rebocato saludó efusivamente a los dos vendimiadores, y hasta el "sieso" del caporal (no saludado) se prestó a posar para la instantánea, de aquellas maneras, claro.

 

El asunto de reservar, por parte de Rafa y Rebocato, para comer toda la tropa es un desastre. Los que han hecho el Camino andando han llegado tarde mal y nunca a Pontevedra. Después se han empeñado en irse a duchar al hostal y a acicalarse (peregrinos demasiado finolis, el peregrino autentico nunca se duchaba durante el Camino y una vez dentro de la catedral de Santiago el botafumeiro, con su incienso, hacía las veces de ambientador), resultando que al final son ya casi las 4 de la tarde cuando se juntan todos en el centro urbano. Todos muy limpios sí, pero con sed de cerveza y  hambruna  en sus cuerpos, excepto Rafa y Rebocato, por supuesto.      

Menos mal que, Michelangelo, ha conseguido camastro en el “Albergue Virxe Peregrina” que resulta estar al lado donde han aparcado la furgo y casi enfrente del “Hostal Peregrino” en el que han de dormir los otros 5 peregrinos nuestros (Paco, como hemos dicho antes, dormirá aparte en un hotel ¿llevará una doble vida nocturna?).  

 

      Aunque el Hostal Peregrino no admite alimañas (de cuatro patas, por supuesto) el Coordinador –como es el Coordinador– y no hay recepcionista a la puerta, propone que volverán de madrugada al Hostal (debido a esto uno tendrá que emborracharse esa noche aunque no le apetezca) con el fin de meter a Johan de polizón. Esperemos que siga sin ladrar el pobre perro.

 

      Al final comen en la terraza del Café-Bar Bébora. y hacen sobremesa. Alguno se dedica a dar masajes con vaselina a los lesionados tobillos de una peregrina del país donde el utilizar el transporte publico se le define como: "subanempujenestrujenbajen".

 

    Por la noche cenan por la plaza Herrería. Hacen sobremesa nocturna y pasean. Luego, Paco se queda en su hotel, y sobre la una de la madrugada el resto se dirigen a dormir al Hostal con Johan. Michelangelo se encamina –prometiéndoselas muy felices– a su albergue. Al rato llama al Coordinador para decirle que su albergue está cerrado desde las 22:00h. y que le esperen para que le den la llave de la furgo aparcada para dormir dentro de ella. Mientras tanto, el Coordinador, trata de abrir la puerta de acceso al hostal y no se acuerda de la clave de apertura de la puerta. Por fin la encuentra en su móvil. Llega Michelangelo y el Coordinador la facilita las llaves de la furgo y, ya de paso, le da también el perro para que duerma con él en la furgo. Rebocato le dice a Michelangelo (abusando de la paciencia de este) que  cuando llegue al parking que no es necesario que marque, de nuevo, territorio meando (como hizo después de que aparcaran por la mañana) que ya se encargará Johan de hacerlo, que no le coma su terreno.

 

    Entran nuestros 5 peregrinos al hostal y suben escaleras arriba, con Rebocato delante de todos marcando el ritmo de subida, hasta que este se para en la segunda planta. Manu tiene la llave de la habitación donde dormirá él, Rafa y Rebocato. Javi tiene la llave de la habitación –casi al lado de la otra– en la que  dormirá con el Coordinador (huelga decir que todos en camas individuales, por supuesto).

       Manu introduce la llave en la cerradura, maniobra y la puerta no se abre. Javi hace lo propio en la puerta de su habitación con idéntico resultado. Ante esto Rebocato piensa que los dos van bolingas, como el resto de la tropa, y les dice que intercambien las llaves, por si las han mezclado. Obedecen dócilmente –cosa habitualmente rara en ambos– y las puertas no se abren. Siguen inútilmente forcejeando y desisten en su empeño cuando Javi levanta la vista y mirando fijamente a Rebocato le suelta: “¡Gilipollas! estamos en la segunda planta y nuestras habitaciones están en la primera”. Descojono general, total y absoluto, y se encaminan escaleras abajo, todos en tropel, a sus habitaciones de destino donde, Javi y Manu, se vuelven a intercambiar las llaves respectivas y, ahora sí, abren ambas puertas a la primera.

 

    Ya en su cama, Rebocato sigue riéndose para sus adentros y se imagina la escena caso de que, los supuestos/as/es ocupantes de las habitaciones de arriba, cuyas puertas trataban de vulnerar los bárbaros de abajo, hubieran abierto desde dentro y haberse encontrado a sus puertas a 5 borrachones (que no bonachones) desalmados, y encima que –si al pobre de Michelangelo no le hubieran cerrado su albergue– estuviera, también con los 5, el perro sin permiso de dormitar en el hostal. Sin perdón, y lo peor: sin remedio. Rebocato rumia para sus adentros: "¿Esta es la educación que recibí yo en mi casa? No se puede ir de esta manera por la vida. Nuestro labriego castellanoviejo nos hubiera corrido a todos a boinazos".

     Son horas de roncar (Zzzzz) y Rebocato trata de encomendarse al santo Apóstol por lo que se pueda avecinar mañana y/o en días sucesivos. "Menuda gente lleva mi carro" decía, antaño, la mujer de nuestros labriego castellano viejo.

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·              SEXTO DÍA: PONTEVEDRA/ CALDAS DE REIS.

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MIÉRCOLES 21.- Apartamento  ” O descanso do Camiño (10 camas). Caldas de Reis. Sí mascotas.





 

PIE DE FOTO.-  5ª ETAPA  a pie:  PONTEVEDRA/ CALDAS DE REIS (23 Km.).

 

 

Nuestros peregrinos desayunan en el bareto del Hostal Peregrino. 

 

  

PACO:

 

Reseñar que, Paco, es amigo de contar bonitas y didácticas historias en plan profe de Barrio Sésamo, para ello se sirve de trocitos de papel (puede utilizar, también, trocitos de pan, piedrecitas, pistachos, gominolas, etc., lo que tenga a mano). Esa mañana, almorzando, Paco comienza a impartir la clase y parte tres trozos de papel de su servilleta del desayuno, los hace bolitas, y mostrándolas, de una en una a la concurrencia anuncia: “Hoy vamos a explicar lo que significa *dentro* y *fuera*. Esta bolita de papel es la furgo, esta otra Michelangelo y esta última Johan”. Las va colocando sobre la mesa. Luego coge la bola de papel que representa a Michelangelo la pone al lado de la bola de la furgo y dice: “nuestro amiguito Michelangelo está *fuera* de la furgo y, como es pobre y austero, a veces no puede pagar un  albergue para dormir  y cuando lo paga llega tarde como anoche, y por lo tanto tiene que dormir *dentro* de la furgo porque le han cerrado las puertas del albergue” y se ha quedado *fuera* de él.

    Luego coge otra bolita de papel que representa a Johan, y dice: “este es Johan, y nuestro perrito tiene frío y no quiere dormir *fuera* con el relente nocturno cayéndole sobre su lomo y se mete *dentro* de la furgo”, y la coloca al lado de la bolita de la furgo. Después agarra la bolita de Michelangelo y plantándola sobre la de la furgo apunta: “este es Michelangelo y no quiere dormir *dentro* con el perro por si ladra y/o ventosea, y le manda *fuera* de la furgo, pero el perro no quiere salir *fuera* y le muerde a Michelangelo que sale aullando *fuera* de la furgo. Johan se queda *dentro*”.

        Paco, parte otros tres trozos de papel de su servilleta, hace tres bolitas con ellas, y dice: “esta bolita es el hospital, esta otra el médico y esta última la enfermera” y están *dentro* del hospital y hasta que no acaben la jornada laboral no saldrán *fuera* de él. Atrapa la bola de papel de Michelangelo y suelta: “este es Michelangelo y sale *fuera* de la furgo y se mete *dentro* del hospital para que le curen la dentellada”. Johan que también ha salido después *fuera* de la furgo, se queda también *fuera* del hospital porque no está herido ni admiten perros  *dentro* de él”. 

    *Dentro*/ *fuera*. *Fuera*/ *dentro*. fin de la magistral clase sobre la explicación de *dentro* y *fuera* impartida por Paco. Moraleja: Paco se ha quedado sin servilleta.

 

  (Gracias, amigo Michelangelo, por recordarnos que constara en acta, y contáramos,  las amenas y pedagógicas lecciones impartidas, a lo largo del Camino, por nuestro “profe” don Paco).

 

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    Esa bonita mañana se turnan, Paco y Javi, a la hora de conducir la furgo hasta Caldas de Reis. Michelangelo los acompaña. El Coordinador, su perro, Manu, Rafa y Rebocato harán el Camino a pie.

 

     Ya puestos en camino Rafa no pierde el tiempo ateclando perros y entabla conversación con una manceba que trabaja en un centro comercial de la misma capital de provincia costera donde él dispone de varias viviendas además del casoplón de Benicárlim. Manu y Rebocato vigilan, desde lejos, a la pareja con el fin de evitar que se amanceben con el consiguiente posterior peligro para el matrimonio (y patrimonio) de Rafa. Mientras tanto Johan retoza monte arriba, monte abajo, bañándose en todos los regatos que se interpongan a su paso, eso sí, en cuanto su amo le pega una voz o silbido (una pedrada no, porque hay mucha gente pululando por el Camino), el can vuelve, raudo y veloz, a la vera de la voz de su amo que es el  Coordinador. Si el Coordinador le apunta con el dedo índice y con el pulgar formando ángulo recto respecto al índice y grita: ¡Johan, muérete!. Johan se tumba patas arriba y se hace el muerto (no sabemos si eso será, o no, maltrato animal perruno).






              

·                PIE DE FOTO.- La voz de su amo. La perra que aparece en la fotografía dijo el Coordinador (nos la prestó él y a saber de donde la sacó) que es la abuela paterna de Johan. (Ya veremos si no tenemos un lío con la SGAE del amigo almorzador Jota).

 

    En un alto en el Camino el pelegrino Manu saca un plátano (que distrajo del Buffet libre del almuerzo) de su mochila y pregunta si alguien quiere un trozo, el Coordinador dice que le de uno para el perro. Manu le indaga: “¿pero.... a Johan le gusta el plátano?” El Coordinador contesta: “Le encanta”. Manu le alarga un trozo y el Coordinador se lo arroja a Johan sobre la hierba. Johan se acerca al ofrecimiento, olisquea el trozo de plátano y lo deja intacto sobre el verde y se vuelve. Descojono general ante la situación por parte de los peregrinos. El Coordinador, cabreado, recoge el trozo agarra a Johan de la cabeza le abre las fauces le introduce el trozo dentro de ellas a la vez que le mueve las mandíbulas para que se lo trague. Cuando suelta a Johan este escupe el plátano. Mas descojono, y mucho mas general. Johan ha dado un golpe magistral y ya se ha ganado la amistad absoluta de los súbditos peregrinos del Coordinador, y este ha quedado con su autoridad en entredicho, al menos  respecto a Johan.

       Gracias, Johan, por tu sincera lucha contra el totalitarismo que tratan de imponernos los opresores de siempre. 

    Unos Kilómetros más adelante, al final, el desarraigado Rafa deja la compañía de la muchacha y vuelve a la grey al abrigo de sus peregrinos los cuales le indagan sobre su reciente experiencia donjuanesca con la tendera. Rafa, se muestra recatado y no da muchas explicaciones sobre su posible amorío, pero él sabe que según la ley del Camino volverán a juntarse más adelante (ocurrirá en Santiago).

 

 

EL CANTINERO CAMPESTRE:

 

Ya prietas las filas –con el Coordinador, Johan, Rafa, Manu y Rebocato juntos– llegan a un cruce de caminos donde está estratégicamente instalado un coche caravana que sirve bebidas y cosas ligeras para papear. El conductor de mediana edad  esta pegado a su móvil manteniendo una conversación con su gestor (discutiendo mas bien por temas fiscales, como les dirá después). Cuando acaba la llamada les hace una breve explicación por la tardanza en atenderles y luego les sirve unas cervezas y unas bolsas de patatas que le demandan nuestros peregrinos. Entablan entre todos una amena conversación y les dice a nuestros peregrinos que él es gallego de Galicia, y les pregunta que de donde vienen ellos con su largo peregrinar (su final del peregrinaje lo barrunta). Le contestan, uno a uno, sus procedencias, y al decir uno de ellos que nació, y vivió en su niñez, en un pueblo castellanoviejo, el moderno tabernero/ improvisado/ campestre confiesa que él estuvo hace unos 25 años trabajando en un pequeño pueblo cercano a la capital de provincia donde sigue –sin argamasa alguna, ni falta que le hace– el famoso Acueducto (no se refiere al de Tarragona, ni al de la ciudad de Mérida, por mentar alguno) y que estuvo festeando (el cantinero, no el acueducto) con una mujer, que era farmacéutica, la cual calzaba 20 años mas que él (nos referimos respecto al tabernero, no al Acueducto que tiene miles de años). Proseguía con su perorata, el cantinero motorizado y añadió que, si no llega a darse de baja 6 meses por un accidente laboral –lo que le obligó a regresar a Galicia y dejar su amorío–  lo mismo se hubiera casado con la farmacéutica y que ahora mismo no estaría de plática con peregrinos que beben como cosacos y como los peces en el río. Rebocato le comenta que: “hubieras casado bien con la farmacéutica”. El de la taberna ambulante le contestó: “Ya, pero estando yo por aquellas bonitas tierras (Rebocato pensó ¿bonitas? Poco has tirado tú de hoz para hacer rastrojos en ellas en verano y poco bucólico te barrunto, majo) me hablaron de un dicho que dice: De Segovia, ni la burra ni la novia, y otro que remata: Y si puede ser, tampoco la mujer”. Rebocato le comenta al respecto: “No hay que hacer mucho caso de esos tontos dichos de antaño, no tienen mucho fundamento, yo, particularmente, no le doy apenas pábulo a esos refranes que a saber quien los asacó, y que no tienen cimiento ni sustancia alguno/a, ni potencian la buena convivencia entre vecinos provinciales (que no provincianos), y añadió que, esos proverbios suelen crearlos algunas de las rudas gentes de las provincias limítrofes a Segovia, para crear malos rollos de convivencia y peores quereres entre segovianos y segovianas, y que hay muchos segovianos casados con segovianas y no por bodas ajustadas por los padres (y madres ahora), precisamente, como se hacía antaño, aunque, por cierto, buenos resultados que daban, no había ni un solo divorcio en aquellos entonces por aquellos lugares de: nueve meses de invierno y tres de infierno”.

     El tabernero dice que, a día de hoy,  está casado con una paisana de su tierra ya que allí no hay refranes tan protervos sobre casamientos entre parejas de paisanos/as/es, y que, a él, lo que le interesa es que le laven y planchen la ropa y que le cocinen bien. Rebocato le indaga: “¿Tú mujer te cocina bien?”. El gallego le contesta: “Hombre, bien, bien….lo que me tiene es un tanto frito, y con hambre en el asunto de la jodienda”. Rebocato le apunta que: "ya que estamos en el Camino es importante recordar el dicho aquel de refrénese la gula y la concupiscencia lo cual ayuda a alcanzar la salvación eterna". El tabernero remacha: "¿Salvación eterna? yo lo que quiero es no pagar impuestos y jubilarme pronto". 

 

    Dedican un rato más a la platica y finalizan nuestros caminantes sus consumiciones y la disertación con el enamoradizo y pragmático cantinero y retoman su Camino, dejando a aquel en el cruce de caminos con su furgón y sus dudas amorosas de casamientos (no impuestos) e impuestos (si impuestos).

 

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Ya de nuevo haciendo Camino, Rafa, al rato, se cambia, por enésima vez de zapatillas (lleva un par de ellas de repuesto en la mochila). Dos  kilómetros más adelante se para de nuevo para cambiarse de plantillas (también lleva de repuesto). Ante esto el Coordinador, Manu y Johan ya no se detienen a esperarle y dejan a Rafa y a Rebocato abandonados a su suerte, alegan que Javi ha reservado mesa para comer, en la terraza del restaurante “O Muiño” al lado del río Umia en Caldas de Reis, y que, vía guasap, comunica que el tabernero le está dando la polcata porque no ocupan totalmente las plazas de la mesa y hay gente que está esperando de pie para comer sentado. Johan hace amago de quedarse con los retrasados (no mentales, que sepamos, no tengamos un lío) pero desiste ante el silbido llamatorio e intimidatorio de su dictatorial amo.

 

Rafa vuelve a cambiarse las zapatillas, Rebocato, de nuevo, le espera, mientras que el Coordinador, Manu y Johan han cogido el pendingue poniendo tierra de por medio, y ya ni se les divisa. Rafa teme por si se han despeñado. Rebocato le tranquiliza diciéndole que no se vislumbran cerros ni barrancos, ni tan siquiera en lontananza, ni se les espera, bueno a ellos tampoco (a Manu y al Coordinador).

 

Por fin, bajo un sol de justicia –con la lengua fuera y exhaustos– llegan los pacientes y sufridores Rafa y Rebocato, a la entrada de Candas de Reis, y el bueno (de momento) del peregrino Javi les está esperando a la entrada del pueblo, menos mal que no ejerciendo de cobrador municipal de fielato por el tráfico de mercancías (en este caso zapatillas y plantillas que acarrea Rafa en su mochila). A ambos "les llena de alegría y satisfacción" el recibimiento y el que Javi les guíe hasta el restaurante, no como con respecto al resto del Grupo de caminantes que poco se han preocupado por la tardanza de Rafa y Rebocato y ya están ahítos de cerveza durante la espera para comer. Ya son casi  las 16:00 h. (Rebocato a esas horas, de zagal ya estaba harto de dar vueltas a la parva montado en el trillo con tracción animal de Terevinto y Cutepla  en el periodo estival de trilla desde mediados de julio hasta mitad de agosto en la era de la Meseta).

 

La comida en el “O Muiño” se compone de: sardinas a la plancha, pulpo, chipirones, ensaladas, birras a mansalva (mas que nada para no sufrir deshidratación, ni síndrome de abstinencia) orujo…Las mentes se nublan a causa de los efluvios etílicos y estos ya no abandonarán las cabezas de nuestros peregrinos hasta bien avanzada la madrugada como se leerá mas adelante (los que continúen con la lectura, claro).

 

Ya bien comidos, y mejor bebidos, nuestros, peregrinos se encaminan a hacer posesión, mediante asalto, del apartamento, de 8 camas, 2 baños, comedor, cocina, terrazas, que reservó Javi para pernoctar, en Caldas de Reis (vía Internet, móvil o vaya usted a saber. Él se lo guisa, él se lo come, al igual que las comisiones que recibiera por ello, de las que, a día de hoy, aún no ha rendido cuentas al Grupo. Esperemos no tener un pleito tipo Caso Negreira) .

 

 

           RIFIRRAFES con RAFA:

 

Javi y Paco, que llegan antes al apartamento (el dueño que vive en la planta de arriba es sordo –adiós gracias por la que se avecina esa noche–), ocupan una de las habitaciones de dos camas, Andrés y su fiel Johan la otra de dos camas, y Manu (al que le puede el ansia) en la tercera de 4 camas. Aparecen mas tarde Rafa y Rebocato y se instalan en lo que hay libre, la habitación de 4 camas. Al ver en ella a Manu, Rafa le invita, a este, a que se vaya a la habitación en la que están el Coordinador y Johan. Rafa lo hace con toda la buena intención del mundo, con el fin de que si al Coordinador (Dios, ni el Apóstol Santiago lo quieran) le da un jamacuco de madrugada que, el pobre perro, no se quede sin atender. No obstante, Manu, en vez de obedecer y, de paso, aplaudir la buena y solidaria idea de Rafa en defensa de los animales, al contrario, se lo toma como si fuera una ofensa hacia su persona, y actúa cual ocupa al que desalojan (en este caso de buenas maneras y sin antidisturbios) de la habitación invadida.

 

Al final, y de aquella manera –y gracias al buen hacer y saber estar de Rafa– Manu “entra” en razones y “sale”de la habitación con su equipaje, y “entra” en la habitación del Coordinador y Johan. (Las clases del profe Paco sirven para algo con la magistral lección que impartió para explicar los términos de *dentro/ fuera*) Pero, como el Demonio nunca duerme, ahí no se acaban los problemas domésticos de esa tarde, ya que, Rafa, se da cuenta (sin necesidad de que se lo explique Paco con papelitos) de que en la habitación hay 4 camas, un baño y solo una toalla de baño para secarse los dos, caso de que se duchen. Entonces, Rafa, se dirige a la habitación de Javi  a demandarle la toalla que falta, ya que, es Javi (el camino te cambia la vida) el que reservó el piso (vía Internet, móvil o vaya usted a saber, y no todo va a ser cobrar comisiones) y el que, posteriormente, ha hablado con el dueño sordo (a saber si este se enteraría de lo que le dijera Javi) de la vivienda, con el fin de que le hiciera la entrega de llaves cual gobernador holandés Nassau, al general español Spinola (nacido en Genova, no nos referimos a la calle de la sede del Partido Popular) cuando la rendición de Breda y sus lanzas encuadradas por Velazquez.

 

Rafa vuelve (un poco más cabreado y sin toalla alguna) a su habitación de 4 camas y una sola toalla de baño, donde languidece Rebocato, este se encuentra buscando la muda en su maleta para ducharse (caso de que aparezca la toalla de baño perdida o afanada) y despejarse de tanto entuerto, aunque el que sufre estos de verdad, es el damnificado Rafa. Para liar mas el Credo, al poco rato aparece en la habitación Javi, se le denota agresivo y para mas INRI no trae, a Rafa y a Rebocato, la toalla de baño que falta, y tiene un rifirrafa (queremos decir rifirrafe) con Rafa por un quítame allá esas toallas (el Camino ocasiona estas incongruencias). Alega, Javi que, al tomar posesión de la vivienda, se ha decantado por  ocupar  la primera habitación según se accede a la vivienda, y que, en la cual, las toallas brillaban por su ausencia, por lo tanto ha ido a la habitación de 4 camas y 4 toallas, y ha sustraído dos de ellas y se las ha llevado a la habitación de Paco y suya. Manu al exiliarse de habitación (el Camino te hace mejor persona) se ha llevado otra, quedando solo –ya no sabemos si este “solo” lleva tilde o nó, debido a los actuales rifirrafes que tienen entre ellos los académicos de la RAE–  una toalla de baño para Rafa a compartir con Rebocato, de ahí el lío (este también era un posible caso didáctico para que Paco se lo explicara a la concurrencia con bolitas de papel).

 

Después de un dialogo, bastante tenso (Rebocato deja que se desahoguen, por mantener su imparcialidad aunque en realidad esté –porque es "Juez y parte" como el disco del Joaquín Sabina– a favor de Rafa) entre Rafa y Javi, este retorna a su habitación sin solucionar el caso de las toallas de baño. Acto seguido, Rafa le dice a Rebocato que hay que ir a la otra habitación (la del Coordinador, su can y Manu) a ver si allí disponen de la toalla de baño que falta (Rebocato al salir de la habitación de 4 camas y una toalla, se lleva consigo la única  toalla de baño por si vuelve Javi y se la birla también). Tocan a la puerta y Manu les conmina a entrar con un seco: “Adelante” (no aclara si tienen que adelantar por la derecha o por la izquierda). Y dentro ven a Manu tumbado en la cama vestido únicamente con unos calzoncillos ajustados, enseñando muslamen y en aptitud un tanto provocativa –y puede que rezumando lascivia– y les dice que qué se les ofrece. Rafa demanda su toalla de baño (Rebocato permanece de oyente, mas que nada, para no meterse en líos que no conducen a nada, ni acarrean nada bueno y, además, crean enemistades profundas y duraderas) y Manu contesta que el tiene la suya a buen recaudo. El perro Johan asoma sus patas delanteras por debajo de la cama de su amo, el cual se está duchando (lo anuncia Manu), y encima de su cama está la maleta de cabina de Manu tapando una toalla de baño. Rebocato le pregunta si esa toalla es suya, al contestarle que no, le indaga de que si el Coordinador se ha llevado al baño su propia toalla de baño. Manu dice que no lo sabe. Rebocato se dirige al baño (sin malas intenciones) donde está cantando bajo la lluvia (queremos decir bajo la ducha) el Coordinador de marras, y le pregunta si tiene toalla de baño, el remojado corta el cante y le dice que sí.

Rebocato vuelve a la habitación donde están Johan, Manu y Rafa donde estos últimos –para no perder el tiempo tontamente– siguen intercambiando impresiones, de aquella manera, sin apearse ninguno de los dos del burro. Rebocato levantando la maleta de Manu –sita encima de la cama del Coordinador y la susodicha maleta sigue tapando la potencial toalla de baño de Rafa– le indica a este: "Rafa, trinca esta toalla de baño que barrunto que es la tuya".

 

Vuelven Rafa (este con su botín en forma de toalla de baño ya mas relajado y un tanto regocijado por la conseguida –después de mucho bregar– victoria pírrica, aunque victoria al fin y al cabo, en forma de toalla de baño) y Rebocato a la habitación de 4 camas y vilmente esquilmada de 3 toallas de baño. A continuación se duchan ambos, ¡ojo!: uno detrás del otro y sin coincidir dentro de su cuarto de baño, no tengamos un lío.

 

Después Rebocato echa en dos vasos un par de culines de DYC (gracias Javi por corregirnos que se llama “DYC”, no “DIC”, claro los que tenéis ascendencia segoviana…..¡Bueno majo!”).

Dialogan Rafa y Rebocato (sin malicia alguna, siempre hablando bien del resto de sus compañeros de peregrinaje) largo y tendido y, cuando Rebocato va a escanciar otro par de culines del agua de Paracuellos 10 años, tocan a la puerta (esta se deja, no se hace la estrecha) de la habitación, masculla Rafa: “adelante, de frente” y hace su aparición Manu con tres vasos generosamente llenos de orujo blanco del terruño. Comunica que es para hacer las paces. Un gesto que le honra, o lo mismo lo hace para que Rafa y Rebocato piensen y digan: “Que bueno es Manu, y que malo es Javi que nos quita las toallas de baño y ni nos da de beber agua de fuego”.

 

      El misterioso caso de las toallas lo explicó, y muy bien por cierto, Paco (flamante nuevo profe de Barrio Sésamo –esto dicho con cariño, no tengamos un lío–) durante la venidera cena de esa noche en la cocina del piso degustando un magnifico marmitaco, representando, de nuevo, a base de papelitos a las habitaciones, toallas y peregrinos, y fue de la forma siguiente: el piso disponía de 2 habitaciones de dos camas cada una y de una tercera con 4 camas. Los pernoctantes eran 6. Las toallas de baño eran 6. El dueño de la vivienda (que era uno –que no trino–  y sordo) pensó que los 6 peregrinos serían personas bastante racionales y que dormirían 4 de ellos en la habitación de 4 camas donde encima de ellas estaban las 4 toallas, y los otros dos peregrinos en una de las dos habitaciones de 2 camas con 2 toallas, (quedando libre, y sin uso, una habitación de 2 camas sin toallas, la que ocuparon Javi y Paco, barruntamos que la eligieron para estar cerca de la puerta de entrada y salida por si había un incendio,  un terremoto o por si recibían la visita nocturna del Apóstol Santiago) y en esas dos habitaciones de 4+2  camas dejó las 6 toallas de baño (4+2) una encima de cada cama. El lío lo formaron los que ocuparon una de las dos habitaciones de 2 camas sin toallas –en lugar de dormir en la de 4 camas donde estaban las 4 toallas– y arramblar 2 toallas de esta, y Manu otra cuando en su habitación ya disponía de ella sobre la cama, con el agravante de que pretendió distraerla de la vista de Rafa y Rebocato poniendo sobre ella su maleta de cabina (ahí entró en escena  su ansia de posesión toallera de baño pura y dura). Así de sencillo.

 

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    Una vez calmadas las aguas a base de güisqui y orujo, Paco, acabada la impartición de clase, se puso un delantal y se dispuso (no solo daba clases magistrales disponiendo de pocos medios y de un alumnado bastante precario,  sino que encima cocinaba) a cocinar en la cocina, ni mas ni menos que un marmitaco.






 PIE DE FOTO.- Para los potenciales crédulos, e incrédulos, lectores les mostramos el magnífico marmitaco guisado por nuestro versátil peregrino Paco. Rafa, el fotógrafo, echó la culpa de la falta de nitidez de la fotografía a los vahos emitidos por el marmitaco los cuales se acumularon en su móvil. A la vista del desaguisado (nos referimos a la instantánea, no al guiso en sí) Rafa no ganará el premio Pulitzer. Lástima.

 

    Nuestros peregrinos se meriendan el prodigioso marmitaco que ha cocinado –con cariño, arte culinario y paciencia–  el amigo Paco, regándolo con caldos del terruño.

 

    En la sobremesa se sirven orujos varios. Cuando se acaba el vino y los orujos, Manu y Rebocato  sacan sus botellas particulares de güisqui ya de por si un tanto secas. Acaban con ellas y después alguien (aprovechando que el dueño del piso es sordo) trae botellas del mueble bar del comedor del piso. Dichas botellas (casi vacías) puede que fueran de otros supuestos inquilinos que han pasado, también de alquiler por ese piso, pero menos borrachones que los actuales peregrinos. 

   Al final hicieron unas combinaciones tan  potentes de valencias, que una vez trasegadas a sus cuerpos, Rebocato, aterrorizado, temía que, si algún peregrino se caía esa noche al suelo, pudiera saltar todo por los aires, enterándose de ello hasta el vecino sordo y propietario del apartamento.

 

   Siguiendo con la sobremesa nocturna  alcohólica Javi se ausenta de la cocina y al rato sale Rebocato también de ella. Rebocato, un poco después regresa, a la cocina y les dice a los peregrinos que bajen el volumen de sus conversaciones ya que, está el vecino y dueño del piso en la puerta de entrada quejándose a Javi de la algarabía (es más de la una de la madrugada). Alguien apunta: “Pero…¿no habíais dicho que el dueño era sordo?

     Por supuesto que todo es una broma de Rebocato (lo de la sordera del dueño no) y lo hace para que no hablen tan alto ya que las voces deben de oírse desde Santiago (de Compostela, no de Chile, ni de Cuba). Javi, mientras tanto, está en el servicio.

 

La velada transcurre con gran entretenimiento en el grupo riéndose mucho Michelangelo con Rafa, y viceversa. Michelangelo es muy ocurrente y dicharachero.

 

     Al final todos se acuestan y a Michelangelo se le aconseja que duerma en el sofá del comedor, ya que, no es plan de irse a esas horas a dormir a la furgo. También podría haber dormido en una de las camas de la habitación de 4 camas y una única toalla de baño, junto a Rafa y Rebocato, pero ello hubiera sido un agravio comparativo respecto a la expulsión de Manu, esa misma tarde, de ella, una afrenta no superior a la expulsión de España –por Felipe III– de los moriscos, que supuso el mayor éxodo –dicen que unos 300.000, a causa de ser nuevos cristianos– ocurrido en España, aunque, en nuestra última Guerra Civil, también dicen que se tuvieron que exiliar “sin orden de expulsión, pero para evitar el paredón” casi medio millón de personas, cosa nada baladí). Ante todo hay que demostrar ética y ecuanimidad en el caso nocturno con Michelangelo respecto al vespertino con Manu. El muchacho (Michelangelo), por una vez, obedece y duerme en el sofá como un bendito. 

Del dueño (vecino sordo) del piso jamás se supo, por parte de nuestros caminantes al menos.

 

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  SÉPTIMO DÍA: CALDAS DE REIS/ PADRÓN.


JUEVES 22. Apartamento  “Salomé” 8 camas. Padrón. No mascotas.


 


 

  PIE DE FOTO.-  6ª ETAPA  a pie:  CALDAS DE REIS/ PADRÓN (17 Km.).

 

    A las 08:00h. tocan alegres dianas y nuestros caminantes empiezan a asearse, luego desayunan, cogen sus equipajes  y Rebocato, por deformación profesional, da un último vistazo a las estancias del piso alquilado que van a abandonar, resultando que, en el sofá donde ha dormido Michelangelo, ve abandonado el juego de llaves de reserva de la furgo las cuales se le cayeron a Michelangelo del bolsillo, y después alega que no se dio ni cuenta. Evita (no la Perón de los descamisados) Rebocato meterle una polcata de la órdiga y le dice que peor hubiera sido que se le hubieran caído en la calle y que se hubieran perdido (mas que nada porque el "abandonallaves" es un buen chico, cuando quiere, claro) y luego se dirigen todos en tropel escaleras abajo hasta la aparcada furgo.

 

    Hoy está previsto que conduzcan Manu y Rebocato (acompañados del enchufado Michelangelo que está rebajado de andar por el monte, debido a que es amigo del Coordinador y a dedicarse, a que cosas sabe Dios cuando llega al pueblo o ciudad siguiente del Camino) hasta el apartamento que han alquilado en Padrón. Hoy harán el Camino a pinrel hasta Padrón: el Coordinador, Johan, Javi, Paco y Rafa. Al final este último se arrepiente de intentar ir andando y se introduce en la furgo. Ante esto Rebocato comenta que –como ya hay copiloto voluntario– él irá a pie, pero Manu alega que hay que ceñirse al guión del Camino, y después de un amable intercambio de impresiones de él con Rafa, este, dócilmente, decide bajarse de la furgo y hacer el recorrido a pie. No malpiensen nuestros lectores ante el hecho de que, esta expulsión de la furgo sufrida por Rafa, fuera un acto malintencionado por parte de Manu con respecto a Rafa, como represalia al de la tarde anterior de Rafa con Manu de la expulsión de este de la habitación de 4 camas y 1 toalla de baño, y todo el lío posterior de las toallas de baño.

 

    Llegados nuestros tres peregrinos a Padrón meten los equipajes en el apartamento, aparcan la furgo en el parking del Mercado de Abastos de Padrón y se meten los tres  en el Mercado. En él comprarán lo que les ha encargado –a la hora del desayuno– el amigo Paco que está dispuesto a cocinarles para cenar, un arroz con bogavante (no arroz con peregrinos) en el apartamento. 

 

        Una vez realizada la compra la llevan al apartamento y a los bogavantes los meten en el fregadero con agua de grifo. Sacan el resto de la compra para colocarla en la nevera, y Michelangelo (que ha sido cocinero antes que fraile) que ha escogido, y contado él mismo, en el puesto del mercado los tomates de “corazón de toro” para la ensalada y que ejerció, antaño, de cocinero  en un restaurante, observa que falta un tomate y que otro de ellos no es “corazón de toro”, y además que está medio podrido (el tomate, no él) ante esta situación se queda como alguno de sus pantalones: “a cuadros” y llega a la conclusión de que la tendera, al pesarle los tomates le ha birlado dos tomates de marca "corazón de toro" y le ha colocado el chungo porque les habrá visto, a nuestros peregrinos compradores, cara de veraneantes despistados. El comprador coge el tomate damnificado y se va al mercado a montarle el bollo a la tendera. Una vez allí se encara con la vendedora la cual aguanta el chaparrón prácticamente sin inmutarse, no así el pobre marido tendero que avergonzado por el detalle de su esposa trata de devolverle el dinero de los tomates a Michelangelo, este rechaza la oferta les deja el tomate podrido y sale del mercado sin hacer un General MacArthur con su  frasecita para la posteridad de: "Me voy, pero volveré". Michelangelo aún está a tiempo de volver.

 

Mientras tanto, Manu y Rebocato se encaminan por el Camino, en sentido inverso, al encuentro de los otros compañeros que vienen andando hacia Padrón. Michelangelo se queda en Padrón visitando la ciudad.  

  

       Manu y Rebocato van haciendo Camino en sentido contrario y, a la hora y media de caminata, hartos de saludar con el “Buen Camino” a todo cristo viviente que va en el sentido que Dios manda, deciden regresar a Padrón. Cuando están llegando a Padrón se encuentran con Michelangelo que va en sentido contrario al encuentro de los demás. Se paran a hablar un rato y Rebocato descubre que los padres de Michelangelo son del mismo pueblo de donde nacieron los suegros de Rebocato, este piensa: “definitivamente este muchacho es una caja de sorpresas”. Aconteció, muchos años ha, que el padre de Michelangelo vino a trabajar a la ciudad de la costa donde residen nuestros caminantes, acompañado de su señora y futura madre de Michelangelo, el cual –dada la sobriedad que le caracteriza– no pagó su billete de tren porque aún estaba en el interior de su madre. Cuando nació Michelangelo, sus padres y él se quedaron a vivir en esa ciudad costera. 

 




PIE DE FOTO.-  Hete aquí que, en un recodo del Camino llegando a Padrón, nuestros caminantes se llevaron un susto de la órdiga al encontrase de esta guisa, a un peregrino extranjero, como comprobaron después. Hablaba de forma un tanto rara, que a Rebocato le recordó a como habla él mismo, farfullando, después del despertar de la siesta gorrinera, porque era mediodía. Por sus gestos, mediante aspavientos para tratar de comunicarse, con las manos, dedujeron que era de un país bastante lejano, aunque de este mundo. Dormía en una hamaca de red portátil y enrollable (aunque no tanto como él), con el fin, decía, de evitar aglomeraciones dormitando en albergues municipales –con horarios de convento de monjas cistercienses de votos solemnes– en los cuales te dejan a la intemperie si llegas después de las 22:00h., al menos ocurre eso en el de Pontevedra capital. Ni una pizca de humanidad para con los peregrinos y a peligro, estos, de morir ateridos a la intemperie en plena calle o de sufrir agresiones físicas y/o psíquicas, entre otras posibles y sin perro que te ladre (Johan no ladra, al menos en público).  


     Cuando llegan a Padrón todos nuestros peregrinos, comen en la terraza de un restaurante que hay en una céntrica plaza. Allí se encuentra un músico callejero argentino (sin animo de pecar de xenófobos) dando una tabarra considerable, que toca y canta tan mal que el propio dueño del restaurante –una persona bastante mayor que está sentado en una silla al lado de la mesa de nuestros peregrino y de cháchara con ellos– le da unas monedas al músico con el fin de que se vaya con la música a otra parte.

      Estando ya todos comiendo sentados en sillas y mesas al aire libre, de pronto se oye la radial de una obra anexa a la plaza de los restaurantes y, como el aire sopla a favor, una nube de polvo de mármol en suspensión inunda la plaza. El Coordinador se acerca la obra y les pide por favor que dejen de hacer polvo (lo de la ruidera se lo perdona), recibiendo como respuesta de los obreros: “Estamos trabajando y los que venís a recorrer el Camino mas os valdría estar cencerreando por él, que no de trasiego de pulpos, vinitos y cervecitas por las tabernitas”. Ante esta situación, el Coordinador, llama a la Policía Municipal, posiblemente ya se haya contaminado del “Síndrome del Camino”, al cual se le define como un estado de enajenación mental transitoria del peregrino no autóctono.

      A los pocos minutos de la llamada al 092, irrumpe en la plaza un furgón de la poli, se bajan de él dos municipales y uno de ellos se dirige a la obra donde están los obreros. Acontece un intercambio de impresiones y la radial deja de hacer el tostonero ruido que estaba ocasionando. Nuestros caminantes, agradecen al poli su intervención, y ya pueden, felizmente, acabar de comer tranquilamente. Nuestros peregrinos, por primera vez a lo largo del Camino que llevan realizado, coinciden todos en que, el Coordinador, por una vez, y sin que sirva de precedente, ha servido para hacer algo útil al Grupo.

 

       Después de comer, nuestros caminantes se dirigen al apartamento para descansar. Una vez en él observan que los bogavantes la han palmado al estar sumergidos en agua dulce en la pila del fregadero. Rebocato, al ver a los decápodos finados patas arriba, piensa que se habrán ahogado o muertos a causa de haberse peleado entre ellos, pero no observa restos de sangre en el agua. Javi, al  reparar en los crustáceos les comenta a Manu y a Rebocato: “Como se nota que no estáis acostumbrados a comprar bogavantes, que sepáis que se mueren si se les introduce en agua dulce”. 

Por lo que respecta a Rebocato, es cierto, no entiende de marisco, no es de degustar marisco, no le agrada, y eso que ni es musulmán, ni judío, ni de comer animales carroñeros; pero en el caso de Manu es otro cantar, porque este es de rancio abolengo, hombre de posibles y de comer marisco. En fin, caminar para ver.

 

Ya sesteamos, cuando despiertan Rafa y Rebocato de la frugal siesta vespertina, observan que, los traidores compañeros peregrinos birla-toallas de baño, han abandonado el apartamento. Todos han volado sin decir esta boca es mía. (“El Camino ayuda a conocernos mejor”). Entonces bajan a la calle para patear la ciudad. Visitan varias iglesias. Rebocato lo hace, mas que nada, por Rafa, ya que, si este echa algún rezo en ellas nunca le vendrá mal del todo, al menos daño no le hará. Luego se sientan en la terraza de un bar para hidratarse a base de cerveza que tiene mas alimento que el agua en sí y puede resultar mucho menos dañina que aquella (reseñar que poca gente muere de inundaciones de cerveza). Estando en ello guasapean a Manu (el expulsado de la habitación de 4 camas –y 4 toallas de baño reconvertidas en una– pero que luego también él expulsó –no en represalia– a Rafa de la furgo). Manu escribe, vía guasap, que está tratando de ver “La Fundación Pública Gallega Camilo José Cela” en Iria Flavia pero que está cerrada, por lo tanto se dirige al bareto donde están ellos. Rebocato piensa: Allá cada cual con sus preferencias y prioridades. 

 

    Mientras tanto, Paco y Javi, andan comprando caldo y demás condimentos para el arroz con centollos muertos de esta noche. Michelangelo, el Coordinador y el perro se han ido de paseo y birras. La tarde parece que sea de estar en parejas, aunque Rafa y Rebocato, forman un trio (en el sentido literal de la palabra, no queremos dar carnaza a las mentes calenturientas lectoras de esta historia) en la terraza del bar.

 

    Cae la tarde y van confluyendo todos nuestros esturreados peregrinos hacia el apartamento, donde Paco (el hombre cocinero, que demuestra habilidad entre fogones y, lo mas importante: sin darse importancia alguna –aunque, pensándolo bien, la falsa modestia puede acarrear el caer en la vanidad–) ya está, manos a la obra, cocinando el meloso arroz con bogavantes muertos a causa del agua dulce lo cual lo mismo fue a causa de la idea de uno de los peregrinos de Albacete (allí no hay mar, ni agua salada excepto el suero fisiológico de farmacia). 

 


 


 

PIE DE FOTO.-  Hete aquí el exquisito arroz con bogavante cariñosamente cocinado por el chef peregrino que atiende por Paco. Nunca acabarán de agradecerle nuestros peregrinos lo bien que les cocinó y alimentó a lo largo de su duro peregrinar. (Preservamos la intimidad del cocinero –no plasmamos su fotografía entre fogones– con el fin de que si su mujer le reconoce y se entera de sus artes culinarias –caso de que aún no lo sepa– lo mismo le toca, a él, cocinar en casa todos los días, y noches –caso de que aún no lo haga–. Con estos gestos, barruntamos que, nunca llegaremos a la igualdad plena de género. Lamentable.


 

La cena transcurre con aparente normalidad (no hay quejas de los vecinos de los pisos adyacentes, eso no quiere decir que, nuestros peregrinos, no formen bulla). Después de la degustación del arroz de marras, hay sobremesa con orujos varios y güisqui de Manu (ha tenido que comprar otra botella del escocés Johny Walker de los cojones, en vez de hacer Patria con nuestro genuino DYC castellanoviejo, es lo que tiene el pecar de esnobismo, cual Francisco Umbral y sus artículos de fondo de titulo: "Diario de un Snob" plasmados en el diario El País muchos años ha).

 

 

        MICHELANGELO Y EL CASO DE LA RUBIA PLATINO: 

 

El bueno de Michelangelo cuenta durante la tertulia poscena (que no oscena a pesar del llamativo título) un caso que le ocurrió (para evitar posibles líos –sobre todo con los que trate de pleitearnos Michelangelo– no vamos a reflejar el lugar donde aconteció la historia aunque ya hayan pasado mas de 30 años desde que acaeció) en su día, cuando él ejercía –y muy hábilmente por cierto–  de cerrajero.

 

Una mujer, un tanto nerviosa, le llamó al teléfono de guardia a unas horas un tanto intempestivas. Le dijo que si podía trasladarse a un domicilio donde le esperaba ella impacientemente. Cuando llegó nuestro cerrajero al domicilio que le demandó la mujer (una rubia platino espectacular, según Michelangelo, bueno, este bajo sospecha en el momento del relato por la puede que, excesiva ingesta de alcohol nocturno que llevaba trasegado a su interior corporal, al igual que el resto de pelegrinos) le comunicó que se pusiera cómodo, es decir, que soltara el maletín de herramientas y que se despojara del abrigo, un Loden austriaco que calzaba en aquel entonces Michelangelo, sin saber lo que representaba dicha prenda de abrigo, tal como el que se compró Rebocato, a los 19 años, en el Corte Inglés de Generalísimo (antaño, ahora de La Castellana –no es el anís de Segovia–) en Madrizz, y que se lo puso cuatro veces, y no se loo calzó más porque lo llevaban todos los niños peras pseudosfascistas del barrio madrileño de Salamanca y alrededores, y a él no le pegaba mucho (aunque daba el pego bailando con las chicas de Fuerza Nueva en la disco WELL del hotel Wellington de la calle Velazquez, alguna de ellas con insignia falangista de yugo y flechas de oro en pecho, sobre el jersey, camisa o cazadora Fred Perrys) como hijo de labriego castellanoviejo que era, tratando, aquel, de pulirse en el Madrid de aquellos duros años.

La mujer rubia platino le puso a Michelangelo en antecedentes: su padre (el de ella) había fallecido en la mañana de ese mismo día y ella quería que le abriera la caja del finado. Michelangelo le dijo que para que quería abrir el féretro. A ella se le escapó una risa corta y nerviosa y contestó: “Lo que quiero que abras es la caja fuerte de su despacho, no la del ataud”. El hábil cerrajero la abrió en un pispas, aunque no sin cierta dedicación y postureo, y según la orden recibida de no asomarse al interior, dejó la puerta de la caja entornada y se lo comunicó a la presente y supervisora señora, esta le dijo que saliera fuera de la habitación al pasillo de la casa y que esperara allí. Ella se quedó dentro (“dentro”/ “fuera” de nuevo Barrio Sésamo). Al rato salió la mujer del despacho portando una bolsa blanca de deporte marca “Adidas” a la cual se le denotaba un cierto abultamiento exterior y un excesivo peso por su contenido (michelangelo dijo a los peregrinos que posiblemente llevaría en su interior lingotes de oro procedentes de la caja fuerte, porque barruntaba que, dentro de ella no iba a haber guardado, el fallecido padre de la rubia platino, lingotes de plomo, precisamente).

 

La rubia platino le pagó religiosamente (ignoramos si ella, o él, eran creyentes) a Michelangelo el servicio en moneda de curso legal (no en carne, ni en lingotes de oro), eso sí, le dijo que volviera a la mañana siguiente sobre las 09:00h para abrir de nuevo la caja fuerte, esta vez delante de los tres hermanos de ella (no especificó si también rubios y/o espectaculares) y que , por supuesto, que no dijera nada sobre el que, él, ya había ido la noche anterior a hacer la apertura de la susodicha caja ante ella.

 

Acabada la historia Michelangelo tuvo que aguantar ciertas preguntas capciosas de los malignos peregrinos compañeros suyos del Camino, pero él –que es un profesional como la copa de un pino– aguantó el envite y no dijo "esta boca es mía" (Nada que ver con el noveno disco del cantautor Joaquín Sabina). Ante todo, preservó la intimidad de la rubia platino, otro cantar fue que, con su silencio demandado por la rubia platino (tampoco nada que ver con la canción "El caso de la rubia platino" del mejor disco del Sabina que lleva por titulo "19 días y 500 noches", no protegió los intereses de los otros tres hermanos (a día de hoy aún seguimos ignorando cual era el color de sus cabellos).

 

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Al final de le velada se retiran los 6 comensales a tratar de descansar en sus habitaciones respectivas. Michelangelo y Johan parten, silenciosamente y sin ladrido alguno –al menos por parte de Johan– a dormir a la furgo aparcada en el parking del Mercado de Abastos. Michelangelo medita para sus adentros espero no encontrarme con la "vendetomates" del cambiazo al pesarlos de esta mañana. 

 

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OCTAVO DÍA:  PADRÓN/ SANTIAGO DE COMPOSTELA.


VIERNES 23. Rua Nova 28 Apartament. Santiago de Compostela. Si mascotas.

 

 



 

PIE DE FOTO.-  7ª ETAPA  a pie:  PADRÓN/ SANTIAGO DE COMPOSTELA (20/2 = 10 Km. de vellón.).

 

Hoy nuestra tropa de caminantes no está mucho por la labor de caminar en demasía, los tropecientos kilómetros que llevan acumulados a pie desde el día inicial de salida, les ha causado casi tantos estragos en sus trastornados cuerpos como la ingesta de alcohol que llevan trasegado al coleto a lo largo de todos estos días, un sin parar. El peregrinar es duro, y tiene daños colaterales, es lo que tiene el tratar de acumular bonos para la salvación eterna, la cual no es peccata minuta..

 

Una vez todos levantados, aseados y desayunados, se dirigen con sus equipajes hasta el parking del Mercado de Abastos de Padrón donde se encuentra aparcada la furgo con Michelangelo y Johan en su interior. Se pone a los mandos de ella el Coordinador y se dirigen hacia la culminación del viaje, es decir, a Santiago de Compostela donde les espera el Santo Apóstol Santiago impertérrito, barruntan los no creyentes.

 

A unos 10 Km. de Santiago (ciudad y Apóstol) se bajan de la furgo: Rafa, Paco, Javi, Manu y Rebocato, que harán el resto del viaje a pie, el Santo se pondrá contento al verlos y no matará sarracenos. El Coordinador, Michelangelo y Johan continuarán en la furgo hasta Santiago de Compostela donde dejarán los equipajes en el apartamento alquilado y después aparcarán la furgo en un parking privado también concertado de antemano. 

Una vez llegados los de la furgo a la ciudad, y después de dejar los equipajes en el apartamento, el Coordinador se acercará al hospital a urgencias ya que, ayer, le picó –en la parte baja posterior de su pierna derecha– una avista africanizada (ni tan siquiera con pedigrí) y se le está hinchando la pierna. 

Resulta que el Coordinador, a causa de la mariconada de su picadura de avispa –ya le quisiéramos haber visto tirando de hoz haciendo rastrojo por la Meseta, como hizo Rebocato desde niño y durante muchos años– ni tan siquiera se ha dignado en descargar las maletas de sus sumisos peregrinos en el apartamento de Santiago. 

 

Nuestros peregrinos llegan a Santiago de Compostela y se encaminan a la plaza del Obradoiro a hacerse la clásica fotografía que justifique su fin del Camino. Al estar ausentes Johan, Michelangelo y el Coordinador, la posponen para la mañana siguiente.

 

Mientras tanto, el paciente Michelangelo, está en el parking, ojo avizor, al lado de la furgo vigilando los equipajes junto al fiel y campechano Johan "odiaplátanos", diga lo que diga el Coordinador. El grupo de andarines contactan con él (con el cerrajero de la rubia platino, no con el pobre can que no tiene ni móvil) vía guasap, reciben la ubicación del parking y se encaminan a él. Una vez llegados. coge cada uno su maleta y se dirigen hacia el apartamento. 

 

 

 



 

Pie de foto.- Obsérvense, en la instantánea, las magnificas losetas de las aceras de Santiago de Compostela, así como el atractivo empedrado de sus bonitas calles.


           Después de la visita de nuestros peregrinos a la catedral de Santiago de Compostela para ofrecer al Santo Apóstol sus muchas penurias sufridas a lo largo del Camino realizado, y yendo hacia el parking donde estaba aparcada la furgo y esperaban, pacientemente, el gentil Michelangelo y el can Johan vigilando los equipajes, los andantes vieron a esta peregrina que iba en dirección al parking. A ellos no les quedó mas remedio que seguir sus pasos. Alguno propuso cambiar a la acera de enfrente pero no le hicieron caso por si, al cruzar la calle, les atropellaba un camión. Al final resultó que como el que llevaba activado el GPS    –con el punto de ubicación de la aparcada furgo– en vez de mirar al móvil, miraba a la peregrina, y al sobrepasar esta el parking un kilómetro, resultó que, al volver a mirar –el encargado de hacerlo– el GPS, tuvieron que volver los peregrinos sobre sus pasos, resultando que desandaron parte de lo andado (1+1 Km. extras para sus piernas) para ir al encuentro de Michelangelo y Johan. Ante esa visión un peregrino de los mas creyentes (el cambia aceras y un tanto meapilas) insinúo que esa aparición podría ser una señal enviada por el Apóstol Santiago para que nuestros peregrinos hicieran el cupo de kilómetros para conseguir la Compostela.

 

El apartamento se encuentra a unos 20 minutos del aparcamiento, andando cuesta arriba, y hacía él van los caminantes, arrastrando las maletas y con la lengua fuera, ya acordándose del Coordinador y su comentada reserva “cercana” desde el parking de la furgo hasta el apartamento. Otra jugarreta que su Coordinador les ha dedicado. Sin comentarios. Cuanta ignominia, por Dios Bendito.

 

Llegados al apartamento dejan las maletas, se acicalan y se dirigen, en compacto grupo, a por la Compostela (alias Compostelana para el vulgo). La Compostela es un certificado que te expiden las autoridades eclesiásticas en la oficina de Atención al Peregrino de la Catedral de Santiago. Para conseguirla como Dios manda el peregrino ha de cumplir tres requisitos. Primero: hacer el Camino por motivos espirituales o religiosos. Segundo: haber recorrido cualquiera de las Rutas Jacobeas con distancias mínimas de 100Km. a pie, o 100Km. a caballo, o 200 Km. en bicicleta. Para dar fe de ello hay que presentar la particular Credencial del Peregrino con los sellos pertinentes, plasmados en ella, de los lugares por donde ha ido pasando el peregrino, dichos sellos se consiguen en: Asociaciones de amigos del Camino, tabernas, iglesias, ayuntamientos, oficinas de correos, etc.

 

El Coordinador justifica su sueldo haciendo cola por todos nuestros peregrinos (ignoramos si eso quita validez a la Compostela de los integrantes del grupo por tráfico de influencias) en la Oficina de Atención al Peregrino. A medida que nuestros peregrinos van a la Oficina dan el santo y seña, que les ha dado el Coordinador por guasap, y con ella se cuelan evitando la cola de la calle.

 

Una vez que todos consiguen (de aquella manera) la Compostela salen  a la calle felices y contentos.

 

 


 


 

Pie de foto.- En Santiago de Compostela parece ser que hay mucha picaresca desarrollada por algunos de los aparentemente peregrinos. Nuestros caminantes, cuando fueron a por la Compostela, vieron de esta guisa a un fingido lisiado pidiendo limosna al lado de una tienda de souvenir que está justo enfrente del edificio donde expiden la Compostela. Una hora después alcanzaron a ver, en la misma calle, al mismo pedigüeño timador que se acercó  con sus dos piernas –tan campante él y sin despeinarse– a atusar el pelaje de Johan. A la puerta de la tienda de souvenir debía de tener la pierna izquierda doblada y atada al muslo para dar el pego, a no ser que, dicha pierna, fuera ortopédica de quita y pon. Resumiendo: Caminar para ver. 

 

 

Decir que, el Coordinador a lo largo del Camino, se jacta de que con Johan liga mucho, es decir, muchas peregrinas se acercan a acariciar al peculiar y simpático perro, y el Coordinador aprovecha la coyuntura para entablar conversación (sin animo de sacar renta sexual alguna, no está el horno para bollos) con la fémina acariciadora de pelaje perruno de turno, ante esto Rebocato le dice al Coordinador que, barrunta que, el mérito de sus charlas no es de él sino de Johan, y para demostrárselo le dice que le deje el perro. 

En la misma calle de entrega de la Compostela el Coordinador le entrega a Rebocato el perro. Rebocato trinca al perro –con su correa incluida de serie– y se dedica a pasearlo calle arriba, calle abajo. Pasa el tiempo y al final, se le acerca –al eventual paseaperros– una joven fémina oriental (que suelen tener, dicen, el culo mas bien plano, las orientales) y, ella, sonriente acaricia al perro. En vista del "éxito" obtenido, Rebocato desiste de pasear más al perro y se lo devuelve a su dueño.

 

 

 



 

 

PIE DE FOTO.-  (Vaya por delante que no es la oriental de marras la que aparece sobando el lomo a Johan). Nuestro explotado can posando con cara de lástima para tratar de conseguir ligues para el Coordinador. En este caso, su amo, puede que no tuviera tanta suerte debido a que, en lugar de una mujer, se acercó a acariciar el pelaje del paciente Johan un  peregrino pelma (de La Meseta dijo que procedía). El Coordinador no le dio mucho pábulo al mesetario, porque reconoció en él al presunto lisiado de pierna izquierda, visto un hora antes a la puerta de la tienda de los souvenir que, en este caso, por arte de birlibirlorque, hizo desaparecer en la fotografía su pierna derecha. El Coordinador lo despachó con cajas destempladas diciéndole que: "las garrapatas de perro lanudo suelen propagar la Fiebre Manchada de las Montañas Rocosas". (Verídico).

 

Después de la frustrada demostración "ligueperruna" de Rebocato (ojo, nada que ver con rezumamiento de potenciales racismos de nuestro amigo), y ya cada uno con su Compostela a buen recaudo, se dirigen nuestros peregrinos al Mercado de Abastos de Santiago de Compostela. Una vez llegados allí compran quesos, orujo de todos los colores (blanco,  café y dorado) y a continuación comen en una pulpería cercana al mercado que recibe el nombre de “Abastos”.

 

Comen y beben divinamente y a los postres Rafa saca sendas botellitas de orujo (de café y de tostado) y las reparte graciosamente en los vasos de nuestros peregrinos, los cuales no le hacen ascos a la mezcla de ambos orujos.

     Después de la comida los componentes del grupo de peregrinos van al apartamento a dejar los quesos y orujos y luego se dispersan por la ciudad. Javi se va a la misa del peregrino; Paco en su hotel; el Coordinador, su fiel Michelangelo y Johan de turismo; Manu en el limbo (aunque este esté abolido oficialmente por el Vaticano desde 2004); y Rafa y Rebocato de cervezas; en fin que ríase usted de la diáspora judia.

 

    Estando Rafa y Rebocato jarreando en una terraza en la plaza del Obradoiro reciben una llamada de Manu y, una vez que le facilitan su ubicación geográfica vía guasap, se les une para proseguir con la ingesta de cerveza. Después van a visitar la catedral, que está a reventar. Mas tarde Rafa y Rebocato se van con el Coordinador (un buen soldado nunca abandona a su caudillo), Michelangelo y Johan de tapeo. Manu y Javi se dirigen en busca de Paco para irse de ligue, los tres, con norteamericanas y lusas (que no ilusas). 

 

    Cuando les sorprende la noche comienza a llover, y estando ya bebidos, tapeados y bien tapados, se dirigen el Coordinador, Johan, Michelangelo, Rafa y Rebocato a la plaza del Obradoiro a ver el ambiente. Por allí en los soportales hay gente variopinta viendo actuar a los tunos de la tuna. Llega un momento en que, a nuestros cuatro peregrinos y al perro, se les abotarga le cabeza en demasía (no sabemos si por la ingesta de cerveza, por los cánticos de los tunantes o por ambas cosas a la vez) y deciden acercarse al apartamento. El simpar Michelangelo –con apoyo, por esta vez, de Rafa y Rebocato los cuales quieren que duerma en el apartamento–, después de un rifirrafe con el Coordinador por la cuestión de donde pernoctar esa noche, se larga al parking cubierto a dormir en la furgoneta. Rebocato al despedirse de él le comenta: "He visto al Coordinador en plan de: no te digo que te ahorques pero ahí tienes la soga". 

    En fin, "lo que pasa en el Camino se queda en el Camino".

 

    Camino del apartamento, y ya cerca de él, el Coordinador (que lleva de la correa a Johan) anima a Rafa y Rebocato a pararse a tomar unos orujos, cosa que hacen en una terraza abierta porque ya ha dejado de llover, resultando que Javi, Paco y Manu están en otra terraza de un bar cercano departiendo amistosamente con otras personas peregrinas de otra nacionalidad.

 

    Hay una mesa, al lado de los del orujo y el perro, ocupada por tres treintañeras largas, acompañadas de un hombre, más o menos, de su edad. Cuando acaban sus consumiciones y levantan el asedio, una de ellas se acerca a Johan –que está tumbado tan tranquilo– y le acaricia, el perro se levanta y se deja hacer. La chica se ríe y juega con el perro, los demás sonreímos y observamos. Al rato una de las amigas le dice a la que juega con el perro: "Bueno, ¿qué te parece si nos vamos?”. La del perro se resiste y contesta: "Es que es muy simpático". Y la otra remata: "Ya, pero el perro no para de olerte el culo". Todos se ríen y se largan de la terraza. Nuestros tres peregrinos y Johan se van al apartamento a dormir. Los otros peregrinos siguen de parloteo en la terraza del otro bar.

 

      Ya en el apartamento, Rafa le dice a Rebocato que duerma con Manu en la habitación de dos camas, y él lo hará con el Coordinador y Johan en la de tres camas (de ahí que Rafa pleiteara con el Coordinador para que el bueno de Michelangelo durmiera esa noche con ellos dos y el perro, con el resultado ya sabido de Michelangelo planchando oreja en la furgoneta (cuanta paciencia rezuma este hombre). Javi dormirá sólo en otra habitación.

 

    Rebocato se acuesta a la 01:30h. Ya dormido abren la puerta de su habitación y encienden La Luz. Se despierta y vislumbra a Javi que acaba de llegar al piso y musita: "Huy, perdona me he equivocado de habitación". Son la 01:45h. Rebocato vuelve a dormirse y, al rato, se abre de nuevo la puerta y resulta ser su compañero de habitación que atiende por Manu. Este saluda se acuesta y con la luz encendida se pone de conversación con Rebocato.  A los 5 minutos se levanta y sale de la habitación. Vuelve al momento con dos vasos de cristal de la cocina. Saca su botella de Johny Walker y escancia güisqui en ellos. Le acerca uno a Rebocato, este da un trago y lo deja en la mesilla de noche. Manu se acuesta en su cama y empieza una conversación entre ambos que no se interrumpe aunque Manu siga escanciando guisqui en ambos vasos.

 

    Sobre las cuatro de la madrugada Rebocato propone a Manu el dejar trasiego y dormir. Hay mutuo acuerdo, apuran los vasos y Rebocato se pone a roncar, o eso dijo Manu a la mañana siguiente. 

    Mañana tienen mas de 1.000 Km. para regresar al "hogar dulce hogar". Una jartá de kilómetros por delante –desde la costa atlántica hasta la mediterránea– para dejar atrás al Apóstol, aunque ya siempre irá en el corazón de nuestros peregrinos: "El Camino te cambia la vida". Rebocato desde antes de la pandemia no había vuelto a estar dándole al jarro hasta esas horas tan intempestivas como son las 4 de la madrugada. Va uno al Camino a tratar de recuperar la fe y resulta que te imbuyen a recuperar el trasnocheo jarreado y tornando a trasegar al coleto bebidas espirituosas. Rebocato hacía  ya 25 años que abandonó la ingesta de bebidas espirituosas –ya solo ingería cerveza, y vino ocasionalmente– y resulta que el Camino le induce volver a ellas. "Los riesgos de El Camino".

 

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NOVENO DÍA:  SANTIAGO DE COMPOSTELA/ BENICARLÍM.


SÁBADO 23. Por fin: "hogar dulce hogar". Si mascotas, pero Rebocato no dispone de ellas.

 

 


 


 

PIE DE FOTO.-  SANTIAGO DE COMPOSTELA/ BENICARLÍM (1.100 Km. en furgo). 



  Nuestros caminantes una vez que desayunan, salen del apartamento y se dirigen a la plaza del Obradoiro a hacerse la foto de rigor de peregrinos en grupo. Después se dirigen al Mercado de Abastos (por allí ya les conocen los tenderos) para comprar, sobre todo, más botellas de orujo. Acabada la compra se encaminan al apartamento a por el equipaje. Durante el trayecto Manu le aconsejó al Coordinador: "Podrías acercarte al parking a por la furgoneta, llevarla a la puerta del edificio del apartamento y de esa guisa nos ahorraríamos la caminata arrastrando maletas, mochilas y bastones tontamente". El Coordinador, en un claro gesto de autoridad total y absoluta, y sin tener en cuenta el bienestar de sus subordinados, hace mutis por el foro, es decir, como el que oye llover, predícame padre....

    Llegan al apartamento, recogen los bártulos y toca arrastrar maletas hasta la furgo a pinrel.

    Una vez todos colocados (pero no bebidos, cosa rara en el Grupo) en la furgoneta emprenden el viaje de regreso a Ítaca.

 

   A Michelangelo no se le ha acabado aún su magnifico y ocurrente repertorio (habrá que programar otro "Camino" aunque sea a ninguna parte, esperemos que no tenga nada que ver con la novela "Camino a ninguna parte" sobre la historia real de una familia de aparceros huidos de Almería durante la Guerra Civil) y cuenta que es un lástima el que se le olvidara en casa el aparato detector de metales. Con él podría haber tratado de buscar metales durante el Camino. Añade que, si vas por el monte en zonas de trincheras de la Guerra Civil (ojo, nos referimos a zonas donde esté permitida la búsqueda de tesoros, no zonas protegidas por Patrimonio Nacional u otras hierbas) que a veces se activa el detector, entonces te pones a excavar, y, excavando, algunos buscadores se han encontrado esqueletos de milicianos o de soldados del otro bando (independientemente de las ideas y donde te pillara), y el detector se activa, por ejemplo, por la cuchara del rancho del soldado o miliciano, por la hebilla del cinturón, etc. lo cual implica que tienes que dar aviso a la autoridad competente o bien echar tierra al asunto con el fin de evitarte líos posteriores.

 

    Rebocato si que observa a veces por la playa mediterránea a personas –sobre todo jubiladas o en edad de ello– con esos artilugios busca tesoros, rebuscando, sobre todo, en zonas playeras recreativas para niños, posiblemente tratando de detectar monedas que se les caigan a aquellos de los bolsillos cuando están jugando en esos artilugios. En fin, que gracias a que a Michelangelo se le olvidó en casa su aparato (no nos referimos al genital, claro) Johan fue un poco más cómodo en su ubicación en la parte trasera de la furgo sin tanto armatoste de por medio.

 

        Sobre las tres de la tarde paran en un bar cercano a la autovía para comer. Más tarde prosiguen el viaje. Decir que tanto en el viaje de vuelta –como ocurrió en el de la ida– solo conducirán el Coordinador, Javi y Paco. Les puede el ansia a los tres.  Al pobre Rafa nos lo dejan con las ganas de coger el volante cuando ha pagado el alquiler y el respostaje de la furgoneta como todo hijo de vecino. Ya es fijación lo que tienen con él el triunvirato de conductores titulares y titulados. Manu y Rebocato pasan de conducir a no ser que haya una emergencia (aunque llegado el caso puede que cogiera la furgoneta Johan antes que ellos), pero Rafa..........menos mal que no es rencoroso, eso sí, tiene un repente pero luego..... como la gaseosa  se dispersa rápidamente, como Michelangelo, no tienen malicia alguna. Así les va en el Camino, y no solo sobre el asfalto, con sus compañeros de viaje.

 

    Reanudado el viaje el amigo Michelangelo cuenta otra historia que le aconteció en una lavandería autoservicio en una población intermedia realizando uno de sus múltiples Caminos de Santiago. Resultó que metió la ropa sucia en la lavadora, eligió el programa deseado y al hacer el pago en la caja central se le tragó la moneda de 2E y el ciclo de lavado de forma automática no comenzó, es decir, la máquina se quedó con sus dos pavos y la lavadora no giraba. Michelangelo, ni corto ni perezoso –no tenia otra opción–, tiró de su estuche de ganzúas, abrió el cajetín de monedas de la caja central y la contempló completamente llena de monedas. En lugar de arramblar con todas las monedas de 2€ que vislumbró en el cajetín, cogió su moneda de 2€ (eso dijo, no sabemos si la metió ya marcada para reconocerla –lo del marcaje es broma–), cerró el cajetín y se largó a lavar la ropa a otra parte. 

Cuando acabó la historia, Paco y Manu le aplaudieron por su gesto de honradez, quizás animados por los efluvios etílicos, no así el resto de peregrinos a los cuales se les quedó cara de “TONTOS” por la magnifica ocasión desperdiciada por Michelangelo para aumentar su peculio personal a base de un montón de monedas de 2€ (La mujer del César no solo debe ser honrada, sino además parecerlo). 

 

Johan, como debe de ser mudo porque ni ladra ni habla nunca no dijo nada al respecto, pero Rebocato vislumbró en su mirada perruna un cierto gesto con ansia de hincarle el diente al cerrajero.

  

    El viaje continúa sin mucha cosa más de sustancia que mentar aunque se hace ameno gracias a las ocurrencias de Michelangelo. Los tres conductores titulares se van turnando al volante mientras Rafa rabia por no poder manejar. Ya de noche llegan a Valencia y dejan a la puerta de su casa al enchufado Michelangelo. Después, se hace el silencio en la furgo, el resto del viaje de regreso a casa se hace mucho más pesado y monótono sin el peculiar Miguelangelo de acompañante. 

Rebocato va pensando que, si a Michelangelo se le recogió el último a la ida y se le deja el primero a la vuelta, a él que le recogieron el penúltimo a la ida, que ahora en la vuelta será el siguiente en bajarse de la furgoneta a las puertas de su casa y después dejarán a Rafa y luego a los que moran en la zona norte y noble de Benicárlim Manu, Javi y Paco, respectivamente y por último llegaría a su casa el Coordinador que es el que conduce en esta etapa final del viaje. Nada más lejos de la realidad sin saber en base a qué, dejarán primero a Paco y a Javi, luego a Manu, después a Rafa y por último a Rebocato. Quedándose estos dos últimos con un par de narices. Han viajado en el gallinero todo el viaje al lado del perro y nos los descargan los últimos a la vuelta. 

 

        Rebocato hace una entrada triunfal en su casa a las 00:30h del domingo 24 de septiembre, donde su esposa le recibe con los brazos abiertos. "Hogar dulce hogar". Pasado mañana viajarán ambos a La Mancha manchega, que hay mucho vino, mucho pan, mucho aceite, mucho tocino......etc. Pero eso ya será otro cantar, caso de que se lleve a cabo su relato. El Coordinador y Johan, una vez que han soltado al pelma de Rebocato siguen con la furgoneta hasta su perrera, queremos decir su morada. Johan se queda triste porque pierde a sus 6 amigos de peregrinación, el coordinador también porque ya no podrá dar órdenes abusivas a los mismos (no nos referimos al grupo musical “Los Mismos” de las décadas de los 60 y 70, reaparecidos en 1996 hasta hoy en día).

 

    ¡Por fin libre! brama Rebocato.

 

 

 

ACLARACIONES:

 

Para los lectores de El Camino de Rebocato (1ª y 2ª Parte) que no hayan hecho el Camino de Santiago con Rebocato, habrá sido una misión un tanto harto difícil el comprender ciertos comentarios de los pie de foto, de esas dos entradas del Blog, por lo que tratamos de aclararlos: 

 

El tabernero del “Café Mineiro” de la entrada sur a Valença no era tabernero, era un caminante pelma mesetario que coincidió allí en el bareto, con nuestros caminantes y se tomó, al menos, dos copazos de orujo. 

El perro Johan no es culé, su dueño, el Coordinador, sí y con ansia. Le pierden los colores y sus admirados jugadores blaugranas lo que pierden es la Champion un año tras otro, desde años ha. A saber si el Coordinador no organizó el Camino para pedir ayuda divina para el Barça, craso error, cayó eliminado justo un mes después a finales de octubre. ¿Castigo divino del Dios de  nuestra religión monoteísta por su potencial budismo de postureo?

Los dos supuestos homosexuales que caminan juntos retratados de espaldas por una calle lusa de Valença, no lo son (al menos no lo manifestaron en público al menos durante el Camino, que sepamos).

–El par de feriantes sentados en las escaleras de la plaza de la catedral de Tui viendo los coros y danzas, tienen de feriantes lo mismo que el fiel Johan de culé, que aparece tumbado entre ambos. 

–Los tibetanos del bar/ albergue "O’Corisco" no son ni tibetanos ni budistas (que sepamos), aunque el de la Padmasana –o posición de loto​– lo bordó y dio el pego en la terraza de la taberna, prueba de ello fue cuando se le acercaron unas peregrinas pidiéndole que las formara en la tradición de cantar a la vez que se tocan platillitos colocados en los dedos, como hacen los de la religión de los de naranja (no nos referimos a la formación política de Ciudadanos).

–Michelangelo no es el padre de Javi ni de Paco, por mucho que ellos se empeñaran en que si lo era, y que tratara él de protegerlos de las vicisitudes acontecidas a lo largo del Camino.

–La pareja de simpáticos vendimiadores de la Casa Rural & Bodega “Os Areeiros” tienen de vendimiadores lo mismo que Rebocato de hippie, es decir: "nada", las únicas uvas que han vendimiado, el par de dos en su vida, son las de Nochevieja y de una en una, no como Rebocato que vendimió lo suyo, antaño, en nuestro pueblo castellanoviejo. 

–Es cierto que los pinches de barbacoa ejercieron, esa tarde, como tales, aunque, mas bien, lo único que hacían era incordiar a Paco, el paciente y predispuesto maestro asador.

-La peluquera a la que se le apareció su conocido muerto era la de Rafa no de Michelangelo.

-Algunos pies de fotos (por su extensión) parecen pedestales.

Michelangeloes una personaje peculiar; directo; familiar en el trato; de buen corazón; sensible aunque aparente a veces rudeza; gran conversador (la forma en que cuenta sus historias y los avatares acontecidos a la hora de ejercer sus múltiples oficios a lo largo de su vida, al principio te hacen ponerte en guardia y dudas de su certeza, aunque estés harto de cerveza. Después, a lo largo de los días, te das cuenta de que no ha mentido ni un ápice); y paramos porque no acabaríamos nunca en definirlo. Cuando desaparece de escena inmediatamente se hace el vacío.  Tuvo el detalle de regalar a cada uno de nuestros caminantes una carterita/ monedero fabricadas por él mismo.

 

 

FOTO FINAL (CENSURADA, para evitar que se reconozca a la tropa).- 

 

    A lo largo del Camino se coincide en el espacio–tiempo con otros peregrinos/as/es. Te encuentras varias veces con los mismos peregrinos/as/es, aparte de andando en el Camino, en el albergue, en el hostal, en el hotel, en los baretos, en los  restaurantes, en los tenderetes o aliviándote los esfínteres detrás de un sauce cenizo galego (sic) a la orilla de un sendero del Camino sin intimidad alguna dado el gentío caminante, con lo cual se va cogiendo confianza con esas gentes que a saber de donde vendrán y que se les habrá perdido por allí. 

    Cuando finalizaron nuestros peregrinos su peregrinar en Santiago de Compostela, tuvieron la grata sorpresa de ver a un grupo de caminantes posando para la posteridad en la plaza del Obradoiro haciéndose la típica foto de fin de cencerreo, en la cual estaban presentes: el tabernero de Valença; la pareja de gays de las calles de Valença con los que Rebocato entabló conversación (gracias a su innato poliglotismo) allí en su día; los feriantes de la plaza de Tui; los tibetanos del hostal–bar cercano a Redondela; los vendimiadores de la Casa Rural & Bodega “Os Areeiros”; el caporal de estos; el mesetario pelma fingiendo que estaba lisiado; faltaba la famosa del gramófono abuela materna de Johan; etc. . En fin, que en la fotografía o sobraban personajes o faltaban peregrinos.

 

PD.- Cuando volvió a su casa regresado del Camino, Rebocato tenía almacenadas muchas preguntas sin resolver en el interior de su ya modorra cabeza (daños colaterales de El Camino, entre ellas la que se formulaba todas las noches del Camino al acostarse: "¿Pero qué coños se me habrá perdido a mi aquí en el Camino cencerreando con estas gentes?". Menos mal que el grato recuerdo del ameno y comprensivo pelegrino Michelangelo le reconfortaba y ello le ayudó, y mucho, a culminar El Camino de Santiago. Muchas gracias "AMIGO Michelangelo", que Dios te lo pague.

 

           Con Dios.

 

                HistoriasdeRebocato@Abril-2023