10 de agosto de 2013

Paco Ibañez - Consejos para un galan



 Del libro del buen amor. Juan Ruiz, Arcipreste de Hita (1283-1350)

EL TRAM DE CASTELLÓ



                                                     
             EL TRAM DE CASTELLÓ Y OTROS ACONTECERES

        Dice nuestro amigo Rebocato:

         Os envío un artículo sobre el TRAM (que no tren) que me ha remitido un amigo -d'aquí de tota la vida- (no como los foráneos de otras partes del orbe que nunca serán “de aquí de toda la vida” aunque moren y estén cuasi arraigados aquí, e intenten, aquí, integrarse a pesar de los hándicaps –Dios no lo quiera- que les puedan interponer algunos de los nativos de por aquí. Su gozo –el de aquellos- quedará en un pozo, debido a que cuando llegue aquí la limpieza étnica, de "res" les valdrá el haber aprendido la jeringonza –con perdón- de aquí, ya que con tirar, los de aquí, de apellidos de las listas electorales de los venidos, otrora, aquí y que intentan a duras penas quedarse aquí de por vida, estarán condenados a la hoguera –es un decir– o, en su defecto, al duro y cruel exilio, muy a su pesar y al de algunos autóctonos de aquí que los aprecien, que haberlos ahylos –parafraseando a la frase de las meigas–, se supone). 

     Habría que reivindicar la posibilidad de que se les brinde la oportunidad a esas gentes, venidas de allí a aquí, a que puedan cambiarse los apellidos por unos como más de "la terreta" (de aquí para los no bilingües) y que no tengan que tirar de la magnanimidad del zar Putín como ha tenido que hacer, recientemente, el pobre y famélico (es otro decir) actor francés Depardieu, o bien, pedir audiencia al nuevo Papa –no sabemos si también papá– Francisco I –Paco para los amigos– para llevar a buen puerto dicha reivindicación. 

     Sería como una limpieza de sangre pero al revés, es decir, renunciar a ser cristianoviejos, como la oportunidad que se les dio en su día –siglos XV y XVI, más o menos– a los posteriores marranos (judíos conversos que judaizaban, ya con apellido nuevo, de manera subrepticia, como por ejemplo: debajo de las arcadas de las bodegas de ciertas casas del pueblo de Almedíjar –un saludo a mi amigo Ramón, nato de allí y que vive aquí, aunque los fines de semana se va allí, a Almedijar), y a los moriscos –conversos musulmanes– que salieron, junto a aquellos arreando brisca de Almedijar –entre otros lugares– hacia el exilio. Como para que ahora nos vengan los ecuménicos y convivientes de boquilla –como si ellos hubieran estado allí en aquella época y lugar– con aquello de lo felices que eran cohabitando buenamente las gentes de las tres culturas y de las tres religiones monoteístas juntas. Decir que, los barrios en los pueblos, aldeas y ciudades estaban perfectamente delimitados y hasta los gustos gastronómicos –y no solo por lo de comer tocino y de beber vino en jarro sentados a la puerta de las casas para demostrar ser cristianoviejo de toda la vida– eran bien distintos: Los cristianos comían garbanzos, los judíos judías -no sé si pintas o blancas- y los moriscos, mayormente, alcuzcu; según dicen los escritos y el boca a oreja tradicional, que es más fiable y que se va actualizando de uno a otro

      De paso, gracias (sin ánimo de herir susceptibilidades) a aquellas diásporas –judíos en 1492 y moriscos en 1609– se evitó la posible balcanización –reseñar que aún no existía la ex Yugoslavia y su Tito– siglos después en la piel de toro. 

     Los judíos, no teniendo bastante con lo que disfrutaron aquí durante siglos, se llevaron las llaves de sus casas que ya, con el transcurrir de los siglos y de los sucesivos trasiegos, a través de los tiempos, de las herrumbrosas llaves de padres a hijos –imaginaos como se pondrían las manos con los trasvases–, las habrán vendido al peso, intuyo. Pensaban en volver –ilusos- "más temprano que tarde sin reposo" –gracias Silvio Rodriguez– para reclamar las casas. No cayeron en la cuenta de que el cerrajero local, que era cristiano –se ignora si converso o no–, se quedó en el pueblo tan ricamente para realizar la futura faena que se le avecinaba: el cambio de cerraduras para que los vecinos pseudocristianosviejos del "poble" se metieran en las casas de los expulsados, eso sí, asumiendo el pago de las contribuciones y diezmos pertinentes) sobre la historia pasada y "futura" de los medios de transporte público de carga humana de Castelló capital –léase los nacidos, residentes y visitantes– y de algunos pueblos adyacentes a ella.

    Lo de "futura" pu’que (es un decir) vaya para largo pues estas fiestas que me han obligado (no voy a decir quien o quienes) a viajar en plena luz del día hasta el centro histórico de Castellón capital, lo cual, tengo por norma hacerlo en las noches de viernes y/o sábado de jarana y a horas un tanto intempestivas con el fin de evitar encuentros fortuitos o fingidos (“cada que vez que el azar o el ascensor nos juntaba” –versus J. Sabina: “El joven aprendiz de pintor”-) y tener que confraternizar tanto con autóctonos de soca rel,  como con arrimados de otras partes afincados aquí, y entonces, a causa de los encuentros, se te va el tiempo confraternizando y se te olvida a que ibas al centro. 

       Pero nó, no me lo toméis como un esnobismo (recordando, nada que ver con aquellos parias de la Gran Bretaña que iban becados o de beneficencia a formarse a colegios de élite y a los que sus compañeros -niños bien- acabaron llamándoles snob -en plural-  por imitación de aquellos a las maneras, hablas y gestos de estos -recordad los artículos de El País “Diario de un snob” del "modesto" Paco Umbral –apellido judío- en los estertores del franquismo y primeros años de la nuestra, tan supervalorada, como super paradigmática, Transición –otro día hablaremos de los cuentos chinos y del “Si queremos que todo siga igual, es preciso que todo cambie” (El Gatopardo de Lampedusa) el motivo de evitar las salidas céntricas a plena luz del día es que si me encuentro con algún conocido lo normal es que me detenga (yo mismo, no la Benemérita)  y me ponga a charrar (discretamente en lo posible) y mi/s acompañante/s que se queda/n, juiciosamente, unos metros más adelante con el fin de que podamos hablar yo y el/los encontrado/s con intimidad (nada que ver con el catalán – dialecto según la Enciclopedia Álvarez- el que decía que hablaba el Aznar en la intimidad), resultando que si la conversación se alarga mi/s acompañante/s se larga/n y me deja/n con la plática y con los encontrados, lo que me acarrea daños colaterales –no quiero decir represalias- posteriores.

         Retomando el hilo de la visita al centro, sin nocturnidad ni alevosía, pues que va para largo lo del TRAM debido a que acontece que vi en los arrabales de la plaza Juez Borrull (aventajado chico afincado en Valencia capital –hay quien dice que era sanmatevano-, el cual fue, además de juez de diezmos, tercios diezmos y primicias, Secretario del Santo Oficio de la Inquisición, de ahí, supongo, su encomiable oposición a la abolición del Santo Oficio. El nombre de la plaza, dicen los de aquí, proviene por ser el juez “acumuladiezmos” propietario del Molí Roder, sito, en su tiempo, en los terrenos de la ahora mencionada plaza) un vallado para que no se caiga la gente y dentro de su perímetro se encuentran hallados y descubiertos los restos de un torreón (apuntar que el vallado es posterior al hallazgo) y de parte de la antigua muralla, con lo que se han paralizado las obras del TRAM en ese tramo, pretendiendo reiniciarlos después de las Fiestas Mayores, con lo cual no sé si tendremos ocasión de llegar a montar en el TRAM para ir al GRAO, lo mismo volamos antes en los aviones del aeropuerto de aquí, "el del abuelo".

         Resumiendo como leí, tiempo ha, en El Mediterráneo (para los de fuera no residentes aquí: Periódico local que pueden leer los de aquí de toda la vida y los residentes aquí venidos de fuera, aspirantes, con apellidos reconvertidos o nó, a ser “d'aquí de tota la vida”) tarda más un estudiante del Grau de Castelló –aunque no se pare en Carrefour a hacer la compra- en llegar, en transporte público, a la UJI (universidad de aquí) que un estudiante, que venga desde Valencia capital en tren a la misma UJI.

      PD 1.- "Rezad por el nuevo Vicario de Cristo en la Tierra" (Francisco I, no confundir con el Rey francés que atendía por el mismo nombre y al que Carlos I de aquí y V de allá, le dio una liza considerables la batalla de Pavía –ciudad italiana–. Una vez preso, el vencido rey, intercambio su libertad a cambio de que sus dos niños menores de diez años quedaran a buen recaudo en España en el castillo de Pedraza –Segovia–”) es lo primero que ha pedido en su primera salida al balcón como pastor del rebaño. Este hombre promete, es un tradicionalista, en su primera aparición pública como Pontífice ya está pidiendo.

         PD 2.- A los de aquí -“d'aquí de tota la vida”- gracias por vuestra paciencia con alguno de los de allí venidos y residentes aquí. Menuda cruz os ha caído, como la que tiene el nuevo Papa.

         Como diría el nuevo Santo Padre: Adiós boludos.

         HistoriasdeRebocato@Marzo 2013

EL PERRO Y LA MOTO 2



          A VUELTAS CON EL PERRO GALLEGO. OTRORA MANCHEGO


          Nos escribe un amigo de Rebocato y sufrido lector del blog de este:          

            Hola a todos (Con el fin de no perder tiempo no añado “y a todas” debido  a que en “todos” estáis incluidos todos y todas):

         Un mes después de leer el articulo de nuestro amigo Rebocato “El perro y la moto1” he viajado de visita a Madrizz (Madrit para los bilingües) y me recomendó  una cuñada mía, a la que le gustan las exposiciones, que  fuera a ver una de un fotógrafo gallego llamado Virxilio (antes Virgilio, intuyo) Viéitez, gallego de origen para más señas.

      Una vez en el lugar del evento, cual no sería mi sorpresa al toparme, entre otras muchas, con la fotografía del perro y los cuatro moteros con calzado nuevo y según leí en el pie de foto se llamaban: Fermín, Avelino, Bautista y Pepiño (nada que ver este último, supongo, por la fecha de la foto de 1957 con el socialista Pepín "atrapasobres" en gasolineras, pero tal como se agarra, el rapaciño menor, a su supuesto hermano que le antecede, bien podría ser aquel el Blanco el cual también se aferra, ahora, a la poltrona con ahínco y renovados brios).




Pie de foto: El amigo de Rebocato en la exposición de Madrid desfaciendo el entuerto de la moto y el perro de marras. Las fotos del fondo fueron realizadas, en su día, por Virxilio Vieitez

        En la tan traída y llevada fotografía del perro (manchego o gallego que más da si no vamos a ladrar con él) y la moto que estaba expuesta en la exposición de la Fundación Telefónica, sita en la Gran Vía (antes de José Antonio cuando yo laboraba en la planta 13 del edificio y por cierto con mucha profesionalidad, dicho sea de paso y modestia aparte, luego me vine al Mediterráneo pues la capital se me quedó pequeña- a conocer a nuevas gentes y culturas variopintas) madrileña, se aprecia, in situ, el nombre de la carnicería, pero con las prisas por hacerme la foto (que llevó a cabo el cuñadísimo exgerente de Telefónica) por si venían los vigilantes de la sala y nos metían un pleito del carallo por los rollos de los derechos de imagen, se me olvidó apuntármelo y con lo de la pérdida de retención (no de los esfínteres, que todo llegará, vosotros dadme tiempo) de memoria, se me fue el nombre dichoso al limbo de los justos. Si alguno de los que estáis leyendo esta epístola se digna en ir a los madriles –ya sé que a muchos os tira más Barcelona por lo del Barça dichoso- a ver la exposición, podría anotárselo, o bien, si es atrevido, memorizarlo y remitírmelo. De paso le sugiero, al visitador, que preste especial atención a la sección de fotografías de diferentes familias posando con su muerto (con ataúd incorporado) correspondiente, una tradición popular que lamentablemente está cayendo en desuso, si no ya cuasi extinguida. Por la tierra, donde yo vi por vez primera la luz del sol, esta costumbre no se estilaba, es más, en mi caso en particular (y en mi casa en general) no me hicieron fotos ni tan siquiera de mi primer bautizo, ni de mi primera comunión.

         Las únicas fotos que nos hacíamos eran las que se necesitaban para el carnet de familia numerosa (este carné se utilizaba para conseguir descuentos para viajar en coche de línea y/o en tren, uso que hacía mi padre para ir a la capital de provincia con el fin de arreglar papeles y comprar, de paso, material escolar; asimismo se viajaba, muy ocasionalmente, a Madrid a visitar familiares. Yo viajé de niño casi tantas veces como eclipses solares acontecían. Lo normal y cotidiano era viajar en carro a las tierras de labor, y no precisamente con carácter lúdico, del término municipal) y a la celebración de alguna boda –a la capital de provincia– de algún hermano.

        
         Creo que la primera foto individual que me hice fue con 11 años para el carné de la OJE (Organización Juvenil Española –en Catalunya se denominaba, barrunto, de la misma manera-) y me la pagué yo mismo de mi peculio procedente de la paga de monaguillo ejerciendo, como tal, en la iglesia parroquial de nuestro pueblo castellanoviejo. Ahora, a toro pasado, creo que equivoqué la carrera ya que en vez ejercer de rapavelas (simple monaguillo, sin llegar a sacristán), tal vez tendría que haberme iniciado, laboralmente hablando, de vendedor/repartidor de periódicos y lo mismo ahora sería un magnate, como ocurría en las películas americanas de antaño, pero para eso debería haber hecho las Américas porque en nuestro pueblo castellanoviejo al periódico “El Adelantado de la capital de provincia” se le definía como “el papel “ y eran cuatro hojas –ni una más, ni una menos- y llegaba, vía coche de línea y, posterior, cartero local, a la casa del barbero-peluquero (sin ejercer de sacamuelas ni cirujano como antaño) para que lo leyeran los clientes, también se arrimaba a la casa del párroco y a la casa del boticario, es decir, poco futuro hubiera tenido, yo, repartiendo periódicos por aquellos lares.

         Siempre te queda el consuelo, viendo ciertas películas de la tele, de que a pesar de disponer de mucho dinero los mafiosos y gángsteres tampoco se retrataron mucho, pues trataban de evitarlo con el fin de que no pusieran sus caretos en los pasquines de caza y captura.

         De todas formas yo arrojo la toalla, si queréis saber si el perro estaba vivo o muerto, en el momento de la foto, o si era manchego o gallego, indagad vosotros mismos, ya que, algunos de vosotros seréis quintos de alguno de los retoños del motorista, tratad de localizarles y preguntadles al respecto, yo por mi parte, creo que, ya he cumplido con creces en la ardua tarea, voluntaria por supuesto, de aclarar el enigma.

         Quien me mandará a mi meterme en berenjenales.

         Saludos y voime de carallada.

         HistoriasdeRebocato@marzo-2013
           



EL PERRO Y LA MOTO 1



                         EL PERRO Y LA MOTO (Parte 1)





      Hace años dijo Fraga Iribarne: “La calle es mía”. Mucho antes, en un lugar de La Mancha, los perros (imitados hoy en día por la juventudbaila fumando a las puertas de los PUB’s dando una barrila considerable a los vecinos no sordos) ocupaban las aceras sin fumar.

         Nos anuncia (sin tratar de equipararse al Arcángel San Gabriel, recordad que el diablo siempre acecha y que Luzbel era el ángel más hermoso e inteligente antes de convertirse en el ángel caído– en los jardines del Buen Retiro de Madrid hay una estatua, con fuente, de él, obra de Ricardo Bellver- por su rebelión contra Dios) nuestro amigo Rebocato:

         A la paz de Dios: 
       

         Me envía un amigo –el cual atiende por Manu y es nato de Albacete, aunque no suele llevar navaja alguna encima a no ser que vaya de almuerzo al aire libre en alguna excursión montaraz con el grupo de caminantes cuyo nombre de guerra es: "Caminante no hay camino"– la foto de más abajo y dice que lo que más le gusta de ella es el perro que parece estar en los brazos de Morfeo al sol y sombra. No indica sí el motero es “Paisano de un primo hermano de algún pariente lejano” suyo (J. Sabina “El café de Nicanor”), al cual, mi amigo junto a su primo, le distraían la moto, en los veraneos rurales y manchegos para irse de marcha a los pueblos adyacentes.



Pie de foto: Después de este escrito un amigo de Rebocato, en una exposición en Madrid, encontró expuesta esta fotografía (ver EL PERRO Y LA MOTO 2) 
© realizada por Virxilio Vieitez, Vegap y el conductor y ocupantes son:, Avelino, Bautista y Pepiño, respectivamente. Soutelo de Montes, 1957 (PONTEVEDRA)

       La fotografía parece de ciencia ficción, caso de que el perro esté vivo y posiblemente estemos en un pueblo de La Mancha aunque no necesariamente castellanonuevo como sería antes de disfrutar de las autonomías del café para todos.


    El perro, barrunto que, estará muerto pues se observa la carretilla artesanal (menuda escandalera formaban en las calles de cantos rodados en nuestro pueblo castellanoviejo hasta que llegaron "los adelantos" de las ruedas de goma con cámara y cubierta) del alguacil aparcada a la entrada de la taberna, donde, supongo que, el hombre ha entrado a refrescarse el gaznate que me lo tendrá un tanto reseco por la canícula veraniega que se respira, antes de recoger al finado para enterrarlo en una fosa, alejada de las cunetas por si salen huesos de los paseados de nuestra última guerra, y cubrirlo con cal viva como mandaban los edictos municipales.

   Caso de estar el perro vivo y si la acción transcurriera en nuestro pueblo castellanoviejo en los años aquellos que aparenta tener la instantánea (ahora, a los chuchos, ya hasta me los llevan con collar y correa en cualquier pueblo de mala muerte, que pena de idiosincrasia, nuestra, perdida), el can estaría ojo avizor y dejando vía libre en la acera, como Dios manda –o mandaba por aquel entonces– por si pasaba algún zagal lugareño por la misma y evitar así la pertinente agresión apartándose cortésmente, el perro, claro. Tal cual aparece en la fotografía, con esa posición tan perruna, tan provocadora, tan chulesca y tan pancha cruzado en mitad de la acera como diciendo: “Que patada en los huevos tengo”, fijo que se hubiera llevado algún que otro cantazo y/o candalazo. Deduzco que ese perro estará sin malear, o bien, los chavales del lugar son unos "nenazas" y en desacorde con aquellos tiempos respecto a la forma de actuación ante las bestias con el fin de marcar distancias.

     Lo que si que me parece bastante  reconfortante, sobre la foto, es el respeto a la jerarquía, por la posición de los tres mochuelos traseros montados en la moto (amoto en aquellos años). Hay, como digo, un respeto al escalafón, desde el padre (con cara de velocidad), caso de que lo sea de los lebreles de detrás, hasta los hijos, caso de que lo sean del de la boina de delante. El más pequeño, en última posición (cuando seas padre comerás huevos), se parece al niño de la película del pijama de rayas (su ropaje le delata) y como el pasarlas putas espabila mucho, se aferra como un fiera a la camisa del  que le precede como diciendo: “si me caigo yo, tú te vienes detrás, aunque estés delante”. Denoto una falta de responsabilidad en el posible padre, caso de que llegue a arrancar la moto y ponerse en carretera con la recua detrás, porque yo hubiera colocado al niño más pequeño encima del depósito de gasolina, ya que donde está con la misma arrancada se le cae al suelo.

         También da gusto ver como la imagiria madre va andando por la calle con la hija en brazos en vez de ir subida en la moto, lo que indica que las gentes del lugar, aún, no se han contaminado con el matriarcado (dicen de las sociedades vascas y catalanas que, de años acá, ha arraigado y extendido como las acacias en toda la piel de toro (parafraseando a Azaña, que dicen que dijo, opinando sobre algunos comentarios políticos de políticos:  "En Madrizz -Madrit para los bilingües- las tonterías arraigan mejor que las acacias”, en los años aquellos de la esperanza de los parias en nuestra Segunda, de momento, República, aunque os quedéis, queridos lectores, con ganas de la Tercera.

         Debe de ser un día festivo ya que todos los ocupantes de la motarro van con ropajes de domingo y zapatos y sandalias que parecen bien lustrados, vamos como recién salidos de la tienda.

         Por lo demás me quedo con la boina que era el mejor remedio para disimular  la alopecia, ya que, en aquellos años solo sabias que hombres estaban calvos en el pueblo, cuando estabas en la iglesia (en los días señalados para el culto divino en lugar de estar tirando cantos a los tejados,  a los gurriatos o a algún que otro compañero) y/o en los locales oficiales.

     A la parroquiana que está en el balcón (pu’que sea la carnicera) se me antoja demasiado relajada, lo mismo tiene el puchero del cocido en la lumbre y como se lo tiren los gatos a las ascuas, cuando aparezca su marido a comerse los gabrieles y vea que se ha echado el cocido a perder, organizará una zaragata considerable y lo mismo, a la parienta, me la muele, y, según él con razón, a palos. Menos mal, para este, que aún no habíamos inventado la violencia de género ni ejercía la ministra socialista defensora de la “igual da”.

      El surtidor es majo y la foto la debe de haber tirado el gasolinero, ya que no se le ve, aunque pensándolo bien puede estar con el aguacil/alguacil y el carnicero en la tasca ahogando penas. 

    Hay dos paisanos dialogando a la puerta, uno de ellos rascándose la monda y una niña que los acompaña con pinta de figurante.

     asimismo aparece, en la posible instantánea, un coche al fondo, lo que se me antoja a mi como demasiado progreso para aquellos años pues, en la fachada de la cantina, aún no han ubicado el cartel con la leyenda “Bar con televisor Iberia” incluso el motorista ya lleva reloj de pulsera, lo mismo a causa de que hasta casó bien. 

         Me asalta una duda: ¿La moto es una Bultaco Metralla?.
         Quedad con Dios.


         HistoriasdeRebocato@febrero-2013


         

6 de agosto de 2013

TV3 y Rebocato



             

                                 TV3 Y REBOCATO



              Bon día/ Buenos días

            En una reciente visita que se dignó en hacerme mi amigo Rebocato a la capital de La Plana, le llamó la atención las pancartas colocadas en algunos balcones de las viviendas de la ciudad que afeaban las posibles fotos a realizar de los edificios (él es muy aficionado a retratar fachadas variopintas de diferentes ciudades, aunque en ellas no se hable el idioma del, otrora,  imperio). Una vez de regreso, él, a la Meseta Central, le envié unas reflexiones al respecto con el fin de aclararle el tema, las cuales os detallo, literalmente, en el fichero anexado.



        REIVINDICACIÓN EN  LOS BALCONES

        Querido Rebocato:

        Respecto al asunto que comentamos y que te causó tanta inquietud, con el añadido de que no conseguí descifrarte el enigma sobre los trapos ubicados en los balcones, de mi ciudad, creo que adoptiva, ya vislumbro la claridad. Llevo muchos lustros campando por estos lares y, a pesar de las reticencias de algunos nativos (los menos, pero alguno conocido), he procurado comprender su lengua vernácula a un nivel de entendimiento, eso sí, un tanto corto de momento, pero dame tiempo; otra cosa es la lectura de sus escritos que se me antoja una labor un tanto harto difícil.

        Te explico como he llegado, esta misma mañana, al quid de la cuestión:

        Me asomo a la ventana de mi vivienda y, ahí, siguen impertérritas, ya un tanto ajadas por el paso del tiempo, aunque su justa demanda persiste. La verdad es que, yo, llevaba años viéndolas pero no las presté demasiada atención (hasta que tú me visitaste y me preguntaste al respecto) ya que al ser de color amarillo y con sus caracteres los cuales escritos en latín auténtico, que tendrían que ver con algún asunto de apoyo al Vaticano, que como bien sabes su bandera comprende dicho color. ya sabes que el cristianismo relacionaba al color amarillo con el azufre de los infiernos del conocido satanás (lucifer, diablo, demonio, luzbel, belcebú, etc., no será por nombres), con lo cual es chocante que la Santa Madre Iglesia, Católica, Apostólica y Romana incluyera dicho color en su bandera, pero claro, como dice el dicho: “doctores tiene la Iglesia.”¿Será por el color del oro que tanto atesoran y disfrutan?

        También, con una bandera amarilla se avisaba de la existencia de epidemia durante la Edad Media, incluso los apestados y los herejes vestían con chambergos amarillos.

        El color amarillo, “de entrada (OTAN NO)” da mal fario, sobre todo en el elenco del mundo de la farándula debido a que el Moliére murió, dicen, después de una representación  de su obra –sirva de paradoja– “El enfermo imaginario” en la cual salía a escena, para representar, con ropajes amarillos. Por no hablar de los sindicatos amarillos o de la prensa amarilla (creo que es peor la rosa).


        Son ya muchos los años de postulado, pero tirando de memoria (¿en qué quedó la histórica?), y volviendo, en plan revival (pronunciad, más o menos, “rivaival" los no bilingües), a principios de los ochenta, resulta que, mediante colecta popular y sin apoyo oficial aparente, se alcanzó el fin que se perseguía. Mucha gente de por aquí, de los que miran más hacia arriba (geográficamente hablando  y no necesariamente creyentes), fueron felices cviendo en TV3 las emisiones durante un largo periodo de tiempo (el hombre del tiempo, decían estos televidentes adictos, acertaba más que el de las otras).

        Luego llegó la censura de las ondas a causa de las nuevas frecuencias televisiones autonómicas de cada autonomía, y se acabó la fiesta. Entonces  comenzaron a aflorar en los balcones, de la capital de La Plana, las colgadas telas amarillas con grafía en negro.

        Pues sí, Rebocato, por fin lo he entendido; hay que ser bestias, cierta gente no contenta con que ya no se reciban las ondas voluntariamente aceptadas por cada cual en su receptor y a pesar de no contribuir, en su día, ni con un duro al alzamiento del repetidor en el Bartolo, se ponen a reivindicar cual banda terrorista. Inadmisible la provocación hacia aquellos que en su día se rascaron, voluntariamente, el bolsillo por el bien común de: Formar, Informar y Entretener, que son los tres pilares básicos de la caja tonta, al menos, es lo que decían los mandamases de entonces, la del antiguo régimen y televisión única y que reunía a las familias alrededor de ella. Ya lo dice el dicho: "La familia que permanece unida odia unida".
        Que los gerifaltes por intereses autonómicos/ económicos corten la señal vale, sus motivos por el interés general del personal autonómico tendrán, pero que la gente sencilla reivindique voladuras ya pasa de  castaño oscuro.

        Me explico: me asomo de nuevo a la ventana y veo la provocadora reivindicación en sendas telas atadas a dos rejas de los balcones de sus respectivos pisos del edificio de enfrente al mío que rezan (es un decir): “VOLEM TV3”; y, gracias a mis avances en la comprensión (sin compresión alguna) del idioma de los autóctonos de por aquí, postulo yo: si MARCOS en catalá es MARC, por deducción lógica VOLEM en castellá será VOLEMOS, no es necesario tener muchas luces para llegar a esta conclusión, ni de ponerse a tirar del traductor de la red softcatala.

        No entiendo el empeño de esa gente (tan retrógrada, tan proterva y tan en contra de la libertad de las ondas) por la destrucción; si a nadie se le obliga/ba a ver TV3 ¿Por qué claman en las pancartas amarillas de los balcones volemos el repetidor (otrora emisor de TV3 y recientemente amnistiado por los tribunales para emitir de nuevo) del Bartolo?.

        Me dan ganas de escalar las fachadas  y atarazar todos los malditos trapos amarillos para así convertirme en el adalid –sin tratar de hacer sombra al Caudillo Mas con su proyecto hacia el camino a ninguna parte en catalunya– de la libertad de expresión de por aquí. No quiero que vuelen TV3 (VOLEM TV3), como reivindican las pancartas amarillas de marras.


El Serradal (arrabales del Grau) a 31 diciembre 2012

PD1.- Este libelo empezose a escribir el 21 de diciembre de 2012 día del fin del mundo, según los mayas, y que no llegó al acabose (el mundo, el escrito si), pero algo querrían decirnos los mayas de marras, ya que, por estas fechas, han acontecido fenómenos extraños y paranormales por las tierras del litoral, tales como que algunas gentes no correspondían, como Dios manda, a las buenas intenciones de las reiteradas felicitaciones navideñas de uno, con lo que incitaban a que este uno tuviera o tuviese que acercarse a sus casas a felicitarles las pascuas personalmente  y, ya de paso, comprobar si en sus balcones tuvieran o tuviesen los trapos amarillos incitando a la voladura de TV3.

PD2.- Posiblemente algunos de los paisanos de Rebocato, residentes  en la Meseta, tengan problemas a la hora de asimilar esta perorata; no obstante lo tendrán mucho más fácil, los muchos de ellos que, en verano, visiten las magnificas playas de este lugar, en el cual se exhiben las pancartas de marras.

               HistoriasdeRebocato@dic-12