¿ADIÓS GAYATAS, ADIÓS?
INTRODUCCION:
Está escrito, según reza en el
portal informático del Ayuntamiento de Castellón: “La peregrinación penitencial cuaresmal, el recuerdo histórico del
hecho del traslado de la ciudad de la montaña al llano fértil y la fecha
variable del tercer sábado de cuaresma, en la actualidad domingo, son tres
características estrechamente ligadas al origen del núcleo central de nuestras
fiestas: la romería. Estos elementos constituyen un claro patrimonio cultural
de los vecinos”.
Pie de video.- Castellón
Fiestas de la Magdalena en el VII Centenario 1952 Imágenes del NODO.
AVATARES
QUE ACONTECEN:
Cierto día llegó a manos de Rebocato un escrito facilitado por un
amigo suyo –ya mayorcito y universitario, esto quizás, por el empecinamiento
del mas vale tarde que nunca–, al cual se lo suministraron en una de las clases
de historia que le impartían en la UJI, y que, en base a ese escrito, le
manifestaba, el “amiguito del alma” (como decía un ex Honorable al bigotes) a
Rebocato, que lo de la bajada nocturna, antaño en Castellón, de las gentes del
Castillo Viejo (“Castell Vell” de aquí en adelante en este escrito, lo sentimos
por los no bilingües) a tomar posesión de La Plana a cuasi mediados del siglo
XIII (1239) con lluvia incluida que caía “a cantaros” (como siglos después, cantaría
el extremeño Pablo Guerrero: “Ellos seguirán
¿dormidos? en sus cuentas corrientes de seguridad, planearán vender la vida y
la muerte y la paz....), pues que, según invoca el escrito dichoso, la
ocupación de La Plana no se realizó de la forma que la mayoría de los moradores
de dicha ciudad tiene por conocida (celebrada y representada en las festas
madaleneras) y tal y como como se lo habían contado, hasta ahora, a Rebocato
los parroquianos del lugar.
Pie de video.- Metafóricamente hablando: la
verdad es que cada vez llueve menos. Así nos va a los de a pie.
Debido a esto, nuestro amigo Rebocato no tiene
por menos que responder a tamaña felonía, incluso osar meterse en camisas de
once varas, ya que, dada su condición de castellanoviejo nadie le ha dado vela
en este entierro, y relatar los hechos con conocimiento de causa basándose en
el tiempo que lleva rondando por esos lares del litoral este mediterráneo y que
en ese transcurso de tiempo ha escuchado historias y ha intercambiado
impresiones con lugareños de mucho arraigo cultural madalenero y de toda
condición socio/política/económica/religiosa/cultural, aparte de que ha leído
algo de la historia de aquí, lo que considera suficiente bagaje para meterse en
harina y hacer un alegato en defensa de dicha historia “de aquí de toda la
vida” y, además, con la prerrogativa de estar limpio de toda sospecha de
contaminación de la imperante pseudo cultura pro-catalanista que difunden –dicen
las malas lenguas– algunos de los docentes que imparten clases en la UJI.
Decir que Rebocato en nuestro pueblo castellanoviejo conoció por vez
primera al Jaime I (y no nos referimos
al perro de su primo, que algo perrón era el primo, pero su mastín también se
llamaba como el Rey pero sin el I) plasmado
en la enciclopedia de Álvarez (Intuitiva, Sintética y Practica). Siempre le
marcó a nuestro amigo la bicha que llevaba el Jaume en su rimbombante casco
alado –semejante al de Asterix, el irreductible galo de la Galia francesa–, como
tratando de molar con su cimera integral, más que un valenciano, de Valencia
capital, con su flamante coche nuevo recién adquirido antes de fallas para
enseñárselo a las amistades, con ruidosos acelerones, en la puerta del Casal
Faller en Fallas). Nada que ver, el casco dichoso, donde va a parar, con el del
Cid Campeador. Dicho sea de paso, sin caer en chauvinismos baratos
castellanoviejos, el Rodrigo de Vivar, sí que campeonaba de verdad y calzando
un bacinete tirando a normalito (austeridad castellanovieja), sin atalaje
alguno encima.
Pie de foto: Hete aquí al Jaume I el Conqueridor con el peto con un siete como una casa, dando a entender que su mujer la Reina Yoles (doña Violante de Hungría) descuidaba sus labores domésticas de coser camisas desgarradas, quizás, en briosos combates,
librados por el Jaume a brazo partido, contra los sarracenos, afines o
relacionados.
Siguiendo con el asunto, Rebocato no tiene por
menos que manifestar que siempre ha oído contar –por las bonitas terretas del
este mediterráneo– que antaño, por el siglo XIII, los ocupantes del Castell
Vell (donde alrededor del actual blanco ermitorio ya no queda pino vivo alguno,
asolados por una plaga de “tomicus”, aunque el castillo ha resurgido,
recientemente, de sus ruinas) bajaron a tomar posesión de la Plana de Burriana,
fundamentándose en el documento
que les otorgó el Jaume I –el de la culebra en todo lo alto del morrión– y que
liderados por el autorizado real Ximén Pérez dÁrenós bajaron a fundar la nueva
ciudad en la llanura sita en el sitio de la Alquería de Benimahomet (otros
dicen Alquería Benárabe, parece ser que entonces ya había lío a la hora de
denominar los sitios), a la que bautizaron, inicialmente, como Castellón de
Burriana, este nombre estaría en vigor hasta la mediados del siglo XIV cuando
el rey Pedro IV de Aragón (alias “El Ceremonioso” o el del Punyalet en mano)
instaló en Castellón de Burriana la sede de la Gobernación de la Plana,
llamándose a partir de entonces Castellón de la Plana.
Pie de foto.- El Pedro en plan Ceremonioso y con
su puñal a mano con el fin de no acabar como la mayoría de nuestros reyes godos.
Reitera invariablemente, nuestro amigo, lo que ha oído relatar a la
gente mayor de esos lares mediterráneos al Este (y esto para él, viniendo de
donde viene, va a misa, ya pueden disertar y hacer lavados de cerebro los
catedráticos UJIANOS) que hace 700 años (más o menos) desde aquel entonces, los
moradores del cerro del Castell Vell –a cuyas sombras se adivinaban las casas
que formaban la Antigua Castalia– bajaron a tomar posesión de la alquería de
Benárabe en una tormentosa noche de primavera; que portaban faroles para
alumbrarse; que los niños iban atados con cintas verdes para que no se
despistaran en la noche y acabaran ahogándose en las tierras pantanosas por las
que tenían que cruzar; que se acompañaban de cañas (las de los
caballones para sujetar las matas de los tomates y los bachocones, no las de los bares, ya que,
entonces ni existían estos ni aquellas) y cayados para tantear el terreno y
defenderse de los posibles ataques de las alimañas autóctonas, principalmente
ratetas (sic) de aigua (sic); que caía –aquella noche de autos– una lluvia
torrencial que fustigaba sus maltrechos cuerpos; que el pergamino de
compra/venta de los terrenos de La Plana de Burriana lo llevarían a buen
recaudo metido, barrunta Rebocato, en un cuerno de carnero lacrado con pez, o
algo similar de lo poco que dispusieran aquellas buenas gentes más a mano, para
protegerlo de las humedades como se hacia antaño, lo que no entiende Rebocato es
como acabó llegando, el pergamino de marras, “al’Arxiu de la Corona de Aragó”
y, que casualidad, que este esté en Barcelona. (Puntualizar que no ha tanto
tiempo, parte del famoso archivo de Salamanca de nuestra última guerra
“incivil”, pues que se lo tuvieron que devolver –sacado con nocturnidad y
cierta alevosía– a la Generalitat de Catalunya porque, se dice que, eran los
papeles de la Generalitat Republicana (posterior botín de guerra del ejercito rebelde),
con el fin de evitar otra perorata de supuestos ataques a Cataluña y, así con
ello, impedir el que reclamaran los dirigentes catalanes a Bruselas, al susum
cordan, o a quien correspondiera. Después de esta devolución, durante unos
años, la calle, donde está ubicado el Archivo General de la Guerra Civil Española en
Salamanca, pasó
a denominarse de calle de Gibraltar a calle del Expolio,
En fin, el derecho a decidir. Y el pobre Pujol y fámily –familia para los no bilingües– nos
los dejan en segundo plano, con su dinerito heredado del avi (abuelo para los
no bilingües) y a buen recaudo en bancos alejados, para ir tirando caso de que se
diera otra guerra civil y haya que salir arreando brisca.
Dicho esto, que no viene muy a cuento,
retomemos el hilo de la historia que es lo que nos importa de verdad:
Resultando, años más adelante gracias a
aquella marcha nocturna (pionera de la venidera –siglos después– Ruta del
Bacalao) pasada por agua, que la comunión de las cañas, los cayados y los
faroles dio origen a las gayatas, estas harto conocidas, y que alguno, de los
que estáis leyendo esta perorata tostonera, las habéis empujado, antaño, por
las calles y conectado a enchufes estratégicamente colocados a lo lardo del
recorrido la noche del desfile en las fiestas magdaleneras. Los niños quedaron
para el pregó infantil y los mayores para sentarse en las aceras para verlos
desfilar con deleite. Las cañas y las cintas verdes se utilizan para subir al
Castell Vell, teniendo cuidado de no saltar un ojo, a los que vienen detrás en
Romería, con la caña de marras. Es decir, de aquella bajada histórica de toma
de posesión (que según el panfleto no llegó a llevarse a cabo) se sigue
aprovechando todo. Como para que vengan ahora con que “nasti de plasti,” que ni
noche de perros, ni aguas torrenciales, ni faroles de mano, ni cintas verdes
ataniños, ni cañas, ni gayatos, ni toma de posesión de La Plana, ni casta que
lo fundó. Nos ponen la UJI (1991) y ahora, con la que está cayendo,
aprovechando un escrito de allí, que apenas llega a las dos caras, nos cargamos
toda nuestra historia de aquí, con la simbología y fiestas que la representan y
mantienen viva.
Ya declaradas, las Fiestas de la Magdalena, de
Interés Turístico Nacional en 1980, nos van a venir ahora con cambios de la
historia. Sin ánimo de comparaciones, Dios nos libre, hay historiadores de
medio pelo como el ex GRAPO Pío Moa, metido a historiador para deleitar a la
extrema derecha, reescribiendo nuestra “reciente“ historia nacional, al igual
que el sin par Cesar Vidal, otro que tal baila; historiadores ambos que,
comparándolos con el historiador Ricardo de la Cierva, este parece Heródoto de
Halicarnaso, que ya es decir.
Como esto siga adelante, hay que irse
olvidando de la subida a la Magdalena y de las gayatas, y quien sabe, si de las
Fiestas Madaleneras/ Magdaleneras, con lo que ello conlleva, es decir, el fin
de:
La romería de les canyes (donde Castellón se reivindica como
pueblo); la torná de la Romería; Sant Roc de Canet; la paella monumental y
gratuita en el pinar de la Magdalena; los pregones; la ofrenda floral a la Mare
de Deu; el pregó; la proclamación de "Na Violant d´Hongria; el desfile de carrozas de los pueblos; las mascletás;
los castillos de fuego; el paseo de las reinas (la volteta); el himno de Rotllo
i Canya; la Feria Alternativa; Xarsa Teatre (bueno, estos ya no salen por falta
de presupuesto, dicen); el Mesón del Vino y de la tapa; las collas dando murga
a tope con Ruidera considerable a sus vecinos que no se integran en la Festa; la
despertá; la tirada de petardos variopintos y a cualquier hora “queesofafesta”,
el juego del Boli; los leds, que sustituyeron a las 60.000 bombillas de las
gayatas, para ahorrar energía; la blusa negra que, otrora, se ponían los
progres y que en cuanto empezó a ponérsela la plebe desistieron aquellos, hasta
hoy en día que casi no se la pone nadie; etc., etc.. Ya no tiene sentido nada
de esto, ni merece la pena el nacimiento de «FestaPèdia», una enciclopedia
sobre la Magdalena cuyos impulsores fueron los miembros de la Gaiata 8, Portal
de L'Om.
Pie de foto: Gaiata Mayor y Gaiata infantil, ambas luciendo, se ignora si ya con leds o con bombillas de las de toda la vida.
DESENLACE
O VAYA USTED A SABER:
PD1.- Como todo pueblo
tiene su leyenda negra (hasta Castilla La Vieja, aunque inventada, eso sí, por
sus envidiosos enemigos anglosajones) sea apócrifa o real y con el fin de no
herir susceptibilidades, el siguiente párrafo que se abstengan de leerlo los
castelloneros de soca rel:
Se dice, se comenta, se rumorea nos han dicho, que han oído que
decían, que La Plana en realidad pertenecía a Burriana (La Plana de Burriana) y
que por eso, los del Castell Vell, bajaron (ahora parece ser que no lo hicieron)
de noche (nocturnidad y alevosía) a tomar posesión de las nuevas tierras. Caso
de que bajaran, si tan legal era la donación del Jaume I, podrían haber
aplazado la toma de posesión hasta la mañana de un día del mes de agosto, con
la fresca, antes de que empezaran a chicharrear las cigarras y a picar los
tábanos muleros, y se hubieran ahorrado, los colonizadores bajantes, a saber: la calada
de agua hasta los huesos; las cañas; las cintas verdes; el combustible de los
faroles; el riesgo de caerse a las acequias (que hicieron los árabes según
unos, los romanos según otros); el tener que secar la ropa, las albarcas/abarcas
y peales en la lumbre; y ustedes, sufridos lectores, de leer este escrito en
aras de la defensa de la tradición.
Algunas personas dicen que es verdad la versión contada –“la de toda la vida”– debido a
que algunos de los vecinos de Burriana (no hay encuestas que lo ratifiquen) aún
andan recelosos. Hay una leyenda urbana que dice que sus habitantes antes se
iban a matricular los coches a Burgos para que en la matricula apareciera BU en
lugar de CS (no sé sabe nada sobre lo que hacían a la hora de comprar la chapa
de arbitrios municipales de los carros), que se cortaban el pelo en Valencia y
que no aparecen por la capital de la Plana ni en fiestas, dicen las malas
lenguas que por algo será.
Pero esto ya es otra historia que interesa más
a los burrianeros/ borrianeros (uno ya no sabe cómo escribir con los cambios de
la RAE y, además, con lo de inmersión lingüística cualquier día uno se ahoga) que
a los descendientes de los antiguos moradores del Castell Vell.
Quizás nos sacaría de dudas un conocido de Rebocato, caso de que quisiera
asesorarnos sobre Borriana, aunque por lo que dicen, está bajo sospecha, –dicho
conocido– de ser catalanista (además que del Barça) y puede que con
justificación, debido a que cuando echaron a los moros (moriscos) de Burriana
repoblaron a esta con 200 familias venidas de Tortosa, lo que se ignora es como
repoblaron después a Tortosa, a ver si con estas históricas migraciones, de acá
para allá, nos las explica el amigo de Rebocato –el universitario del panfleto,
causante indirecto, tal vez sin mala intención, de este embolado– cuando llegue
a la asignatura de las diásporas territoriales históricas.
En fin, centrémonos en lo importante que es el disfrutar de los diez
días de fiestas de un tirón. Que nos las igualan ni en Bilbao, oiga, con su
Semana Grande (“Bilboko Aste Nagusia” para los bilingües) que solamente dura nueve
días, de ahí vendrá lo de Semana Grande.
PD2.-
Los que estén interesados en leer el panfleto que niega la bajada de las gentes
del Castell Vell a la Plana pueden hacerlo en este enlace:
PD3.- El que no sepa catalán y quiera leerlo en su lengua materna puede
utilizar el traductor Tradukka:
¡MAGDALENA FESTA PLENA!
Quedad con Dios.
Sin acritud.
HistoriasdeRebocato@marzo-2016