8 de agosto de 2022

REBOCATO EN PÁRVULOS

                      

                          


                              REBOCATO EN PÁRVULOS

 

  

 

            INTRODUCCIÓN:


    Muy buenas (y buenos), los que pensaban que lo peor del verano  –calor a mansalva mañana, tarde y noche–  ya había pasado…. van dados, resulta que, nuestro amigo Rebocato, vuelve a la carga después de tomarse un año sabático. (Parece ser que el origen del año sabático lo instauraron los hebreos hace la tira de siglos. Ello es debido a que, después de trabajar, aquellos, en el campo durante seis años seguidos sacando adelante las cosechas agrícolas, al séptimo año descansaban y dejaban las tierras un año en barbecho para que se recuperaran (las tierras y ellos sin faraón de por medio, claro). Nuestro labriego castellanoviejo si que dejaba –año sí, año no– tierras en barbecho, alternando hojas de tierra labrantía, pero, jamás de los jamases, dejo de labrar y cosechar al séptimo año, ¿sería porque era católico –y mucho– en lugar de hebreo?).

 

PD.- No sabemos que coño pintan aquí los hebreos de la tan traída y llevada diáspora, porque la historia con la que ha vuelto al tajo nuestro amigo (el cual suele irse a menudo por las ramas complicando la lectura de las historias) es de cuando él militaba en párvulos. Como un “párvulo tonto”, que diría su madre. "Mi mamá me mima".

 

 

            Saludos     

                      


                                       REBOCATO EN PÁRVULOS

 

 

Lejos estaba de imaginar nuestro amigo Rebocato –en su primer día de escuela en el que acudió, con gran ilusión y bastante timidez, con sus 5 años en canal, a las magnificas escuelas de nuestro pueblo castellanoviejo edificadas, como ya se ha dicho en este Blog , valga la redundancia, durante la II República bajo el mandato del Alcalde de la localidad que era, en aquel tiempo y lugar, el hermano mayor de nuestro labriego castellanoviejo y, por lo tanto, tío carnal de Rebocato, este empezó su formación académica, en dicha escuela, concretamente, como mandaban los cánones, y cañones, en el aula de párvulos con chicas y chicos juntos– que tendrían que transcurrir unos 14 años más, para coincidir con féminas, compartiendo materias de estudio, en el mismo aula, justo cuando él comenzó a cursar C.O.U. en Madrid.

 




PIE DE FOTO.– Las escuelas vistas por la fachada donde está ubicada la puerta principal de acceso a su interior. Reseñar que, en el lateral derecho, existe otra puerta de acceso, obviando aquello del dicho de: "Casa con dos puertas, mal es de guardar", título, por otra parte, de una obra de Calderón de la Barca.


Rebocato, después de su paso por la escuela pública de nuestro pueblo castellanoviejo ,donde dio una tabarra considerable hasta los 13 años, continuó con su formación en Madrid tratando de pulirse  –cosa que no llegó a lograr del todo– eso sí, aprobando todos los cursos en junio para, en las vacaciones lectivas, volver de Madriz al pueblo con el fin de ayudar a sus padres en los quehaceres cotidianos que tenían lugar con los entretenimientos estivales (ríase usted de los hebreos de años sabáticos de antaño) de la recolecta veraniega de: mieses, garbanzos y patatas. Acciones de trilla, aventeo y metida de todo lo recolectado en desvanes, sobraos, pajares y portadas de la casa. También se ejercía la vendimia, tala de pinos y desramado de pimpollares, cava (nada que ver con las cuevas donde se elaboran ciertos vinos) de los cejos de las caceras, etc., (Ríase usted de la comparación existente de las actividades que se llevaban a cabo en los campamentos de la OJE de entonces, con flechas, arqueros y pelayos, entonando cantares en, la relativamente cerca de nuestro pueblo castellanoviejo, Sierra de Guadarrama, al calor de las hogueras y formando junto a los compañeros que hacen guardia sobre los luceros…, a los cuales (a los campamentos) pocos niños, afortunados ellos, de nuestro pueblo castellanoviejo podían acudir. Normalmente los que disfrutaban de los campamentos de verano, eran hijos de padres no labradores, y por lo tanto estos no necesitaban ayuda laboral veraniega de sus cachorros (aunque había excepciones, claro está). No obstante, Rebocato, alguna noche iba a dormir a la era con algún que otro hermano mas mayores para cuidar del trigo ya aventado; allí, esas noches, veía,  él, brillar de maravilla a los luceros, y sin necesidad de realizar formaciones de prietas las filas, recias marciales…. 

 


PIE DE FOTO.– Las escuelas vistas por la fachada de las aulas y del patio del recreo. 


Rebocato acudió a párvulos en su primer día lectivo (no todo iba a ser tirar de hoz  –que en aquel entonces ejercía con hoz de dientes dada su corta edad– por los rastrojos; arrojar “cantos” –un saludo al ex-Jefe de Ingeniería de Rebocato que atiende, cuando quiere, por ese su apellido paterno entrecomillado– a los perros y gatos, entonces esas acciones no eran delito; echar de comer a las bestias y bichos de casa; acudir a la iglesia con el fin de rezar el Santo Rosario y oír la Santa Misa; jugar a la pelota a mano en el trinquete, cuando te dejaban los chicos mas mayores del pueblo) de clase, uniformado con su característico babi/ unisex (aun quedaban lejos la Constitución de 1978 y la aprobación de la Ley de Igualdad de 2007 que nos equipararía a todo tipo de sexos habidos, por haber y por venir –con y sin porvenir–); una cartera, que portaba asa en mano, heredada de sus hermanos que le precedían (ecologismo puro y duro, y optimización de recursos), como casi todo lo que yacía en su  interior, a enumerar: un cuaderno de escritura; una Cartilla Primera, una pequeña pizarra enmarcada en madera y su pizarrín correspondiente, un lápiz (cortado por la mitad por nuestro labriego castellanoviejo por si lo perdía), la clásica goma de borrar Milán 430 (a veces daban ganas de comérsela por la falta del acceso a posibles caramelos y gominolas -estas creadas a principios del siglo XX pero que tardarían en llegar muchos años a nuestro pueblo castellanoviejo, posiblemente, con el fin de evitar potenciales caries, en aquellos tiempos no estaban las gentes para zalamerías-), un moquero ubicado en uno de los bolsillos de su babi…. en fin , se encontraba nuestro amigo en perfecto estado de revista para recibir su primera clase lectiva.

 

 


PIE DE FOTO.– Pizarra y pizarrín.



LA MAESTRA

 

La maestra de párvulos era relativamente joven, soltera, y no se le vislumbraba novio alguno en lontananza. Llegó a nuestro pueblocastellanoviejo y se acomodó (no de okupa, “movimiento” –nada que ver con el Nacional de aquí durante la Dictadura del general+ísimo Franco– que empezó en Europa en el siglo pasado, concretamente en los años 60 y en España en los 80  –aquí siempre vamos un tanto retrasados con respecto a Europa–) en el mismo edificio de la gran Casa Consistorial, nata de 1905.  Existían en esta, entre otras estancias, al menos dos viviendas para albergar a los maestro/as que no dispusieran de casa en la localidad, bien en alquiler, bien en propiedad. Hasta el médico y el párroco disponían de casa municipal. La del cura, con huerto adyacente, ambos, ubicados al lado de la iglesia, y la del médico junto a las Casas Nuevas, con un pequeño parque de separación entre las Casas Nuevas y con sala de espera y consultorio incorporados en la misma casa.


La maestra poseía un moño de tamaño considerable, lo que le daba un aire a la reina egipcia Nefertiti cuando esta calzaba sobre su cabeza, el gorro egipcio de antaño. Ese curso de inicio de formación de Rebocato (no nos engañemos: la formación se recibe en los centros escolares pero la educación, en un porcentaje altísimo, se absorbe en la propia casa de cada cual, digan lo que digan los expertos en el tema) algún párvulo avezado –no digamos malintencionado dada la corta edad del párvulo de marras– la bautizó con el mote de “moñocrudo”. Muchos años después (en realidad 45 años ya transcurridos desde párvulos, dado que era la celebración en nuestro pueblo castellanoviejo de los quintos/as de Rebocato de los 50 años) nuestro amigo en dicha reunión, de comida en confraternidad quintera, dijo lo de “moñocrudo” de la maestra de párvulos y apenas nadie recordaba el apodo, los otros, posiblemente, iban bolingas.

 

Empezaron las clases, a lo largo de los días del curso escolar, con la Cartilla de Primer Grado, primero aprendiendo a conocer y vocalizar  las vocales, luego las consonantes, después las sílabas de consonantes unidas con las vocales:


-La con la A“MA”

       -La con la E“ME”(Aquí Rebocato pensó: Esto ya va tomando sentido, es verdad que MAMÉ un poco de recién nacido, después me criaron con Pelargón de ahí mi cabezón, ya que mi madre calzaba 42 años y 12 hijos, a falta del 13 que aún se resistía en venir al Valle de Lágrimas, este).

 

-La con la I:  “MI”

-La con la O“MO”(Aquí, con estas dos sílabas juntas, Rebocato se acordó de su hermana pequeña –aunque 4 años mayor que él– a la que apodaban en casa sus hermanos, "cariñosamente", como “mimosa”)

-La con la U: “MU” (Aquí Rebocato se acordó de las vacas de su padre, –nos referimos a nuestro labriego castellanoviejo, no al supuesto toro padre de las vacas, aunque el veterinario de iguala del pueblo ya ejercía sobre las vacas inseminaciones artificiales–).

 

Nuestro amigo pensaba: “esto está chupado, solo existen 5 vocales, aunque, tal vez, haya demasiadas consonantes”. Años después, en mayo de 2011, visitando Praga donde cencerreaba su hija mayor de beca Leonardo, se enteró de lo siguiente: En el idioma checo existe una palabra difícil de pronunciar que está formada por once consonante seguidas (Rebocato, a pesar de su paso por párvulos en la escuela de nuestro pueblo castellanoviejo, fue incapaz de pronunciarla por muchas “pivo” –cerveza en checo, lo mas parecido a “pivo” que había oído decir Rebocato hasta entonces era: “pivón”– que hubiera trasegado al coleto y mucho menos tratando de ayudarse por la ingesta de esa otra bebida espirituosa nacional de por allí, que por cierto, es una bebida imbebible y que atiende por Becherovka)dicho palabro es: 'odčtvrtvrstvit'Su significado, decían por allí, es: “descuartizado”, o algo así, no nos extraña (ahí es ná, ¿alguien lo mejora?) incapaz de pronunciarla, por mucho empeño que pongas, aunque te amenacen con acabar “descuartizado”.

 

PIE DE FOTO.– El brebaje que se meten al coleto los chicos checos. Parece ser que un farmaceutico checo que atendía por Becher lo empezó a vender para curar dolores de estómago. Ante el éxito de ventas (no sabemos si realmente todo el que lo consumía tenia problemas estomacales o si era porque le gustaba su contenido alcohólico) con el transcurrir de los años empezó a consumirse como licor espirituoso. La receta es secreta, como la de la Coca-Cola.

Esto viene a cuento porque antaño algunas madres –incluida la de Rebocato– si de niño tenias obstrucción intestinal, te daban, de Pascuas a Ramos, un sorbito de anís. Años después, no sabemos si porque esa terapia le fuera aplicada a alguno de los componentes de Los Brincos, estos sacaron la canción: "Un sorbito de champagne").


El aprendizaje de los números y las letras proseguía en la escuela y, al sentir de Rebocato, la cosa se fue complicando al ir uniendo las sílabas aprendidas para formar oraciones, aunque Rebocato no padecía carencia de estas, ni en la  escuela  ni en la iglesia:

 

–“Mi mamá me ama”. (Aquí Rebocato y la mayoría de párvulos/as pensaban: “pero si yo llamo a mi madre “madre”, lo de “mamá” es como llaman a su madre los hijos: del médico, del boticario, del veterinario, del practicante, de los maestros, y los de los “señoritos del pan pringao” emigrados a Madrid y que volvían al pueblo en los veranos… ¿y los del cura? ah! no, eso no procede por lo del celibato”).

 

–“Mi mamá me mima”. (Aquí Rebocato barruntaba. ¿me mima?’ pero si me mete unos zapatillazos de la órdiga –cuando hago una pifia– que tiembla el basto, y mis posaderas, por supuesto”)

 

Vamos a obviar las respectivas y acompañantes frases de:

 

–“Yo amo a mi mamá”

–“Yo mimo a mi mamá”.

 

En fin, todo eso resultaba un tanto surrealista para Rebocato, a pesar de que no sabia, ni por asomo, nada del franchute André Breton y ni de su manifiesto surrealista, ni falta que le hacía en aquel entonces, y ahora puede ser que menos aún. Añadir que, al sentir de Rebocato, cuanta pedantería rezumamos, por Dios Bendito.

 

 

 

EL MOQUERO VOLADOR

 

Rebocato y a otros párvulos, les dio la tontuna de :  antes de acabar la clase, atarse el moquero de tela (lleno de mocos, secos o no) al tobillo de la pierna derecha (en aquellos tiempos la izquierda mejor no mentarla) con el fin de que, al salir de la escuela a la calle y empezar a apretar a correr, cada cual, a su casa respectiva para poder comer, lo antes posible, el cocido diario, menú único de diario de mediodía, excepto los domingos y fiestas de guardar . Pensamos que, ello era debido a que, las pobres criaturas, de esa manera trataban de emular a Aquiles (no al Tío Aquiles de los Chiripitifláuticos, sino a “el de los pies ligeros” y el de su célebre vulnerable talón, que todo hay que decirlo) del que, los párvulos coetáneos de Rebocato (ni este mismo), tenían la mas mínima remota idea de su existencia. Esa mañana “moñocrudo” escribió, con tiza, varias sumas simples (de dos dígitos –uno arriba y otro abajo–) en la pizarra del aula (en nuestro pueblo, en aquel entonces, no se les definía de esa manera, eran encerado y escuela a secas) e iba sacando a los párvulos, de forma aleatoria, a la pizarra para que las resolvieran “in sito”, de uno (o de una) en uno (en una), resultando que Rebocato, nada más acabar de atarse el pañuelo en su tobillo derecho, fue llamado a salir a la palestra para que tratara de resolver su simple suma adjudicada. Nuestro amigo, sin tiempo de reacción, ni hizo ademán de desanudarse el moquero del tobillo y, con toda la cara tornándosela roja por la timidez avanzó, lentamente, hacia la pizarra. 

Como su suma estaba en la parte alta del encerado, la maestra le dijo que se subiera a una silla para proceder a la resolución de la operación, la cual era 6+3=. Rebocato cogió la tiza se encaramó a la silla, y sin contar tan siquiera en voz alta, ni valiéndose  con los dedos de su mano, escribió directamente un 9 como resultado. Todos se quedaron estupefactos, incluso la maestra, ante la resolución tan rápida de la suma, por el del moquero atado. La maestra le preguntó que como había resuelto la suma tan rápidamente sin contar tan siquiera en voz alta, y que si alguien le había soplado el resultado cuando se dirigía hacia la pizarra. Nuestro amigo, aún subido a la silla y rojo como un tomate por la vergüenza de su moquero atado al tobillo con restos de mocos secos a la vista de todos los párvulos/ as (reseñar que las párvulas estaban  sentadas en mesas comunes en la parte delantera de la clase junto a la mesa de “Moñocrudo” y la pizarra, y los párvulos en las mesas de detrás –tal cual como las mujeres y los hombres en la iglesia de nuestro pueblo castellanoviejo–), se mantuvo estático, cabizbajo y bloqueado sin decir ni “Mu” (sílaba que había prendido a leer recientemente). Pensaba en que la noche anterior, antes de cenar, cuando nuestro labriego castellanoviejo le puso en el encerado de madera de fabricación casera, sito en el comedor de la casa, unas sumas entre la que se encontraba el 6+3, y de esa casualidad, a la mañana siguiente,  resolvió en la pizarra la suma de la escuela en un santiamén. (Recordar a los lectores de este Blog que nuestro labriego, todas las noches  –después de labrar en el campo– antes de cenar ejercía de maestro en funciones con sus diferentes hijos/as, con los pequeños antes de cenar, con los mas mayores después de la cena).

 

A resultas de esa exitosa operación de suma simple, Rebocato adelantó tres puestos en el parvulario y paso a la primera mesa grupal de chicos. 


Al día siguiente uno de los párvulos adelantados se mofaba de nuestro amigo y le decía que su silla estaba bailando, y que ese adelantamiento no le duraría dos días, y que, como la silla de Rebocato estaba cerca del borde de los ladrillos que delimitaban la ubicación de la estufa de leña, que él (nuestro amigo) algún día se caería y que se rompería la cabeza contra el borde de los ladrillos, y que le tendrían que poner una cabeza de goma, y que él conocía un caso que le ocurrió a un chico en otro pueblo (no aclaró si fue a causa de otro adelantamiento escolar parvulario). Tanta tabarra le dio a Rebocato que, este, sin decir ni "MU" se levantó de su silla se acercó, lápiz en mano, hasta su compañero incordiante y le pincho, con la punta roma de la mina del medio lápiz, en la base del cráneo (menos mal que el agredido era de cabeza dura y no sufrió trepanación alguna). Se acabó el cachondeo.  Un lloriqueo. Un pequeño revuelo en clase. En fin, cosa de críos. Mano de Santo. Rebocato hasta fecha de hoy no recuerda que haya vuelto a agredir, de forma física, a parroquiano/a alguno/a, y él, si ha sido agredido, que eso ha ocurrido al menos unas cuatro veces durante su juventudbaila estando de jarana y pasado de cubatas (por ejemplo leed la entrada de este Blog “Los chicos de don Blas” publicada el 3 de agosto de 2014), jamás de los jamases respondió con violencia física a sus agresores. En fin, como le decía a Rebocato su abuela materna: “Bendito, bendito, tú si que eres bueno y no el alípede (en realidad la abuela solía decir "alipende") del hermano que te precede que, junto a sus amigos, robó los higos de las higueras de la cerca del abuelo durante la celebración de la Misa Mayor del 15 de agosto, para mas INRI”.

 

 

LOS REYES MAGOS:

 

Unos mese después, pasadas las vacaciones navideñas –Reyes incluidos– nuestros párvulos retomaron la actividad escolar. La maestra les enseñó un ábaco de alambres verticales con bonitas bolas móviles de colores, el cual acabó con telarañas porque nunca lo volvieron a usar. durante el curso. Antes de eso preguntó a los alumnos que qué tal habían pasado las navidades (con alguna matanza de cerdo de por medio). Luego, uno a uno,  les indagó sobre lo que les habían “echado” los Reyes Magos. En aquel tiempo y lugar pocos niños de nuestro pueblo castellanoviejo recibían regalo alguno en sus casas, y fuera menos, si acaso algún caramelo, una mandarina, mazapán y poco más. Alguna párvula empezó a decir que si una muñeca (posiblemente vestida de azul –dado el régimen político imperante en aquel entonces– con su camisita y su canesú). Nada que ver, la muñeca, con la ansiada, y polémica, Barbi Superstar, la cual aunque ya tenía, con Rebocato en párvulos, dos años de existencia (se creó en 1959) las buenas gentes moradoras de aquellas tierras ni sabían de su existencia (de la de la Barbi) ni se la esperaba (como la respuesta de “ni está, ni se le espera”. Una frase que, posiblemente, paró el golpe de Estado y que pronunció Sabino Arana en el palacio de la Zarzuela, en la noche del 23F, ante la pregunta telefónica que le espetó el general Juste jefe de la División acorazada Brunete, sobre la presencia o no, esa noche, del general Armada en la Zarzuela) y pocos parroquianos/ as estaban dispuestos a gastarse, tontamente, unas cuantos duros en la compra de dicha inútil muñeca. Otra que si un abrigo. Otra que si un maletín para la escuela. Algún párvulo que si un balón. Otro que si una escopeta con tapón de corcho atado para que no se perdiera al dispararlo (ecologismo puro y duro con el fin de ahorrar munición). Otro que si un revolver de mentira, como la susodicha escopeta. Estando metidos en estos bretes llega el momento de turno de preguntar a Rebocato, y claro, este, ante la pregunta, por vergüenza torera mintió. Menos mal que calzaba 5 años –bueno, le faltaban dos días para cumplir los 6– y, hasta los 7 no se tenía uso de razón, que era el momento de asistir a la catequesis, confesarse y tomar la Primera Comunión. No obstante, hasta cumplir los 7 años podías mentir y si la palmabas no acababas en el infierno, ibas (en aquel tiempo sin IVA) al Limbo de los Justos, un sitio que nunca estuvo claro que es lo que era en realidad, ni donde estaba ubicado –de ahí lo de: “Estás en el Limbo”–  En fin, allí iban los niños que morían: antes de ser bautizados y los menores de 7 años sin haber llegado al uso de razón. El Papa Juan Pablo, en 1992,  inició los tramites, y Benedicto XVI, en 2007, dio el visto bueno al documento de la Iglesia Católica en el que se negaba la existencia del Limbo. Ahora los niños que fenecen: antes de ser bautizados y los que no tienen uso de razón, van directamente al Cielo sin tramite burocrático alguno. Optimización de recursos, de nuevo.


Nuestro amigo mintió ante la pregunta del regalo de Reyes recibido (en realidad no recibido), porque dijo que le habían regalado un balón, cuando en realidad le dejaron en sus zapatos de domingos y fiestas de guardar: unos pocos caramelos, una mandarina, algún higo seco, alguna castaña (no pilonga, con cáscara)… resumiendo: lo típico de todos años en esas fechas. Después, a la hora del recreo en la pradera de las escuelas, a Rebocato algún párvulo le indagó sobre el balón de Reyes, y que cuando iba a llevarlo a la escuela para jugar al futbol todos con él. Nuestro amigo dijo que iba a esperar un tiempo para sacarlo de casa con el fin de que no se le pinchara. Él ya estaba pensando en que, llegado el mes de agosto como todos los años, acudiera al pueblo, venido de Madrid donde tenían varios taxis con sus correspondientes taxistas –hasta el hermano número 5 de Rebocato ejerció de taxista con ellos, y acabó comprándoles uno de los taxis y su correspondiente licencia para ejercer, él, de taxista autónomo por las calles y barrios de Madrid, en vez de continuar como asalariado– un matrimonio que eran tíos de su madre (de la de Rebocato, no queremos dar a entender que fueran malas personas los tíos), los cuales, como no tenían hijos, todos los veranos, en el maletero de uno de los taxis llevaban balones de goma desde Madrid a nuestro pueblo castellanoviejo, con el fin de regalárselos a sus sobrinos nietos mas pequeños, incluido Rebocato. Este contemporizaba dándoles largas a sus amigos párvulos anunciándoles (cual Ángel Gabriel) :  “en agosto, cuando terminemos de barrer la era sacaré el balón de casa”. En fin, mentiras piadosas debido a que a esa edad Rebocato no pecaba por mentir, y si la palmaba iba derechito al Cielo, previo paso por el Limbo, claro. Aún no estaba ejerciendo Benedicto XVI para anular el Limbo, total para lo que curró como Papa…..se echó a un lado y dejo sitio al pibe Bergoglio (Francisco I, no confundirlo con el rey de Francia que atendía por ese nombre, al que, antaño, Carlos I de aquí y V de allí, le dio unas lizas considerables en los campos de batalla).

 

Resumiendo que los Reyes Magos en nuestro pueblo castellanoviejo, si no eras hijo de médico, practicante, boticario, veterinario, maestro, tabernero, tendero, pescadero, etc., no eran demasiado halagüeños con los mocosos del lugar. Te portaras como te portaras a lo largo del año. Por otra parte, los Reyes, no tenían posible competencia por aquellos lares, ya que, a los barrigudos llámense: Papá Noel, Santa Claus, Viejito Pascuero, San Nicolás, etc., no los conocía ni Dios.

 

    Finiquitando: al sentir de Rebocato la maestra de párvulos fue buena, al menos no pegaba a los párvulos/as y los trataba con mas cariño que el que recibían (sin tratar de generalizar, por supuesto) los alumnos en sus propios hogares. Al menos, mientras estaban en clase, no curraban y tenían tiempo libre para jugar en los recreos, y no les calentaban con "zapatilla por detrás" (Un lúdico, y agresivo juego, con el que se entretenian los zagales del lugar). Un pero, la maestra los enseñó una canción que, al sentir de Rebocato, es de lo mas horrible que ha escuchado nunca jamás. La canción empezaba así: “La otra tarde en el parque tres cuclillos vi, que cantando y bailando decían así……”. 

    Rebocato ha tratado de buscarla por Internet y no ha logrado dar con ella, ni tan siquiera la letra. 


    PD.– Desde aquí, Rebocato, pide ayuda a ver si algún lector de este Blog la encuentra o alguno de sus compañeros/as de párvulos/as la recuerda y se la canta,

 

Cuan duros eran aquellos tiempos, y que lejanos quedan, afortunadamente.

 


          HistoriasdeRebocato@agosto2022